
Mayra Gómez Kemp ha fallecido, sola, como tantos, y está siendo recordada por solo una de sus muchas labores, como tantos. Vivimos en la época de lo inmediato y de la corta memoria histórica, del periodismo fácil, del recuerdo superficial y desganado. Mayra, la del ‘Un, dos, tres’, fue más que eso. Sí, es cierto que fue la presentadora más longeva en dicho programa familiar, pero, además, dentro de las profesiones que desempeñó a lo largo de su vida, estuvo ser actriz, cantante, locutora de radio y presentadora de otros programas televisivos, así como recibió galardones que reconocen su trabajo en la pequeña pantalla.
No hace falta pertenecer a la CIA para encontrar actividades que honren a Mayra con titulares mucho más enriquecedores. Artículos más jugosos sobre su persona y sus trabajos, o incluso que el público al que tanto le dedicó la recordase por todo ello. Pero “es cansao” y, total, vivimos en una sociedad donde se justifica lo que se desconoce con ese mediocre “no es de mi época”. O no se cultiva, entre los propios hijos y jóvenes, un pasado cercano, dejándoles con su banal y efímero mundo de “influencers”, “onlyfaneras”, “reggaetoneros” y demás fauna de esta época, por el castrador intelectual por excelencia: “es que se aburrirá”.
El fallecimiento de Mayra me trae a la mente el momento en que un grande del mundo del cine dejó este mundo. Para ser exacta, quiero referirme al icónico Christopher Lee. ¡Madre mía! Que resonara, cual eco, el nombre de Saruman por todas partes es tan desalentador como cuando Michael Caine anunció su retirada y no paraban de repetir que se retiraba “el mayordomo de Batman”. Dos hombres que podrían llenar un periódico entero repleto de noticias; ya solo las anécdotas de la vida de Christopher Lee, sin entrar en más detalles, darían para eso y más.
¿Saruman? Queridos, Peter Jackson siguió muchas directrices del actor durante el rodaje de ‘El señor de los anillos’, no solo porque era el libro que el icónico actor leía una vez al año por ser su predilecto, sino también porque tuvo la posibilidad de conocer al mismísimo Tolkien. ¿Saruman? ¿Solo eso? El descendiente de Carlomagno, el héroe de guerra que fue jefe de patrulla en el servicio de inteligencia de la RAF, el cazador de nazis, el familiar de Ian Fleming (por la boda de su madre con el tío de este), el fan y veterano músico de metal rock.
Desde luego, Lee tuvo una vida más memorable históricamente que Mayra, pero no por ello nuestra emblemática presentadora multidisciplinar merece el desdén de ser recordada solo por los años presentando el conocido concurso. Sus primeras apariciones fueron como actriz esporádica. Como ya he dicho, publicó un disco, protagonizó películas e incluso obras de teatro, entre ellas The Rocky Horror Show, además de realizar programas radiofónicos. Y ya que a los españoles les encanta el cotilleo de la prensa sensacionalista, nuestra querida Mayra fue familiar de Joaquín, componente del dúo Pimpinela, ya que está casado con una de las hijas del marido -ya difunto- de Mayra.
Pero menudo cotilleo, ¿Pimpi qué? A veces pienso que tengo mil años porque recuerdo personas, acontecimientos, anécdotas, películas y programas de los que casi nadie habla. Mi vida es una continua emisión de “Cachitos”, con Santiago Segura de voz en off incluida; vivo en un mundo que se desvanece incluso entre la gente de mi edad. Por desidia cultural, es más fácil ver a un Broncano entrevistando a Aitana que a un Pablo Motos trayendo a Gloria Gaynor.
Parece ser más satisfactorio ver en redes a una tetona con gafas que muestra sin pudor sus dos únicos talentos que a un artista como Simon Berger, que, golpeando vidrios con un martillo, realiza obras asombrosas. Es menos complicado dejar que los hijos decidan qué quieren ver en sus dispositivos que tutelarles y guiarles. Es más sencillo quejarse de lo mal que va la cultura en nuestro país que seguir, fomentar y apoyar la cultura de verdad, la de ayer y la de hoy. Es más simple dejarse llevar que nadar contracorriente y dejarse a la deriva del olvido generacional.
Hoy Mayra ya no será noticia. Hoy se hablará de otra cosa, la tendencia, el hashtag del día será otro. Hoy, incluso nuestra sonriente calabaza Ruperta ha sido sustituida por las fantasmagóricas calabazas de Halloween. Hoy abandonaremos, una vez más, los recuerdos que un día significaron tanto. Somos la sociedad del olvido, navegando en un océano sin faros, a la deriva cultural, siguiendo los cantos de sirena digitales.






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