Metidos ya en plena Semana Santa, los políticos siguen su particular hoja de ruta como las guías Michelín que en su época adornaban los salpicaderos del coche en el que convivían la familia al completo “disfrutando” de su viaje de retorno al pueblo o de la búsqueda de una playa en la que refrescarse y broncearse. El tiempo pasa, pero las ganas de unos días de vacaciones son la mismas; es indiferente que llueva o haga sol, días libres son sinónimos de escapada. Más o menos es lo mismo que ocurre a los políticos de primera fila, ellos tienen su particular y peculiar hoja de ruta y les da lo mismo que venga tormenta, incluso vendaval, ellos… a lo suyo.
Estos días se ha visto a Yolanda Díaz en la presentación de Sumar y algo hay que reconocerle a la ministra, ella va a su aire. Le da lo mismo Podemos, PSOE… la Internacional, su objetivo es la Moncloa y ya tiene el camino marcado en su GPS. Le es indiferente que sus compañeras de fatiga hayan convertido Barcelona en una ciudad sin ley, la oposición de Madrid esté en peligro de extinción o Valencia se deje absorber por Barcelona. Allí se subieron todos al estrado con el fin de mostrar su apoyo a la ministra de asuntos guays dándose un chapuzón de aplausos procedentes unas masas enfervorizadas que en la mayoría de los casos no sabían ni lo que aplaudía, porque si lo supiesen no se atreverían si quiera a salir en la foto. O sí; nunca hay que morder la mano que te da de comer, y en este caso, se da mucho y a todas horas.
Pero no solo ‘Yoli’ es la que continúa como si los problemas de los ciudadanos no fueran con ella. Más arriba, donde las únicas elecciones que se van a celebrar son las municipales, porque hace algo más de dos años, Urkullu decidió que le venía bien, a él… claro, adelantar las elecciones, el ambiente también transcurre ni fu ni fa. El Partido Nacionalista Vasco juega tranquilo porque bien que se encarga de tapar lo que no interesa que se sepa. Y como no hay más ciego que quien no quiere ver, todo marcha como la seda. Todo menos cuando le toca a uno mismo, entonces ya no es oro todo lo que reluce y por desgracia, se está convirtiendo en algo habitual las peleas o robos a mano armada en cualquiera de las principales ciudades vascas.
La pasada semana, un propietario cualquiera, de un bar cualquiera de San Sebastián, denunciaba en Twitter que frente a su local se había producido una nueva agresión con arma blanca y su comentario “¿otro caso puntual?” definía a la perfección las directrices del Gobierno Vasco, unas pautas en las que se saca a relucir lo que interesa y lo que no, como si no existiera, como si se tratara de algo esporádico. “Ustedes se están inventando esas cifras” se ha oído más de una vez en el pleno del Ayuntamiento de Bilbao.
Pero es que, en la capital vasca, las cosas trascurren por los mismos derroteros. La antaño ciudad más verde de España continúa siendo verde sobre el papel o más bien, a costa del ciudadano. Las últimas políticas urbanísticas enfocadas a hacer lo que sea con tal de parezca más eco-friendly, han convertido Vitoria en un auténtico caos dejando a sus habitantes, como suele ser habitual, es un segundo o tercer plano. En cualquier caso, no es nada en las instituciones alavesas cuyos dirigentes lo único que defienden son unos intereses partidistas en los que hay que acatar lo que dicen los de arriba, mientras el vitoriano de a pie se dedica a esquivar patinetes o bicis cada vez que desea salir a dar un paseo. Eso sí, un paseo al estilo Agenda 2030, que es lo que queda bien de cara a la galería. En cualquier caso, los que mandan en el Partido Nacionalista Vasco, deberían de revisar hacia dónde dirigen sus objetivos. Los ideales de lo tradicional y la vieja ley van quedando cada vez más apartados.
La izquierdización de la derecha se está haciendo excesivamente palpable en el partido de Sabino Arana que, si levantara la cabeza, quizás la volviese a ocultar con tal de no ver como el tejido empresarial vasco está desapareciendo, como los barrios se están volviendo cada vez más inseguros, como los fines de semana han convertido las mejores calles de las ciudades en auténticos vertederos, como salpican los casos de corrupción sin que nadie diga nada, como se prioriza lo económico sobre lo sentimental (que se lo digan a Euskaltel)… son tantas cosas y a la vez ninguna o mejor dicho, ninguneada. La hoja de ruta está marcada y a ver quién es el valiente que se atreve a salirse por la tangente.
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