George Soros contra la amistad húngaro-polaca

Según nos cuenta la propia Historia, en el año 2007, concretamente el 12 de marzo, el parlamento húngaro declaró por unanimidad el día 23 de ese mes como el Día de la Amistad Húngaro-Polaca. El mencionado día de hermanamiento entre ambos países, el 23 de marzo, fue correspondido por aclamación cuatro días más tarde por el parlamento polaco, concretándose en el Día de la Amistad polaco-húngara.

En las últimas fechas, estamos recibiendo numerosas noticias e informaciones acerca de las presiones de la Unión Europea hacia los gobiernos de Hungría y Polonia, con relación a condiciones sine qua non que obligan a un rescate encubierto tras las crisis del coronavirus mediante los fondos de la UE, llamados Next Generation EU. Lo dicho coincide prácticamente con el primer aniversario del artículo escrito por George Soros para Project Syndicate (del que se hizo eco en España el diario información generalista del grupo PRISA, El País), cuyo título rezaba lo siguiente: “Europa debe hacer frente a Hungría y Polonia”.

Sin la menor intención de agotar el tema en cuestión, los hechos son los siguientes: Primero: Mañana, 18 de noviembre de 2021, se cumple un año del artículo de George Soros publicado por Project Syndicate y difundido dos días más tarde en España por el diario El País. Segundo: Project Syndicate es una organización internacional de editores que en su presentación en Twitter afirma ser “la página de opinión del mundo, con comentarios exclusivos de líderes políticos y empresariales, académicos, legisladores, profesionales y activistas cívicos”. Tercero: Si investigamos en su time line, encontramos diversas informaciones propagandísticas de la agenda globalista, tales como la reciente cumbre del clima celebrada en Glasgow y denominada “COP 26”, el blanqueamiento de las acciones de terror callejero del BLM o la “elegetebeización” de la sociedad a nivel global. Cuarto: Soros suele tratar en sus artículos de opinión temas relacionados con la Unión Europea. Quinto: Como ya he avanzado, el artículo al que me estoy refiriendo se titula “Europa debe hacer frente a Hungría y Polonia”. Sexto: Soros reprueba a los gobiernos de Hungría y Polonia, calificándolos de “infractores habituales”. Séptimo: Soros muestra una notable preocupación porque “los proyectos de Hungría y Polonia suponen una amenaza a la sociedad abierta”. Octavo: “Sociedad abierta” es una clara alusión a la principal  red de fundaciones (teóricamente filantrópicas) de George Soros, Open Society. Noveno: En la Open Society Foundations (OSF) se incluye la Universidad Centroeuropea (Central European University), con sedes en Viena (Austria) y Budapest (Hungría). Décimo: Viktor Orbán intentó en su día que dicha universidad no se localizase en territorio húngaro. Décimo primero: La justicia europea falló en contra del presidente húngaro permitiendo la presencia de la Universidad Centroeuropea en Hungría. Y décimo segundo: Soros acusa en el mencionado artículo a Orbán de haber construido en Hungría un “elaborado sistema cleptocrático”.

La inquina de Soros hacia Orbán no nos coge a muchos de sorpresa. Ambos, veteranos de la política húngara tienen una relación de enemistad manifiesta desde hace décadas, pudiéndose afirmar que desde entonces son mucho más que enemigos íntimos: dos visiones totalmente opuestas del destino político y económico de Hungría y Europa. Soros defiende la entrada masiva en la UE de los llamados “refugiados” de Oriente Medio, teniendo como uno de los puntos de entrada la frontera de Hungría con Serbia. Por el contrario, Orbán siempre ha estado en contra de que ese punto fronterizo tan crítico se convierta en el acceso de “refugiados” árabes que se introducen en el Viejo Continente, no en pocas y publicadas ocasiones, para instaurar células yihadistas que acaban atentando contra los ciudadanos e intereses económicos de la UE.

Soros tiene un proyecto globalista para Europa contribuyendo a la dilución de los estados nación y pretendiendo que países tan diferentes culturalmente acaten idénticos dogmas de fe de la agenda globalista. Mientras que Orbán tiene un proyecto patriota para Europa, primando el derecho y la cultura propia de los Estados Miembros sobre el de la UE. Por cierto, Orbán se vio obligado a abandonar, motivado por sus propios compañeros de grupo, el Partido Popular Europeo, formación parlamentaria que supuestamente defiende causas conservadoras, que se ha beneficiado durante años de los resultados de presidente húngaro y que, además, no es raro verlos apoyando los objetivos de la Agenda 2030. En añadidura, Soros también ha llegado a tildar como “enemigo de Europa” a Polonia, por lo que no sería de extrañar que en la actual crisis de la frontera Schengen con Bielorusia, tuviese más intereses el propio Soros que Putin o Lukashenko.

La hermandad mencionada en la introducción entre ambos pueblos profundamente conservadores no es de extrañar, ya que les ha unido, durante la Historia reciente, el haber sufrido en carnes propias la represión del totalitarismo nazi y soviético, habiendo estado condenados durante gran parte del siglo XX a ser tutelados por el Berlín del III Reich o por el Moscú de la URSS.  Siendo consciente de dicho yugo,  es perfectamente razonable suponer que dichas naciones se muestren tan reticentes a ser dirigidas por los burócratas de Bruselas, no elegidos soberanamente y tan alejados de la realidad que se vive en otros Estados Miembros. Declarar tan mayoritariamente el Día de la Amistad húngaro-polaca es solo un ejemplo de ello.

Por mucho que, en teoría, la UE garantice plenamente la libertad, la democracia y la economía de mercado, es asumible intuir que ambas naciones defiendan una Europa diversa culturalmente y una mayor soberanía de sus nacionales. Estas teorías patriotas están adquiriendo notable relevancia en países europeos ejerciendo, el establishment de la UE y de sus propios estados, “cordones sanitarios” contra las propuestas procedentes de movimientos surgidos contra la deriva “progre” de las instituciones.  Propuestas patriotas como las de Orbán son legítimamente compatibles con la libertad, la democracia y el europeísmo, ya que se alejan diametralmente de posturas ‘balcanizadoras’ de Europa, netamente separatistas.

“Filántropos” y donantes del Partido Demócrata, como George Soros,  que dicen estar tan preocupados por Europa, a mi modo de ver, están más inquietos por el surgimiento de alternativas patriotas que por grupos que persiguen dividir en taifas y medievalizar las regiones europeas. Y es que, francamente, la verdadera filantropía nace de la voluntad y el desinterés individual del que tiene elevados recursos, no de utilizar cualquier medio, incluidos los de escasa moralidad, para que una institución privada (y supuestamente “sin ánimo de lucro” como la Open Society, de George Soros) contagie sin consulta soberana explícita a los nacionales de los países de Europa el proyecto original del propio magnate, denominándolo como a su propia organización privada: “Sociedad Abierta”.

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