¡Qué tendrá la princesa!

Rubén Darío ya nos dijo que la princesa estaba triste, que había perdido la risa y el color… Pues nada más lejos de la realidad ahora. Nuestra princesa no tiene pinta ni motivos para estar triste ni para perder la alegría ni el color propios de su edad y situación. Eso quisieran algunos…

El anuncio del próximo ingreso de la princesa Doña Leonor en un prestigioso centro educativo de Gales ha levantado rápido de sus asientos a los rufianes y echeniques (permítanme la licencia literaria en este caso) de turno y ha avivado de nuevo la batalla antimonárquica de la progresía lumpen.

Se puede ser republicano o monárquico pero lo que no se puede es ser estúpido. Muchos herederos de Casa Reales europeas se han formado en el extranjero por  el simple hecho de que es una forma inmejorable de adquirir perspectiva y de conocer otras realidades y puntos de vista. Lo que no es de recibo es que un monarca constitucional europeo tenga que tener obligatoriamente la misma educación que Adriana Lastra, por ejemplo, o sea, ninguna.

Al socialcomunismo le gusta mucho uniformarlo todo, igualar, socializar, dirigir todo y hacer tablas rasas. Les encanta decirnos que nuestros hijos son en realidad del Estado y que son ellos los que deben educarlos como quieran. Prefieren a la gente iletrada y, por ello, fácil de manejar. Gente que sólo pueda procesar mensajes cortos, que quepan en una pancarta o camiseta como las que exhiben a veces incluso en el Congreso. Gente que ignore la Historia. Y por ello no quieren ciudadanos formados y, ni mucho menos, un Jefe de Estado bien construido intelectualmente e independiente al que no puedan manejar.  Prefieren a gente inculta, como Maduro, que pasó de conductor de autobuses a presidente de su país y que hace discursos más propios de telepredicador que de estadista.

Se les llena la boca asegurando que defienden los derechos y la dignidad de las mujeres y los niños, pero cuando se trata de una niña de 14 años que no pueden manejar, se tiran todos en tromba a por ella en perfecta formación de ataque.  ¿Por qué? Porque Doña Leonor representa muchas de las cosas que odian.

Por ejemplo, nuestra Historia. Esa que los progres quieren retorcer y manejar a su antojo negando, por ejemplo, la verdadera naturaleza de hechos como el Descubrimiento de América o la conquista de Granada. O cosas que quieren ocultar, como los crímenes de la izquierda en la primera mitad del s. XX en España.

Representa también la Constitución, la misma que Iglesias llamó “papelito” en una taberna  de terroristas en junio de 2013 a la vez, por cierto, que les pedía a los proetarras asistentes que no le “dejaran sólo con los españoles”.

Encarna la futura imagen de una mujer independiente y formada, que accederá a su cargo completamente preparada, dispuesta, con espíritu de sacrificio y con lealtad a las instituciones y a la Ley. Justo lo contrario que todas las mujeres y los hombres que han accedido al poder con el carnet de Podemos, empezando por la Ministra de Igualdad.

Es símbolo de la unidad y permanencia de España y la defensa por igual de los derechos de todos los españoles, algo que desde la izquierda se empeñan en destruir. La izquierda otorga más derechos a unos que a otros y hace lo posible para destruir el Estado nombrando a ministros que, como Iceta, ven 8 naciones dentro de España.

Representa, por último, la transparencia y el respeto por la Ley que significa hoy la Corona en España. Es muy clara la apuesta de Felipe VI en ese sentido y todos estamos seguros de que es lo que transmite cada día a su hija. Para la izquierda y el nacionalismo, la Ley es algo maleable, censurable, criticable y hecha para ser infringida cuando no les gusta. Y pronto tendremos más pruebas de ello con los indultos a los golpistas del “prusés”.

Mal que les pese, España es una de las 23 democracias plenas que hay en el mundo mientras que los países que admira PODEMOS están a la cola de los 189 existentes. Es muy urgente que, para mantener o mejorar nuestro puesto y nuestras libertades, desalojemos a PODEMOS de todos los ayuntamientos, todos los parlamentos autonómicos, del Congreso, del Senado y del Gobierno en todas las próximas elecciones. Nos va la vida en ello porque los únicos afanes que mueven a ese partido, que ha desarrollado metástasis en el PSOE sanchista, son el revanchismo, el insulto y la crispación diarios, el enfrentamiento y la vuelta a las trincheras.

A PODEMOS le viene grande la democracia y aún más grande España. Es necesario expulsarlos de la vida pública antes de que el daño sea mayor.

La sonrisa, la juventud y el entusiasmo de la Princesa Leonor contrastarán siempre con la tristeza, la rabia, la frustración, el olor a viejo y el odio que vemos cada día en los rostros de la izquierda y el nacionalismo rancios que hoy gobiernan en una nación en la que no creen.

Yo apuesto de largo por ella.

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