Un San Valentín sin amor

En el siglo III, en Roma, un valiente sacerdote decidió desafiar al emperador Claudio II. Se había dado orden de no dejar contraer matrimonio a los jóvenes soldados, ya que, a su parecer, serían más válidos para la guerra. Los soldados solteros tendrían menos ataduras y vínculos sentimentales por lo que darían lo mejor de sí mismos en las batallas. 

El rebelde sacerdote, decidió, casar en secreto a cuantos jóvenes enamorados quisieran dar el paso y unirse en matrimonio ante los ojos de Dios. Al enterarse de esta treta, el emperador sentenció la muerte de San Valentín el 14 de febrero del 270. Este murió degollado. 

De aquí, que cada 14 de febrero miles de enamorados de diferentes países celebren su amor. Incluso los más intrépidos decidan comprometerse en matrimonio. España siempre ha sido uno de estos países. Hasta este 2021, donde en vez de los anuncios de bombones y corazones hemos tenido toda una campaña por unas elecciones en Cataluña donde el odio ha prevalecido. 

Quien más y quien menos ha recibido un detalle por este día. Y no solo me refiero a regalos caros (dejemos la parte comercial de lado), hablo de una simple nota, un pequeño detalle, una comida o cena. Pero ahora el amor ya no se lleva. Poco a poco vemos cómo en diferentes programas televisivos se va denigrando. Da igual si nos referimos al amor en una pareja heterosexual como si es homosexual. Géneros aparte, ahora que está de moda la infidelidad, el no al compromiso, la libertad completa de las mujeres, parece que San Valentín ha vuelto a morir. Porque no nos engañemos, están inoculando a las nuevas generaciones que son más libres fuera de los vínculos sentimentales, tal y como pensaba Claudio II. Quizá los progres no son tan progres como piensan y repiten actitudes del siglo III.

Puede ser que cada vez queden menos rebeldes que decidan declarar su amor y luchar por él para mantenerlo en el tiempo. Vivimos en una sociedad donde se criminaliza a las familias, y se ridiculiza al romanticismo, tan bonito sentimiento. Parece que todo vaya enfocado a que cada vez haya menos personas que sigan formando esos vínculos además de evitar la descendencia. No es imprescindible tener hijos para estar completos, por supuesto, pero es una fase muy importante cuando una pareja avanza en los caminos del amor. A esto hay que sumarle que biológicamente estamos genéticamente predispuestos a reproducirnos, pero si quitamos ese romanticismo de la pareja, solo queda el sexo, pero sin sentimientos por los que luchar, estaremos destinados a extinguirnos como así lo han hecho otros seres que han habitado en nuestro planeta. 

El feminismo está muy bien, pero ¿a quién no le gusta un hombre galante? No me refiero a uno que te pague todas tus facturas, sino al que tiene preciosos detalles con su pareja o aquel que le cede el sitio o quien se preocupa por ti y te protege. Todo esto está muy bien, pero la reciprocidad debe estar presente también en nosotras, porque somos un complemento el uno del otro y el romanticismo es la llama que marca nuestros días para que la pasión prevalezca.

Dejemos a un lado tanta tontería y tanto odio entre los sexos y la condición de cada uno.  Las mujeres somos libres y capaces de todo y los hombres no nos odian, ni tampoco los educan para odiarnos (como he podido oír en algún medio de comunicación progresista). Todos merecemos el mismo amor y respeto sea cual sea nuestro sexo u condición. Sigamos celebrando San Valentín y no dejemos que caiga en el olvido para las nuevas generaciones. Enseñémosles que en el amor hay que ser valientes. Que para querer y ser querido hay que echarle ganas y tiempo. No todo vale, y las mujeres no somos más libres por no tener pareja o serle infiel a la misma. 

Yo soy de esas mujeres que tienen la suerte de haber encontrado en su camino uno de esos caballeros. De poder formar una familia y cuidar de ella. Seguramente como muchas feministas alegan si no tuviera pareja e hijos tendría mucho más tiempo para mí y por supuesto, para su guerra absurda contra los hombres. Pero decidí ser valiente y querer más y mejor y dejar que me quieran. Estoy completamente segura, de que hay miles de mujeres y hombres que prefieren hacer más el amor y no la guerra. así que, ¿por qué no celebrar esta fecha tan señalada? Feliz San Valentín para todos.

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