Politicofobia

En ocasiones sueño con políticos. Miro hacia mi alrededor y veo opinólogos de un lado y del otro, me siento paranoico porque a cada paso que doy, encuentro un berzas que habla de política y claro, uno con tanto vendehúmos, no sabe si meterse a la carrera universitaria de Ciencias Políticas o directamente decantarte por leer la Constitución y el Código Penal.

Una tercera opción es ver los programas de desayunos de TVE o los de La Sexta, seguro que si los veo me vuelvo un progresista de lujo… o quizás me decante por El Toro y 13TV para volverme un español como Dios manda.
Entre que pienso hacer lo uno, lo otro o lo siguiente me pongo a hacer zapping en la Televisión. En una cadena encuentro un debate político, en otra unos informativos demasiado parciales y en otra… ¡aparece algo de ‘marujeo’! La tercera opción es hacerme el harakiri, pero antes que comerme unas cuantas raciones de política prefiero enterarme de lo que le sucede a Belén Esteban o a Lydia Lozano. Es pasar cinco minutos y ya sale el presentador hablando sobre política. ¡La madre que le trajo! Si es que hoy no doy una, hasta en la prensa del corazón nos meten con calzador política. El día menos pensado me pongo a ver los documentales de la 2 y seguro que en ellos aparece Franco en escena para relatarnos todas sus cacerías.

Después de tanto zapping, a uno le da por salir de casa. Hay que desconectar de tanta política porque me veo con cara de Hitler, Iglesias, Abascal o Sánchez. Mira, puestos a elegir, que se me ponga la cara de Abascal o Sánchez ya que al menos, los dos últimos son guapetes y me convertirán en todo un semental para las féminas con tan sólo poner mi mirada seductora al más puro estilo Chico Martini.

Bajando las escaleras encuentro a unas vecinas y pongo un poco la oreja, aunque no hace falta ya que una de ellas retransmite sus conversaciones como si fuera una radio de los 50. Entre ellas se ponen a hablar de… ¡Política! Nada más escucharlas hablar de esta ciencia tan puñetera salí como una exhalación directo a la calle. Voy a por el pan porque con algo hay que complementar la comida diaria y el panadero está con la radio. Supongo que escuchará Radio María o la tertulia deportiva de turno… ¡pues no, estaba escuchando un debate político relacionado con la moción de censura! Por favor, qué desesperación, no puedo más con tanta política.

¿Cuántos de vosotros estáis hasta los mismísimos de esta pandilla de oradores que no saben ni tan siquiera hacer la O con un canuto y que ganan un dineral por ello? Pues bien, ya sabéis, como yo también quiero ganar un pastizal, para las próximas elecciones me presentaré como candidato a la presidencia del Gobierno. Es lo que tiene tras escuchar tantas veces la palabra política y los nombres de diferentes líderes políticos o situaciones relacionadas con esta ciencia… que a uno le entra el Síndrome de Estocolmo y pasa lo que pasa, ¡Que quiero ser presidente! Así que ya sabéis amigos, votad en futuros comicios a mi persona, a Gervasio Cruziale. Seguramente mienta como hacen nuestros políticos, pero al menos conmigo, os echaréis unas risas.

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