Las elecciones, en marcha

Hace tiempo, en uno de mis artículos, indiqué la posibilidad de un adelanto de las elecciones. Para cualquier buen observador de las estrategias de campaña, de cómo fluyen las informaciones y del sentido de las mismas, y hasta del protagonismo de éstas, ya se podría decir que la maquinaria electoral está en marcha.

Son muchas las pistas o indicadores que nos harían creer que este hecho se avecina, y que podría ser para primavera, o antes del verano. A pesar de la voluntad expresa de Sánchez por agotar la legislatura éste sabe muy bien que posponerlas puede suponer un varapalo tan grande para su partido que lo dejaría en el peor lugar de la historia de su partido, si no lo está ya para muchos de sus propios votantes y afiliados, por no hablar de una gran generalidad de la población española; aquellos a los que no les regalan el pan de su mesa, la casa dónde viven, la luz o el gas.

La coyuntura económica del país es sumamente delicada, y lo es mucho más de lo que aparentan las cifras. Se encuentra en una contención artificial bajo un suelo hueco que amenaza derrumbe. Ya hablé anteriormente de las nefastas consecuencias para el IPC que tendría la subida de la energía en nuestro país, y ese hecho, también sostenido por un suelo esperanzado en una solución que no llega, está a punto de estallar con una apoteósica subida generalizada de precios que permitiría mínimamente recuperar las pérdidas astronómicas que para la industria está suponiendo este incremento.

Las consecuencias directas de estas subidas serán, aparte de una rebaja en las condiciones de vida, un aumento de la pobreza y una bajada de las ventas, algo que, a su vez, repercutirá en despidos y cierres de empresas. Sólo el turismo, si este regresa con fuerza, puede mitigar mínimamente los destrozos que se avecinan si el Gobierno no pone fin, definitivamente, a esta crisis de los precios de la energía.

Pero el margen de actuación del Gobierno de Sánchez en este aspecto está muy limitado, en primer lugar por las pésimas política económicas que los sucesivos gobiernos han llevado a cabo en esta materia. En segundo lugar por la falta de definición y de sentido de la realidad del proyecto ecologista del PSOE y, especialmente, sus socios, a la hora de imponer una ruta que, lejos de tener la rapidez de conseguir nuevas fuentes sostenibles de energía, ha ido desmantelando, destruyendo y condenando a las que ya tenía dejando en el exterior, a terceros países, la capacidad de producción, con esas mismas fórmulas aquí condenadas, de gran parte de la energía que aquí consumimos.

Pero la estrategia internacional tampoco ha sido el fuerte de este Gobierno, que se ha enfrentado al vecino Marruecos en cuyo suelo discurre el más importante gaseoducto que nos nutre de esta valiosa fuente de energía para industria y hogares desde Argelia. El Rey de Marruecos ya ha mostrado su interés por acercase y mantener un afable encuentro con el Gobierno de España. Ya les adelanto que vendrá sonriendo, y su sonrisa nos saldrá, como siempre, finalmente, sumamente cara. Bueno, comencemos por asumir que Marruecos ya ha pedido revertir la dirección del gaseoducto desde España para conseguir a través de él el suministro del gas que necesita el país tras el cierre del mismo que llegaba al país vecino desde Argelia. En Marruecos los costes los asumirá Rabat. El Rabat de España son los hogares, las familias y las industria.

La situación es delicada. Los presupuestos vendidos como aquellos que más aporte en políticas sociales tendrán de la historia serán, sin duda, los más caros para los españoles por el alto precio que tendremos que pagar a nacionalistas, secesionistas y filoterroristas por su apoyo. Por no contar con los desmanes en las cifras, las subidas de impuestos en el peor de los momentos, y las aportaciones reiteradas a políticas de pasillo, no apoyadas por todos pero impuestas como necesarias, a pesar de que sus niveles de eficacia a lo largo de los años han sido nefastas, según indican todas las cifras.

Al PSOE de Sánchez se le ha atragantado, definitivamente, su pacto de legislatura y sabe bien que sólo el palmazo en la espalda de unas elecciones podría desatracarles. De no hacerlo su muerte podría suponer hasta un sorpaso de una izquierda a su izquierda que vende más humo del que él es capaz de producir y que se prepara para una reconstrucción de sí misma en torno a una líder experta en humos tóxicos y en no acompañar de resultados sus preocupaciones sobre el paro o la igualdad real entre los españoles.

Cuanto más crítica sea la situación política en el país el PSOE pagará con Sánchez, sin duda, los platos rotos de un liderazgo de pandereta en las próximas elecciones. Y serán sus socios los que acaparen con sus discursos la atención de los votantes de izquierdas que dejen definitivamente de creer en los sanchistas. ¿La solución? Posiblemente pase por escenificar una ruptura de Gobierno que también interesa a los de PODEMOS para desmarcarse de tanto desastre. Aunque estos necesitan tiempo, un tiempo que le falta al PSOE para salvarse. Y ya ha comenzado la fiesta.

