Arrodillado, solo ante Dios o ante el verdugo

No piensan lo mismo las once jugadoras de la Sección Femenina de fútbol que el otro día nos obsequiaban con un espectáculo bochornoso al arrodillarse antes de un partido. Gesto que me disgustó enormemente por ser mujer y española. Bueno es puntualizar que a mí no me representan, pero sí cometen el error de actuar en mi nombre y por ahí no paso.

A alguien con aviesas intenciones se le ocurrió que los blancos y algunos negros en el deporte debían arrodillarse en señal de duelo por un delincuente que murió a manos de la policía en Minneapolis y, cual borregos sin atisbo de cerebro, muchos deportistas se arrodillan desde entonces. Claro que la forma de actuar del policía es cuestionable, faltaría más, pero de ahí a crear todo un movimiento utilizando esta muerte, va un abismo y pedir que todos nos sintamos culpables es rizar el rizo. Primero porque tanto negros como blancos violan y asesinan, en cualquier país y sus víctimas tampoco tienen color de piel, son seres inocentes y nada más. Ahora bien, si no nos quedamos en el hecho y ahondamos en el por qué de someter a otra raza haciéndole que se humille, la cosa cambia bastante.

Todos sabemos y el que a estas alturas no lo sepa es bastante ignorante, que existe una élite satanista que disfruta con la pretensión de dominar a la Humanidad de cualquier forma posible y una de ellas es haciéndonos sentir culpables de todo lo que pasa en el planeta, mientras ellos se ríen en sus despachos a la espera de que sus esbirros les lleven carne fresca para cometer sus aberraciones cotidianas. Esta gente totalmente depravaba quiere decirnos lo que está bien y mal desde sus mansiones de lujo protegidas las 24 horas del día. Han encontrado la forma de manipular a millones de personas y no van a parar.

Algunos somos conscientes de la gran manipulación y nos negamos a arrodillarnos ante nada y ante nadie, es más el gesto nos parece pueril, infantil y cargado de estupidez. Pero no somos los más, ojalá, pertenecemos a ésa otra élite de mentes que no se dejan sobornar, que miran la vida desde la curiosidad de quien todo lo cuestiona para llegar por fin a la verdad. Evidentemente, seremos perseguidos e insultados por aquellos que sienten verdadero pánico a apartarse de la manada, incluso en un futuro no muy lejano, aniquilados para que no perturbemos el orden establecido. Así están las cosas en un mundo que ya no percibimos como nuestro, muy al contrario, es hostil y gris.

Sería más cómodo renunciar a la rebeldía, agachar la cabeza y ocupar nuestro sitio dentro del redil. Decir sí a todo y esperar pacientemente en la fila para que el amo tenga a bien darnos de comer, luego a trabajar y así día tras día. Es el destino del que ya se ha rendido y sólo aspira a seguir viviendo un día más. Pero por alguna razón que se nos escapa, a nosotros nos hierve la sangre y pensamos que coger la espada, sea de la forma que sea, es la única salida. Si en ese intento de pelear se nos une más gente, mejor, pero si hemos de vivir, al menos, que no sea arrodillados. Sólo me arrodillo ante Dios, porque sé que Él, en su infinita bondad, está delante de mí también arrodillado.

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