Seguimos a los partidos políticos como a un equipo de fútbol y nos hacemos más fanáticos que cualquier beato de cualquier religión. Es el masoquismo ideológico, la necesidad de encajar en una etiqueta, que ellos mismos se auto-imponen, y con medios de comunicación o equipos de trolls en redes sociales intentan clasificar a su competencia. La prostitución más acusada es la de “liberal”. PP y VOX dicen que son liberales en lo económico y conservadores en lo social. Ciudadanos heredó de UPyD propuestas liberales que pronto se han ido diluyendo en su penitencia autoimpuesta hacia la izquierda. El PSOE, para ser socialdemócrata, debería tener un comportamiento, ante la maternidad subrogada o políticas económicas, más liberal, como sus homólogos europeos, pero están cada día mas en el comunismo populista y puritano de Podemos.
Ayer, conocimos la noticia, que la ganadora de las primarias de Ciudadanos en Cataluña y apartada por la dirección nacional, se pasaba al PP. El transfuguismo, cambio de chaqueta, veletismo y demás adjetivos aún nos sorprende, es increíble. El propio partido Ciudadanos ha absorbido a muchos cargos del PP, a algunos del PSOE y hasta de VOX. ¿Cuál es el problema? Lo vemos tan inconcebible como si Messi fichara por el Real Madrid o Ramos por el Barça, por lo visto nos gusta que nos engañen.
Los políticos no son diferentes a nosotros. Si una empresa nos paga mejor nos vamos. Si no hay esa “lealtad” a quién paga tu sustento económico, ¿por qué se lo pedimos al político de turno que cambia de partido?
No vale decir que traicionan los ideales que antes defendían ¿Acaso alguien cree que un mismo partido político piensan todos igual? Los propios partidos han mutado, sin excepción. ¿Acaso dos partidos, cuales sean, no coinciden en muchos puntos? Maduremos, después de 42 años de democracia, ya es hora. Igual que la competencia ayuda a las empresas a esforzarse para ser competitivas, si cambiamos nuestro destino de voto, no les quedará otra.
Eso sí, recordar, el abstencionismo es cómplice de que gobiernen los extremos, hay que votar, aunque no estemos de acuerdo con planteamientos de ese partido. El fanatismo radical siempre irá a votar y mientras más abstención exista más poder tendrán, lo estamos sufriendo en nuestras carnes. Es ERC, PNV, Bildu, Teruel Existe, BNG y demás quienes están decidiendo las políticas que nos afectan a todos.
Como propósito para el nuevo año, quizás, deberíamos plantearnos a qué otro partido votar, sin sentirnos traicionados por nosotros mismos, al partido que le den. Ver algún programa de otro partido. Es increíble que se dejara morir a un partido limpio de corrupción y con un montón de ideas innovadoras como UPyD, o que el P-Lib, único partido libertario realmente en este país, tenga tan pocos votos, mientras que las dos fuerzas históricas de la corrupción como PP y PSOE sean las más votadas. Quizás algo estamos haciendo mal, quizás sea el momento en darle una oportunidad a otro.
Escribo esto con más fe en el votante que se cree de derechas, siempre más crítico y así lo ha demostrado, que en el votante que se cree de izquierdas. A los hechos me remito. Hoy día pasar las mentiras del actual presidente, no ver la amenaza para la convivencia que son él y sus socios de gobierno, por miedo a una derecha cada día más suave o “desnortada” hace que haya perdido toda la fe en su legendario pensamiento crítico.
El FC Barcelona o el Real Madrid podrán bajar a Segunda, podrá enfadarnos, pero no pondrá o quitará un plato en la mesa, no de pende de ellos que nuestros hijos tengan que pagar por heredar lo que ya nosotros hemos pagado, por su futuro. Hagamos que estos partidos nos sean leales a nosotros, que se esfuercen por nuestro voto, que sean ellos fanáticos de hacer lo correcto, de no engañarnos y dejemos el fanatismo para el fútbol.
Feliz año para todos, sean libres.
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