Ciudadanos juega a ganar

A veces observamos cómo la política es un juego, un escaparate en el que los distintos partidos políticos sólo buscan con empeño el trofeo del voto con el que perpetuarse en el poder, con el que abusar de la cesión de confianza, de la representatividad del pueblo para terminar representando sólo unas siglas.

En este maremágnum de despropósitos políticos, existe sin duda, una máxima que ha llevado a nuestras instituciones a través de los partidos políticos y sus representantes una visión de la realidad absolutamente surrealista y con una falta de moral social y empatía hacia la cultura política sin precedentes.

Esta máxima categórica es, sin duda, que “en la actual política española resulta más rentable el aparentar que el ser”. Así nos encontramos con que, tras el paso de una legislatura, raras veces se cumple una mínima parte del programa que se había prometido a cambio del voto.

Actualmente, nos encontramos con un Gobierno en el que la palabra, rememorando al traidor del pueblo venezolano Rodríguez Zapatero, no pertenece al candidato que la pronuncia, es del viento, y el mismo viento es el que se las lleva nada más pronunciarlas.

Inútil sería rememorar todas y cada una de las falsedades pronunciadas por Sánchez o promesas incumplidas, como por ejemplo, los pactos con independentistas o con su propio socio de Gobierno, Podemos; o incluso las veces que Europa ha tenido que salir al paso para desmentir afirmaciones en las que el Presidente la ha mencionado con datos falsos, mintiendo sin ningún pudor.

En un escenario en el que lo más importante es aparentar, no es de extrañar el cinismo de Sánchez cuando afirmó que no dejaría a nadie atrás y el enfado muy generalizado en la población que no sólo ha perdido sus trabajos sino que no son consolados en la esperanza de recuperarlos sino en mínimas ayudas que apenas les valen para comer, en muchas ocasiones poniendo en riesgo sus viviendas por impago o la propia salud por la imposibilidad de pagar medicamentos para tratamientos esenciales. Esto, cuando llegan las ayudas, porque ya sabemos el estrepitoso fracaso que ha supuesto la gestión del “ingreso mínimo vital”, que no ha llegado a mucha gente muy necesitada en el peor escenario posible.

Pero, no iban a dejar a nadie atrás, ni siquiera a los autónomos y empresarios, muchos de los que se han visto abogados al cierre, en muchas ocasiones provocando una carambola de despidos sin precedentes y un aumento de la crisis de consumo que está mermando muchas de las opciones de recuperación que pudieran vislumbrarse.

Hay un escenario de caos y desaliento innegable, en el que surgen aún los aplausos de aquellos apesadumbrados a la lumbre y calidez de los beneficios dirigidos por este Gobierno a aquellos sectores y organizaciones dónde campan los suyos, por la afinidad ideológica y hasta personal, porque los puestos a dedo, el aumento de cargos de confianza a dedo y la falta absoluta de meritocracia en las contrataciones, sigue siendo el pan suyo de cada día y la falta del mismo para los que más lo merecen y los que menos tienen.

Es imprescindible hacer esta enumeración de despropósitos, de barbaridades, e imprescindible también nombrar las injerencias en el Poder Judicial, el intento de asalto a cualquier institución o poder del Estado, incluso si está protegido constitucionalmente y por las leyes, en un intento de control de lo público que permita un control de lo privado y un control hasta de las personas limitando y concediendo permiso para lo que a ellos les pueda interesar, entre lo que no está, por supuesto, la defensa de la libertad de expresión de los que no piensan como ellos.

En este escenario han campado y campan a sus anchas aquellos que comulgan con las más bajas y execrables ideas desde un punto, no ya de los propios conceptos democráticos, sino de la dignidad del propio pueblo español, que está viendo ultrajada hasta su propia lengua común con los aspavientos y desparpajo lingüístico de aquellos que sólo usan el español para atacarlo, los independentistas y filoterroristas, manchados estos últimos en sus principios y en sus objetivos con la sangre y la vida de centenares de niños, mujeres y hombres inocentes y hasta héroes.

El escenario es el menos propicio para una oposición reducida a una minoría parlamentaria por los acuerdos de enemigos de España y aquellos que, negociando con estos, se han convertido también en enemigos de España. Un escenario que da varias opciones de comportamiento.

En primer lugar, es el enfrentamiento frontal, el clásico, el que se ha vivido y experimentado durante varias legislaturas y no ha traído nada, ni bueno ni malo, sino simplemente enfrentamiento. Y también está la posición de ejercer una responsabilidad política de representatividad de los intereses de los ciudadanos y negociar, intentar apostar por ejercer de contrapeso efectivo de un poder cada día más absolutista y dañino.

Se ha hablado mucho malo de Ciudadanos, y es de entender que, esto suele ocurrir con cualquier partido que constituya una verdadera amenaza al establishment de los partidos hoy en día. Así ocurrió en su momento con la esta semana tristemente finiquitada UPyD.

Se ha dicho que si Ciudadanos es un partido veleta por negociar lo mismo con el PP que con el PSOE, pero no se dice esto del mismo PSOE, que lo mismo negoció con IU, Podemos, Bildu, ERC, Partido Andalucista, que lo ha hecho con el propio Ciudadanos, o en algunas ocasiones, con el propio PP; o que el mismo PP ha negociado también con partidos nacionalistas estando en el Gobierno gracias a Convergencia y Unión, o que negociara con el propio PSOE y con Ciudadanos, que lo haya hecho con VOX…

Lo importante era señalar a Ciudadanos por la sencilla razón de que es la amenaza a todo convencimiento ideológico radicalizado y excluyente. Ciudadanos tuvo un descalabro enorme en las anteriores elecciones al no querer pactar con el PSOE de Sánchez el apoyo de investidura al Gobierno, un castigo de los votantes a, precisamente, no usar esa veleta que permite que sea útil, que funcione con el termómetro de las necesidades de los españoles. Y en esta legislatura, con el apoyo recibido en las urnas, ha utilizado sus posibilidades para conseguir logros importantes dentro de sus negociaciones con el Gobierno. Ha influido y algunas de sus propuestas han salido adelante.

Me pregunto, si analizamos a formaciones con el número de diputados en la oposición como el PP y VOX y el número de diputados de Ciudadanos, ¿qué partido ha influido más en las propuestas y en las decisiones tomadas? Sin duda y de manera aplastante, nos encontramos con un partido útil para la ciudadanía frente a dos partidos que han representado la simple y lógica confrontación de lo que representan en su espacio ideológico, ni más ni menos.

Que un partido político sea útil, no radica únicamente en lo que defienda, que también, sino en su capacidad, bien en el Gobierno o bien en la oposición, de conseguir que sus propuestas, las que prometieron y con las que defienden a los ciudadanos a los que representan, se cumplan en el mayor grado posible.

Esto sin olvidar que ha sido el partido que ha dado al Gobierno la opción de elegir, de tener alternativas para negociar eligiendo finalmente a quiénes ya sabemos mientras el resto de la oposición se limitaba a defenderse, mirar y gritar. Y todo esto, votando en contra de los presupuestos e influyendo en las cuentas del Gobierno, comunidades y grandes y pequeñas ciudades en beneficio de sus ciudadanos.

Las encuestas no dan por finiquitada a esta formación política, como muchos desearían, sino todo lo contrario. Y aún queda legislatura para seguir recibiendo menosprecios con los que reivindicarse en el camino correcto. Apuesto que podría ser y será una de las grandes sorpresas de las próximas elecciones generales.

Tiempo al tiempo. Ciudadanos juega a ganar y es el único que hasta el momento ha conseguido puntos. Los demás se limitaron a gritar desde las gradas.

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