Eiffel, de la torre al Valle de Ricote

Si hoy en día el Valle de Ricote es un gran desconocido. No solo en los destinos de los turistas extranjeros, sino que también para nuestros compatriotas… Pues imagínense a principios del siglo XX.

Las crestas afiladas desdibujan y fortifican pequeños pueblos regados a su paso por el río Segura. Es un vergel de aromas cítricos navegando por el aire a su paso desde hace centenares de años. Desde Abarán hasta Archena, serpentean hileras de limoneros poblados de huertanos enfilados en los perigallos.

En el resto de Europa, prácticamente nadie conoce los beneficios naturales para la salud que ofrece este pañuelo de vecindarios. París, es otro mundo. Un planeta lejano, pero que José Ríos lo va a convertir en cercano, y emulando al aún desconocido en aquellos tiempos Neil Armtrong, el exportador murciano abrió un mercado para sus paisanos y un paraíso de dulces y ácidos sabores de beneficio a los parisinos azotados por el frío del norte de Francia. Y, entre ellos, está el célebre ingeniero Gustave Eiffel.

Eiffel, como si de los ratones de Hamelin se tratara, siguió los efluvios de las naranjas y limones murcianos y no paró hasta dar con el músico que emitía aquellas notas vitamínicas por los mercados y “rues” de Paris. Fue cuestión de poco tiempo para que Eiffel se cruzara en el camino de José Ríos para llegar a establecer una fuerte amistad y que la sencilla cercanía de José le convidaba a visitar Ulea, quizás la joya más preciada y, por ello, escondida en el mencionado valle.

Las visitas, unas tras otras, llevaron a Eiffel a pasar varios años entre nosotros. Con José en Ulea y estando este al volante, tras degustar un buen par de naranjas… Cada mañana no perdonaban remojar su delicada salud en los baños de Archena.

Ni los mejores médicos franceses habían podido curar los achaques del insigne ingeniero que, en la feria universal de París de 1889, presentó la Torre Eiffel, la obra que le inmortalizó, aunque en su estancia en Ulea y animado por su amigo José Ríos, este diseñó una casa que hoy en día puede usted visitar. Esta se encuentra junto a la iglesia de Ulea y es un secreto más de estas tierras, aromáticamente amuralladas de salud y vida.

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