Me encuentro hastiada ya de escuchar a toda la izquierda y a las feministas promulgar la violencia contras las mujeres, el machismo patriarcal que según ellos recibimos educacional y socialmente desde que nacemos, hace en consecuencia que los hombres (parecen ser malos por naturaleza) ejerzan su superioridad contra nosotras por el mero hecho de ser unas frágiles mujeres, desde todos los ámbitos de la vida.
Todos los afines a estos sectores se dedican a criminalizar al hombre por su género, pero también a cualquier mujer que no comulgue con sus ideales. Ahora resulta que también vemos cómo ya no sólo depende del género de la persona, sino también de la nacionalidad de quién agrede.
La víctima de la manada de Manresa, una joven de 14 años tutelada y que fue agredida sexualmente por unos salvajes de nacionalidad no española, todavía está esperando que las feministas que incendiaron las calles y las redes cuando la Manada de Sevilla se pronuncien también en su defensa contra sus agresores. La diferencia entre estos dos casos y muchos otros que vienen ocurriendo en España, es simplemente la nacionalidad de los agresores.
Teniendo en cuenta que a pesar de estar condenados por la Audiencia siguen en libertad a la espera de la ratificación de sentencia por parte del Supremo y dos de ellos fugados. ¿De qué le sirve a esta joven un centro de atención 24 horas como quiere imponer Irene Montero, si sus agresores siguen en libertad?
No se les ha ocurrido condenar la agresión por parte de un inmigrante a una policía en Valencia. Resulta que esta mujer, de profesión policía, fue brutalmente agredida mientras ejercía su labor… parece ser que esta valiosa mujer no es merecedora de un ápice de empatía por parte de los sectores progresistas entre las que están las feministas.
A ellas, tampoco las hemos escuchado salir a condenar el asesinato de la joven granadina de 19 años que murió a consecuencia de las puñaladas que le propinó su pareja tras una discusión. Y no las hemos oído porque su pareja era otra mujer. Por ende, no podrán seguir engrosando con esta víctima la lista de violencia de género.
Este palmario ejemplo demuestra que la violencia no tiene género y que arrebatar la vida a una persona debe estar igualmente condenado con independencia del género de la víctima y del agresor. Con ejemplos como los que he citado que son verídicos se les desmonta toda la falacia creada por los feministas del ellos, ellas y elles, una falacia que sirve para mantener unos chiringuitos cada vez más engrosados a base de impuestos pagados por los contribuyentes. No se necesita criminalizar a un género, lo necesario es endurecer las penas de los delitos y que se cumplan íntegras.
Ahora tenemos al nuevo tribunal supremo de sálvame. Con Carlota Corredera atacando a aquellos que según ella son “negacionistas” de la violencia de género. A ella le pregunto ¿ Vale más la vida de una mujer asesinada por hombre que por otra mujer? A todos estos negacionistas mi más sincera enhorabuena, estáis en el buen camino. Hay que erradicar la violencia, venga de quien venga.
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