A pocos días de acontecer la cita electoral más importante del mundo (iría a la par con China si allí hubiere elecciones), los candidatos a la presidencia, han tenido su segundo y último debate televisado con el que tratar de convencer a los indecisos y por supuesto de defenestrar al contrario.
Lejos del espectáculo bochornoso que vimos en la primera entrega con un cruce interminable de reproches e interrupciones aderezado con un moderador muy parcial, en esta ocasión, se ha podido escuchar correctamente el discurso de cada participante entre otras cosas gracias al silenciado de los micrófonos durante los dos primeros minutos de cada intervención. Por lo que respecta a la moderadora, Kristen Welker, dejémoslo simplemente en que fue menos agresiva que el primero pero aun así, interrumpió 30 veces el discurso de Trump y tan sólo 2 el de Biden.
Si algo trasciende realmente del evento, son los errores garrafales que cometió Biden dejándose así mismo al pie de los caballos. Como en los medios españoles no se atiende lo más mínimo a estos asuntos a pesar de su enjundia, vamos a realizar un sumario con lo más interesante dividiéndolo en varios bloques, los mismos bloques que conformaron el orden de preguntas que se formularon en el plató. Hubo seis:
COVID-19: En este primer bloque vimos muy poca novedad. Tanto los ataques como las defensas de ambos contendientes fueron las mismas que llevamos semanas escuchando. Biden aboga por un cierre más estricto, similar al confinamiento que vive Nueva York mientras que Trump es más partidario de confinamientos selectivos para no detener la economía. Cuando Biden le decía que «200.000 muertos por COVID eran su culpa» Trump respondía diciendo que «la culpa era de China que esparció el virus por el mundo» y de paso, quiso anotarse los éxitos de la operación Warp Speed (que inyectó millones de dólares para desarrollar tratamientos y vacunas en tiempo récord). En cualquier caso, Biden logró apelar más al sentimiento de dolor de la ciudadanía por lo que le daríamos como vencedor en este tramo.
Seguridad Nacional: Tema espinoso por los asuntos personales de la familia Biden (que ya expuse con mayor profusión en artículos anteriores) dejando la puerta abierta a que el republicano ganase el asalto por KO. Hunter Biden y China, Hunter Biden y Ucrania, Hunter Biden y Rusia… no hubo momento en que el demócrata pudiera refutar lo que lleva días apareciendo en los medios, que por otra parte, es algo que el Departamento de Estado de la Casa Blanca ya evidenció siendo aún Joe Biden Vicepresidente en época de Obama, según recoge un informe de investigación del Senado Americano.
Familias Americanas: Discursos iniciales muy centrados en el tema de la salud. Biden quiso exponer su plan que sería como el Obamacare pero potenciado y cometió el error de decir que bajo este último, nadie se quedó sin cobertura sanitaria, lo cual es falso y las redes sociales se encargaron de divulgarlo al momento. Llamativo es además que en 2013 Politifacts nombrase esta misma afirmación como «mentira del año».
Después vendrían otros asuntos como el nuevo plan de estímulos que se pacta entre ambos partidos y su demora, el tema del salario mínimo (si debía de ser algo estatal – Trump – o federal – Biden),… pero sin duda alguna, el demócrata cometió su primer gran error al hablar del tema de la inmigración y evocando de nuevo el lado más sensible, denunciar que el hecho de separar a los niños de sus padres en la frontera era «una vergüenza y un error», para lo cual Trump simplemente dijo «¿y quién construyó esas jaulas, Joe?». En efecto, fueron instaladas en el gobierno de Obama con Joe de Vicepresidente. Punto para Trump.
Razas y racismo: Biden y el partido demócrata han vendido de forma recurrente la idea de que Trump es un racista, por lo que era más que previsible que emplease esos mismos argumentos de nuevo. Sabedor de las intenciones, el presidente vigente quiso recordar que pocas cosas han hecho más daño a los afroamericanos que la aprobación del Crime Bill en donde participó el propio Biden. Para terminar de arreglarlo, cuando Trump se quiso engalanar a sí mismo diciendo que, nadie salvo Lincoln había hecho más que él por la comunidad negra, Biden soltó: «Abraham Lincoln es uno de los presidentes más racistas que hemos tenido en la historia moderna». Lincoln, uno de los tres presidentes más queridos por el pueblo americano y emancipador de los negros hace 150 años. Otro punto para Trump.
Cambio climático: Una de las áreas donde Biden podría haber tenido la mitad del camino hecho volvió a tropezar, esta vez de forma mayúscula. El demócrata mintió deliberadamente al decir que él nunca se había opuesto al fracking e instó a Trump a sacar declaraciones suyas al respecto (cosa que hizo en cuanto cogió el móvil y entró en Twitter). Da la casualidad de que dos de los Estados más disputados en estos momentos, Pennsylvania y Michigan, históricos Swing States, son dos de las zonas que mayor aprovechamiento sacan de la extracción de crudo y gas por esquisto. ¿Es una buena idea quedar en evidencia sobre tus planes para cargarte el fracking?
Liderazgo: El último punto, quizás el más etéreo, hablaba sobre el comportamiento presidencial de los candidatos. Aquí ganó Biden por carisma ya que, mientras Trump se dedicaba a enumerar las desgracias de una victoria demócrata, Biden dijo que él sería el presidente de todos los americanos, incluso de aquellos que no lo habían votado.
Pocos días quedan ya hasta el encuentro con las urnas. Las encuestas populares que formal el poll de RealClearPolitics siguen dando la victoria a Biden, sin embargo cabe recordar una vez más que dichas encuestas son las mismas que fallaron estrepitosamente en 2016, por ello no extraña en absoluto el nerviosismo que se comienza a palpar en el comité de campaña demócrata. Además, para acabar de hacer indigesto el asunto, Rasmussen Reports ha hecho pública la actualización del índice de aprobación del presidente y este se sitúa en el 51%, un punto por encima del nivel que tenía Obama en las mismas fechas antes de ser reelegido.
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