Oyarzabal y Merino: dos víctimas del radicalismo vasco

Después de la victoria de ayer de la selección española en la final de la Eurocopa frente a Inglaterra, son muchos los rincones de España donde la alegría es inmensa. Sin embargo, hay sitios concretos de la península ibérica que lo único que buscan es ensuciar este maravilloso acontecimiento que, para una gran cantidad de españoles, como bien digo, irradia positivismo.

En Elorrio, pueblo situado en la provincia de Vizcaya y de donde es la madre de Mikel Oyarzabal, aparecieron pancartas favorables al boicot a la selección española en las que aparecían los apellidos Oyarzabal y Merino, haciendo referencia a los jugadores vascos de la Real Sociedad. En dichas pancartas también aparecía una esvástica tachada.

La formación política que gobierna en Elorrio es EH Bildu. Parece ser que no tienen intención de pronunciarse sobre este acto, pero bien que cobran sus integrantes por sentarse en los escaños del Congreso de los Diputados. Aunque la autoría de los hechos no esté oficializada, todas las direcciones apuntan a sus juventudes abertzales, los de Ernai.

Por su parte, el concejal del Partido Popular de Durango, Carlos García, decidió trasladarse a Elorrio para denunciarlo ante la policía como un delito de odio. En ese lugar deberían aprender de cómo otros vascos pudieron celebrar tranquilamente la cuarta Eurocopa de nuestra selección. Lugares como Vitoria, Barakaldo o Ermua tuvieron la posibilidad de celebrar lo que nuestros futbolistas consiguieron. Una victoria que es, sin duda, la alegría de muchos.

Otro de los momentos polémicos que se dieron tiene como protagonista al coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, quien afirmó no alegrarse de las victorias de la selección nacional, dejando claro que no comulga con nuestro equipo nacional, ni con el rey, ni tan siquiera con el himno. Parece ser que para Otegi es mucho más importante ser podemita y dedicarse a alterar a las masas, pero tal y como demostró esa formación política, la casta tira al monte. Sus amigos Pablo Iglesias e Irene Montero dejaron de ser ciudadanos de a pie para caer seducidos por aquello que tanto odiaban, además de no saber admitir cuando les ocurre eso a lo que ellos llamaban jarabe democrático estando en la oposición.

Volviendo a lo estrictamente deportivo, el país dio un ejemplo de unión que, tristemente, unos cuantos fanáticos quisieron destruir. Mikel Oyarzabal y Mikel Merino fueron dos personas que estuvieron en esa unión nacional que sirvió para que hicieran su sueño personal realidad y para darnos a los españoles una alegría que merece ser celebrada en todo el territorio.

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