Valientes autónomos

Ya se han aprobado los presupuestos. Durante su comparecencia, la señora Montero explicaba muy maja ella que “son los presupuestos que necesita el país en un momento excepcional”.  Después de revisar lo que exponen, he llegado a la conclusión de que: Los autónomos y las Pymes no pertenecen a España, o bien, el gobierno de España ni se ha interesado por lo que realmente necesitan.

Viendo los sistemas fiscales que hay en otros países europeos para este colectivo, donde toda la documentación está mucho más simplificada y los impuestos y cuotas son mucho menores, puedo asegurar que España es el peor país para decidir emprender. Así que, valientes los que emprenden.

Tenemos que recordar que los autónomos no son solo esos consejeros o administradores de las grandes empresas que nos pintan muchos periodistas del progreso en las televisiones, los mismos ‘progres’ que intentan justificar algo que no lo es bajo ningún concepto. Todos podríamos tergiversar las palabras de mil y una maneras, pero la realidad siempre será una.

Autónomos son todos aquellos pequeños comerciantes y trabajadores. El frutero que nos atiende amablemente. El dueño del bar donde paramos a tomar unas tapas y que hace las veces de cocinero, camarero, pinche y lo que se preste. El fontanero que viene un sábado o domingo a repararnos a casa la fuga de agua. El albañil que viene y nos mejora o cambia las estancias. El técnico que nos arregla el frigorífico o la lavadora. La dueña de la tienda que tiene esa ropa que tanto te gusta.

También lo son, los agricultores que sin poder trabajar sus propios campos se ofrecieron voluntariamente para realizar las desinfecciones de muchos municipios sin obtener una remuneración a cambio. Los pescadores que pasan días y noches fuera de sus casas para hacernos llegar a nuestros domicilios el pescado y marisco fresco. La peluquera que nos peina, la esteticien que nos pone a las mujeres guapas. Los taxistas. Transportistas y ganaderos entre otros. Seguro que me dejo a unos cuantos porque sois muchos. En todos ellos podéis cambiar los géneros si os place.

A todos los que he citado y a los que no, este Gobierno los ha dejado atrás, les han ninguneado y menospreciado a más no poder. Los autónomos han seguido pagando sus cuotas en muchas ocasiones sin poder prestar los mismos servicios, ya sea por aforo u horarios, o simplemente porque la gente no está por gastar lo mismo visto la que se nos viene encima de nuevo.

Esta semana leí la noticia del suicidio de un propietario de un bar. Desde aquí quiero darle mi más sincero pésame a su familia. El señor Presidente Sánchez no lo ha hecho como hizo en su momento con el etarra que se quitó la vida. Para mí y supongo que, para la mayoría de los españoles, no es menos importante este señor que cualquier terrorista que probablemente en un remordimiento de conciencia haya decidido ponerle fin a su vida.   

Soy hija y mujer de autónomos y me puedo hacer una idea de todo lo que ha pasado por la cabeza de ese hombre. Porque sé lo que son las noches sin dormir, las horas de trabajo duras, los quebraderos de cabeza y todo por intentar sacar a las familias adelante. Los autónomos han sido los grandes olvidados de toda la gestión de la pandemia. Tuvieron que seguir pagando alquileres, impuestos, cuotas de seguros, vehículos y un sinfín de gastos a pesar de no ingresar.

Ahora, mientras vemos como en los presupuestos cómo se engrosa en un 154% la partida del Ministerio de Igualdad, el cual dedica su tiempo a realizar estudios absurdos sobre los colores que oprimen o los catálogos de juguetes sexistas, todo ello bajo la batuta de la ministra Irene Montero. Supongo que a esta señora le da igual quien se arruine mientras sea con perspectiva de género.

El colectivo de autónomos sigue siendo ese gran olvidado. Un conjunto de trabajadores que parece que les escuece a los políticos, pero… ¿Por qué les escuece? Porque son todo lo que ellos no serán nunca. El autónomo es aquel trabajador al que no le importa hacer horas de más o incluso que sigue trabajando incluso con el riesgo de caer enfermos, se sacrifican por los suyos para poder contar con una economía que les pueda permitir pagar ‘autónomos’ al mismo tiempo que con su trabajo logran lo suficiente como para poder comer y pagar todas las facturas que les venga mes a mes.

 Los autónomos son valientes que arriesgan lo poco que tienen para poder conseguir un objetivo o cumplir el sueño de sus vidas. Son independientes y no se guían solo por el trabajo en equipo, aunque si lo tienen que hacer son capaces de unirse y colaborar junto a los trabajadores que cuenta en plantilla. Tampoco necesitan un comité de 20 asesores para tomar una decisión porque está en su día a día hacerlo.

Por todo ello, los autónomos merecen todo el respeto del mundo. Mínimo el de toda la clase política que nos gobierna y también los de la oposición. También merecen el respeto del resto de los españoles, pues deberíamos recordar que, si ellos quiebran o paran, el resto también lo haremos.

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