Por su parte el PP, desesperado por no desangrarse hacia VOX, no para en su empeño por absorber a Ciudadanos y aunar los votos que le presenten como ganador de unas elecciones en las que coronar a su insulso Casado, que si bien ha mejorado su discurso parece más preocupado por el plano que más le favorezca o por lucir la mejor chaqueta de temporada. Todo lo termina con una sonrisa, tras un acuerdo o tras una discusión, como si realmente nada le importara más allá que acabar su discurso. A su sombra una Ayuso que amenaza su protagonismo. Tendrá que hacer uso de ella en campaña para arañar votos, como también debería del Presidente andaluz Moreno Bonilla.

En este caso el PP también podría sufrir los estragos de una mega crisis con el traslado de votos hacia la formación de Abascal como efecto obvio de apoyo a la posición más frentista con el Gobierno y más radicalizada hacia él. Como dijo alguien recientemente, en España no votamos a favor de sino demasiadas veces en contra de. Y si alguien quiere votar en contra del Gobierno y sus aliados en estos momentos la fuerza más enérgica en esta lucha no es la que representa al jefe de la oposición, sino a la formación verde militar.

Y decía al comienzo del artículo que la maquinaria electoral ha comenzado. Bien, a nadie ha pasado desadvertido el acuerdo entre el PSOE y PP para renovar el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo. Comienza la partida. Pero es que, antes de esto, ambos partidos han celebrado sendos congresos en los que no han escatimado esfuerzos por trasladar a sus afiliados la fuerza de la unidad. Vaya, esos afiliados que luego serán mecanismo indispensable para hacer las campañas electorales en la calle.

Pero, además, el protagonismo del PSOE y el PP en medios de comunicación no hace más que ascender desde hace unas semanas hasta hoy, y continúa. Mientras tanto, las últimas informaciones sobre la formación morada comienzan a ser únicamente de temas judiciales, como la reapertura del caso Dina, la expulsión del diputado Rodríguez o la investigación de la financiación de este partido a través de las declaraciones de “Pollo” Carvajal, ex de la cúpula de Nicolás Maduro.

Pablo Casado se ha rearmado en su discurso asumiendo algunos roles protagonizados por VOX hasta hace bien poco ante un Partido Popular que o a reaccionado tarde o lo ha hecho de forma poco llamativa. Comienza a radicalizar su discurso ante PODEMOS y, ante este, es curioso que pide al PSOE de Sánchez responsabilidad, asumiendo en su oratoria que las políticas defendidas por el propio Gobierno no provienen del partido de la mano y la rosa sino del de los círculos, por cierto reconvertidos a día de hoy en cuadrados (ironía).

VOX, auténtico estratega de las redes y del hilado de discursos dirigidos también se unió a la celebración de un encuentro, Viva XXI, quizás para empatizar con el protagonismo de los congresos de la primera y segunda fuerzas políticas del país. Le era necesario. Aunque trascendió más del mismo el baile de la “Macarena” de Olana que el propio contenido del encuentro. No sé bien a estas alturas si el objetivo de algunos medios era distraer del contenido del acto, ridiculizar a la formación o conseguir quitar seriedad a los de Abascal consiguiendo que dejasen de ser autómatas de la Guerra de las Galaxias en su lucha contra el lado oscuro… o más oscuro. Claro que estaban preparando la fiesta de la boda de Ortega Smith y posiblemente les sobrepasó la pre resaca.

Mientras tanto nos encontramos con un Ciudadanos con su ya habitual discurso de lo correcto tan lejano de las enérgicas intervenciones de Arrimadas en el Parlament catalán que su lucha despiadada es por ser escuchada en un país en el que reina el grito despiadado y la confrontación. Posiblemente el momento político y social ante una crisis y tras los estragos de una pandemia en lo emocional estén alejados de ese discurso correcto y lógico, acertado. En momentos de batalla y comenzada la guerra es el peor para levantar una bandera de la paz cuando no se está en poder de cambiar nada hoy por hoy.

Y por otro lado los nacionalistas, independentistas y filoterroristas, que no dejan de lamerse las heridas pasadas mientras el propio Gobierno le pasa los ungüentos y les anima a seguir en su lucha. Eso sí, no dejan de reír con cada conquista y más aún con cada signo de ruptura de una España perdida en Educación, en Historia y en orgullo de sí misma. Esperpéntico.

La maquinaria se ha puesto en marcha. Olona se posiciona por VOX para encabezar la lista de los de Abascal en Andalucía, que serían a finales de 2022, y Sánchez y Casado no tienen tiempo que perder para recuperar posiciones y disponerse para la gran batalla, las urnas. Objetivo, debilitar a todos los enemigos en el camino.

Sólo hay un motivo que podría evitar el inevitable, para el PSOE, adelanto de la convocatoria electoral, que Pedro Sánchez, además de creerse sus mentiras, se crea capaz de ir contra el caos, que se crea capaz de, con su dedo, crear riqueza en medio de la miseria, que se crea con la capacidad de embrujar con sus palabras la voluntad destructora de nacionalistas y de PODEMOS. Sólo un motivo, que se crea realmente un dios.

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