Creo que la RAE patina

Y en en su deslizamiento, abre la puerta para que las palabras signifiquen lo que a uno le dé la gana. Este sólido organismo, referente al que muchos recurrimos cuando algunos grupos dislocados pretenden, con el pretexto de la inclusión, cometer auténticas aberraciones lingüísticas, desde mi punto de vista, patina.

Cada año, este organismo considera y valora el incorporar nuevos términos que sin duda enriquecen nuestro bello y rico vocabulario. Tiene que estar bien arraigado, con su tiempo de pervivencia, para que la RAE le dé finalmente carta de naturaleza. Palabra y definición concreta es lo que buscamos cuando acudimos a él. Así han entrado y aceptado las que en principio suponían la mala utilización generalizada de cocretas o almondigas, aunque a mí el corrector me lo sigue señalando. Este año se han incluido 3.836, frente a las 2,500 del año pasado. La cosa es que no había reparado hasta que han salido al exterior ciertas críticas, por cuanto supone de inconcreta su definición.

Me estoy refiriendo a los términos obispa y cisgénero o sisgenero-Obispa. ¡Qué queréis que os diga! Me suena a avispa por cacofonía. Pero si tiene mucho más calado lo de cisgénero, porque toda palabra en la RAE precisa definición y al hacerla complace a este disloque emprendido. Es reconocer implícitamente como blanco y en botella, que se utiliza el género para referirse a identidad distinta al sexo, pero ligada a aquel y no a lo gramatical. Mucho daño a la mujer que, bajo ese paraguas, llevan a borrarla mucho más que el machismo imperante. O sea que, para definirme yo sería también cisgénero, porque me coincide la estructura fisiológica y lo heterosexual.

No os imagináis el enorme esfuerzo mental que he tenido que desplegar para entender esta entelequia, pero me ha quedado claro que esto adquiere la lógica solidez, dando vuelos a este deseo de ir contra lo establecido, incluso con el Creador. Bueno, aquí patino yo por nombrar al Creador, dado que mi reflexión no se basa en cuestiones morales. Hemos aceptado tantas cosas que podrían no ser normales, pero había que llegar innecesariamente más lejos.  Siempre a tiempo de rectificar y no alimentar tempestades, ya de paso añadiría que la nueva normalidad dado que esperamos y confiamos en su transitoriedad. Tampoco debería haberse incluido en RAE, esto me está rayando, esto sí y de paso deciros que este “finde”, no es nada normal para mí. Confío eso sí, es su transitoriedad.

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