Los ‘ultras’ sobran en los estadios

Últimamente, aparecen en los medios de comunicación bastantes noticias en las que un grupo de aficionados, generalmente ultras, acude a un campo de fútbol y, a continuación, altera con disturbios los diversos eventos relacionados con el deporte rey.

Tras lo acontecido en el estadio Wanda Metropolitano con motivo del derbi madrileño entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid, sumado a lo vivido también en Anoeta, donde se enfrentaban la Real Sociedad y el Anderlecht en la Europa League, el debate sobre los ultras vuelve a estar lamentablemente de plena actualidad.

Por eso mismo, me gustaría pedir desde aquí tanto a la RFEF como a la UEFA y la FIFA que obliguen a los clubes a enviar un mínimo de entradas a las aficiones visitantes. Teniendo en cuenta que el movimiento ‘ultra’ necesita un mayor control por parte de dichas instituciones para poder mantener a raya a quienes venden cada entrada, ya que no todos los clubes son capaces de echar a sus radicales de los terrenos de juego. Algo que, por ejemplo, sí hizo el Real Madrid, pero que, sin embargo, no hizo el ‘Atleti’, debido a que su grupo de radicales no cuenta como peña oficial.

Pienso que el equipo local, en competiciones europeas, se expone a que vengan aficiones visitantes a liarla con la excusa de que no hay control alguno por parte de los equipos. En ciertos encuentros, se está exponiendo al aficionado que simplemente quiere ver al club de sus amores a un peligro cada vez mayor por culpa de este tipo de colectivos.

En España, ya hemos vivido situaciones en las que varios aficionados, a causa de los movimientos ultra, han perdido la vida. Sin embargo, siempre se olvida en un cajón, esperando que vuelva a suceder algo así, considerándolo como hechos puntuales, cuando la realidad nos muestra que eso es completamente incierto.

La seguridad en los eventos deportivos es tan importante que debería mirarse con lupa todo lo que sucede durante su transcurso. No solo sancionar con ciertos partidos y una multa de X euros es suficiente; se debe actuar, y la mejor manera de hacerlo es expulsando el radicalismo de los estadios de fútbol.

No es un ejemplo de ningún tipo la pasividad de las instituciones futbolísticas ante estos hechos, que producen auténtica vergüenza para el aficionado al balompié. Les puede más la avaricia de querer llenarse los bolsillos siempre que pueden, a la vez que hacen que el fútbol pierda seguidores por sus abusos.

Si los movimientos ultras continúan, los casos de violencia aumentarán, incluso las consecuencias. Esto sin olvidar que es una forma de politizar algo que debería ser un evento exclusivo para disfrutar. Instituciones, por favor, no expongáis al aficionado a un peligro inminente; lo pido desde aquí nuevamente.

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