No es nada nuevo que, cuando se trata de materia laboral, soy la primera en dar mi punto de vista y esta vez no podía ser menos. Empezaré diciendo que cada día pierdo más la esperanza en España, en lo que nos depara nuestro futuro y en si seremos capaces de no dejarnos adoctrinar por los ideales socialistas que tantas sociedades han corrompido.
Ayer leí por segunda vez que ahora nuestra ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien parece no haber entendido muy bien los conceptos del trabajo, cuando estudió Relaciones Laborales, de nuevo, vuelve a entrometerse en la competencia y seriedad del mercado de trabajo. Las personas que pertenezcan al colectivo LGTBIQ + tendrán preferencia a la hora de la búsqueda de empleo. La SEPE, es decir, el Servicio Público de Empleo Estatal ahora tendrá la obligación de poner a estas personas con prioridad para buscar trabajo con ni siquiera un estudio riguroso y específico, simplemente por su mera palabra.
La Igualdad es el concepto favorito de nuestro Gobierno, pero con la hipocresía que les sobra provocan todo lo contrario, siempre. Yo, personalmente, siempre he considerado que el concepto de igualdad es torpe. Ninguna de las personas que estamos presentes somos iguales, ni hemos trabajado lo mismo, ni somos igual de competentes. Está claro que hay excepciones, pero la igualdad es injusta porque hombres y mujeres no somos lo mismo; niños y ancianos tampoco, musulmanes y católicos tampoco y, claramente, heteros y bisexuales, tampoco. Pero yo esto siempre lo he tenido claro. El problema está cuándo estableces superioridades de derechos de unos sobre otros escondiéndote tras el lema de ‘igualdad’.
Lo único que consiguen con estas políticas que han decidido llamar sociales es generar injusticia, pero lo que más me sorprende y decepciona son aquellas personas de dicho colectivo que aplauden estas medidas. Mi pregunta para ustedes es, sí sois conscientes de que os están tratando como discapacitados. Por último, cabe nombrar las nuevas medidas de paridad en las empresas, ¿qué pasará con aquellas que tengan a más mujeres en su Consejo? ¿Estamos destruyendo la competitividad dando una suerte de cambio a las mujeres?
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