Suspensos para septiembre

Yo he visto cosas que no creerían. No, no han sido naves más allá de Orión, aunque si esto sigue así no lo descarto, la verdad… Han sido cosas como suspender a alumnos por no tener ni idea y tener que recuperar esa asignatura en septiembre, tras pasar todo el verano sin salir, estudiando. Fascismo puro, ya saben, en aquellos tiempos en los que unos y otros se tomaban en serio sus obligaciones.

Como ahora vivimos en pleno progresismo, esas cosas ya no ocurren, gracias a Dios, y se enseña con empatía y buenas vibraciones. Vivimos todos más felices, claro, y más burros también.

Si este Gobierno hubiese sido un alumno de aquella época, habría suspendido hasta la gimnasia y se tendría que haber pasado todo el verano estudiando. Tanta ineptitud no habría sido tolerable, pero como vivimos en la época de la luz, el progreso y la alegría, se ha pasado el verano de vacaciones y tomando el sol en la playa.

Pase lo que pase, no hay que traumatizar a los niños, que luego se nos va una pasta en psicólogos y especialistas conductuales. Lo malo de esto, si es que se le puede sacar algo malo a esta magnífica medida actual de no traumar, es que septiembre siempre llega y, claro, si te has pasado el verano de paseo y poniéndote moreno, cuando llegue la hora de hacer el examen y presentar tu trabajo, no tendrás ni idea de nada. Básicamente como en junio.

Septiembre ya está aquí (nadie podía preverlo; no me sean capitanes a posteriori), y como hemos vivido en una mentira morrocotuda de principio a fin, con un community manager surfero y pelo de genio venido a menos como voz principal de este desastre, volveremos a suspender.

No hay planes de formación para rastreadores, ni protocolos para el nuevo curso. Sigue sin haber pruebas de diagnóstico masivas para la apertura por sectores, ni planes distintos a los de junio, salvo las prohibiciones, que siempre son mucho más fáciles de ordenar y, además, lo mismo recaudan algo, que las cuentas del Estado están reguleras.

Al coronavirus lo vamos a vencer con mascarilla las 24 horas, sin bailar, sin música en terrazas y sin fumar, y el resto del mundo sin enterarse de que estas son unas medidas fetén, pero eso es porque ellos no tienen un Gobierno visionario como el nuestro.

Como todos los malos estudiantes volverán a suspender y, como ellos, harán lo normal: echarle la culpa al resto. Porque por todos es sabido que los malos estudiantes no lo son, es que los profes les tienen manía. Pobrecitos.

Llegará septiembre y ese profesor facha pedirá responsabilidades y preguntará: ¿»Se puede saber qué ha hecho usted durante el verano?» Pero al fascismo no se le contesta; hay que hacerle un cordón sanitario y combatirlo, ya lo sabemos.

Que conteste o no es lo de menos, porque las consecuencias del suspenso estarán ahí. Pero, a diferencia de un mal alumno, cuyas consecuencias son para él, en este caso serán para todos. Son cosas de la democracia y todos las sufriremos.

Llegará septiembre, después octubre y así sucesivamente. Inevitablemente iremos a peor, porque sin trabajo y estudio no se aprende ni se aprueba. La realidad es muy fascista, qué le vamos a hacer, y hasta que no aprendamos esa lección seguiremos suspendiendo… Aunque siempre podrán pedir la dimisión de Ayuso, que es la especialidad de la casa y vale para todo. Mi consejo para la temporada otoño/invierno es que renueven sus pijamas, les darán uso.

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