Despidiendo el 2020

A pocos días de finalizar este 2020, un año nefasto dónde los haya. En el que la pandemia, desgraciadamente, ha sido el centro de todo. Este nuevo virus que a finales de 2019 lo veíamos tan lejano y que el mes de marzo nos explotó en la cara, ha conseguido cambiar hasta nuestras costumbres más españolas.

Tenemos la cultura de los abrazos y los besos para saludarnos, la de la tapa o cervecita con los compañeros cuando acaba la jornada laboral y también la de las fiestas hasta bien entrada la madrugada para celebrar el fin de los exámenes. Todo esto ha desaparecido de un plumazo con la aparición del virus en nuestro país. 

Nuestra forma de relacionarnos ha sido fulminada de manera drástica. La gente ya no da muestras de afecto. No se abrazan los amigos ni tan siquiera los familiares que llevan tiempo sin verse. La gente rehúye de la vida social y ya no busca hacer nuevas amistades, o incluso llega a aislarse de las más asíduas. De hecho, esas quedadas para «tomar algo» se acaban reduciendo como excusa para ponerse al día. Y ya no hablemos de aquellos jóvenes y adolescentes que deberían estar buscando su primer amor y a causa del virus no pueden hacerlo.

Ahora que ya ha llegado la vacuna, te dicen que te vacunes, pero que te puedes contagiar al mismo tiempo que puedes contagiar a otros igualmente. Total, que, por ahora, seguiremos con las mascarillas y el distanciamiento social a saber por cuánto tiempo más, pero ahora aparcaré por un momento el tema de la vacunación para otro instante. Vamos a centrarnos en las costumbres y los niños. 

Los adultos y los jóvenes recordaremos cómo nos relacionábamos antes de 2020. ¿Y los niños? ¿Cuántos recuerdos tenéis de vuestra infancia? Seguro que podríais contar alguna anécdota. En muchas ocasiones, más por las veces que nos la han recordado que por recordarla nosotros.

Pero, la gran mayoría de los niños menores de 6 años, carecerán de recuerdos a causa de no poder salir a jugar sin la mascarilla, o por la manera que se tiene de interactuar con otros infantes de edades similares a causa de este accesorio. Todo esto por miedo al contagio. Lamentablemente, ellos crecerán sin la empatía suficiente para con los demás. 

Hay una explicación científica para todo esto de la empatía, y es que, los niños para adquirir esa empatía de adultos, se basan en el reconocimiento facial de las emociones en su infancia. Si yo no puedo percibir visualmente que alguien está triste, o enfadado, de adultos presentarán carencias emocionales. Y ya ni hablemos de su sistema inmunitario. 

Lo vemos todo tan lejos que la gran mayoría no le da importancia a este hecho. Yo soy de las que me pregunto ¿Cuánto tiempo más durará esta situación? Porque claro, durante un momento puntual, está muy bien para protegerse, pero recuerden que los niños que permanecen en los colegios pasan muchas horas al día con las mascarillas puestas, con las consecuencias para su salud que esto supone. 

Mirando el catálogo de los Reyes Magos, veo que hay muñecas con mascarillas, incluso toda una unidad de cuidados para quitar a un muñeco el COVID. Con esto se intenta normalizar de cara a los niños una situación. Ya ven, que mientras algunas se preocupan sobre si los juguetes son o no sexistas y al mismo tiempo deciden que regalarle un balón a una niña está muy bien y si lo haces a un niño eres un machista o retrógrado. A mí como madre me preocupa más, que gracias a esos juguetes los niños normalicen una situación que no lo es. Lo gracioso del tema es que, según las televisiones, estos juguetes están agotadísimos. Cierto es que no los he visto en las tiendas. 

El momento que estamos viviendo se debería considerar como algo momentáneo y excepcional, pero llevo tiempo observando en diferentes medios de comunicación el cómo intentan normalizar la situación actual. Y entre tanto, busco información de cómo están en Wuhan, el epicentro de esta pandemia. Sin vacuna hacen vida normal. ¿Nos engañan? ¿Han hecho mejor las cosas? ¿Ya tendrían alguna vacuna de manera anticipada? Todos sabemos que el régimen comunista chino no es precisamente el más transparente, y que quedan muchas respuestas sin resolver. Pero es inquietante la manera en la que se desarrollan las cosas. 

Este es mi último artículo del año y por ello, quiero desearos a todos los que me seguís en Minuto crucial y también a este espacio de opinión, que tengáis un feliz 2021. Más que feliz, normal y que seáis críticos con la información o mejor dicho con la desinformación. Recordad que, cuando todos los medios nos intentan hacer creer sobre algo silenciando una serie de hechos o tachando de locos a quienes discrepan con algo es a causa de que algo esconden. ¡Qué año nuevo que vamos a comenzar, esté lleno de abrazos y besos para todos.

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