El interior de Marlaska

Los problemas o situaciones en lo que se ha visto envuelto nuestro actual ministro de Interior han copado miles de portadas desde que comenzó su mandato el 7 de junio de 2018. Fernando Grande-Marlaska es licenciado en Derecho económico por la Universidad de Deusto y diputado desde 2019, incluso, en la actualidad, lo sigue siendo. Muchos de los lectores de Minuto Crucial no sabrán exactamente cuál es la labor que debe desempeñar un ministro de Interior, por consiguiente, voy a desgranar cuál es su función y así poder comprobar si su ocupación se ha realizado con equidad y responsabilidad. Aunque adelanto que no ha estado nada acertado en su mandato.

Un ministro de Interior del Gobierno de España debe encargarse de la seguridad ciudadana, prevenir y controlar la delincuencia. También debe actuar como mando superior de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado desarrollando las competencias en materia de Administración penitenciaria. ¿Habrá cumplido con todas estas prebendas el ministro Marlaska? Pues parece que este bilbaíno de nacimiento empezó con buen pie, ya que ordenó prisión para Arnaldo Otegi, exmiembro del Parlamento Vasco.

Pero, poco a poco, la imagen de este ha ido deteriorándose tras los múltiples desatinos de este magistrado. Comenzando con el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y con su mismo Ministerio. Ya que la relación del ministro con el Jefe de Gobierno no es demasiado idílica. Sucedió a partir de la “Operación Judas” una operación llevada a cabo por la Policía Judicial y la Guardia Civil a las órdenes del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, donde varios sospechosos fueron detenidos por tratar de alcanzar la independencia de Cataluña. Y en su propio Ministerio, en el año 2020, cuando destituyó a la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, alegando que no se fiaba de ella. Lo que queda claro es que se atrinchera en el cargo a la vez que Sánchez no confía en él.

Marlaska no congenia ni tan siquiera con la prensa. De hecho, en julio de 2022, intentó prohibir a los policías hablar con la prensa con el fin de controlar las versiones oficiales a través del Proyecto de Real Decreto de Incompatibilidades. Su gestión en la crisis migratoria en la valla de Melilla también ha sido un despropósito, ya que acabó con la muerte de 23 personas además de con agentes españoles y gendarmes de origen marroquí heridos. Por esta causa, ha compadecido en reiteradas ocasiones en el Congreso de los Diputados, aunque el ministro de Interior insistía en que no hubo muertos en el territorio español, pero sus argumentos no lograron convencer a los integrantes de las demás formaciones políticas. 

Pero no termina aquí el periplo de catastróficas desdichas de Marlaska, ya que su relación con la Guardia Civil es pésima. Jucil Nacional, la asociación Profesional de la Guardia Civil, denuncia continuamente la nefasta y deplorable gestión que tiene con dicho cuerpo. El abandono es total, empezando por tener que compartir los chalecos antibalas. En 2021, la mitad del cuerpo no tenía chalecos y, en la actualidad, solo reciben la respuesta del Gobierno indicándoles que se están realizando estudios para ver las necesidades de cada unidad, algo inverosímil. Ya no hablemos del fiasco de las pistolas RAMÓN de Emtan de fabricación israelí, una copia low cost de la versión Glock, de las cuales adquirieron 9216 pistolas de calibre 9mm parabelum por la cantidad de 2 millones de euros. Pero ahora viene lo bueno, “TODAS” tuvieron que pasar por el taller. Las destituciones que ha llevado a cabo el ministro Marlaska han sido cuantiosas.

En 2018, destituyó al Coronel Sánchez Corbí y en 2020 al jefe de comandancia de la Guardia Civil, el coronel Diego Pérez de los Cobos y, posteriormente, al Teniente General, Fernando Santafé. Pero, en el caso de Pérez de los Cobos, el deterioro de la imagen de Marlaska es superlativo. Si no lo saben, todo aconteció porque si un Magistrado realiza una investigación en secreto, la Guardia Civil, bajo ningún concepto, puede informar a ningún político. Por lo tanto, el Coronel no podía comunicárselo al ministro y Marlaska lo destituyó de manera fulminante por no notificárselo.

Ahora, 3 años después de enfrentamientos judiciales, el 28 de marzo, el Tribunal Supremo anuló el cese del coronel y Marlaska tendrá que restituirlo en su cargo como jefe de la Guardia Civil en un plazo máximo de dos meses. La cuestión es que, después de su funesta actuación al mando del Ministerio de Interior, el bilbaíno ni quiere ni piensa dimitir. La verdad, no conocemos que habrá en el interior de Marlaska, pero lo que sí hemos podido comprobar es que, posiblemente, pase a la historia como el peor ministro de Interior desde que vivimos en democracia.

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