Distribuyendo la miseria

Por todos es ya conocida la desorbitada e histórica subida de la luz en España durante este periodo estival de 2021, pero poco se habla de lo que repercute esta subida en el resto de los productos básicos a la hora de llenar nuestra necesitada cesta de la compra.

Encontramos ahora el índice de precios al consumo (IPC) creciendo un 3% para la media del conjunto de 2021, la subida más importante sin lugar a duda, de los últimos años. Y es que el aumento del precio de la luz repercute directamente en los proveedores que se ven abocados sin remedio, a subir costes para sufragar pérdidas. No nos podemos olvidar, llegados a este punto, del aumento constante de los carburantes que, durante este ejercicio y hasta el mes de julio, acumulaba ya un aumento del 17,4%.

Nuestra cesta de la compra se ha encarecido un 20% en cuanto a aceites y grasas. El agua mineral, los refrescos y los zumos acumulan un 7,4% en subida de precios y le siguen la fruta fresca, los huevos y la carne de ave con un 4,6%, 3,5% y 3%, respectivamente. Todo esto se traduce, según la propia OCU, en una reducción del poder adquisitivo en el bolsillo de un español medio de un 45%. Imaginad entonces la situación económica de aquellas familias españolas más vulnerables, aquellas que siguen aumentando y engrosando las largas colas del hambre.

Ante esta situación que se califica de insostenible y desesperada, resulta que hay muchas voces que callan. Llama la atención poderosamente que los sindicatos de CCOO y UGT apenas han torcido el gesto, apenas han levantado el índice para llamarle la atención a un gobierno que gobierna solo para su clase política mientras hunde a su pueblo en la miseria. En Francia, los apostillaron como “la izquierda caviar”, la izquierda que viene a vivir del lujo y las comodidades que les otorga un pueblo que duerme y se conforma con ser oprimido y exprimido, al máximo. Esta izquierda social-comunista ha minado al trabajador desde siempre.

Sigamos desglosando un poco lo ocurrido con la factura de la luz. Hace alrededor de tres meses, entraron en vigor tres tramos horarios distintos para los consumidores eléctricos domésticos. Tres franjas de ocho horas donde una es la más cara, la punta, una es la intermedia, la llana y otra es la más económica, la hora valle. En cada una de ellas, el término energía que refleja el consumo cuesta diferente y esto es así por el reparto en cada tramo de los costes regulados. Me refiero a peajes y otros cargos, con los que los clientes sufragan partidas de política energética, como las primas a las renovables y los costes del transporte y distribución de la energía. Ahora bien, es muy importante saber que los costes de los peajes y su peso sobre el recibo eléctrico, los fija nada más y nada menos, que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, donde sus cargos pertenecen al Ministerio para la Transición Ecológica. Vamos atando cabos y asegurando, por tanto, que es una decisión política de este desgobierno.

Cambiando algo de tercio, pero al filo de los cobros por peajes, esta izquierda caviar es muy dada a ellos. Aplauden incluso la idea de que se adjudiquen a todos los conductores en breve porque consideran que de esta manera le hacen un favor a la ecología, sin importarles lo más mínimo el encarecimiento del coste de la vida para aquellos que son más pobres. Pero eso no es todo, se está hablando también de un impuesto cárnico en la línea de reducir el consumo de carne, de otro impuesto para los billetes de avión que penalizarán asimismo a las personas con menos recursos, mientras se siguen promocionando las energías renovables, mucho más caras, penalizando con cerrar centrales nucleares más sostenibles y económicas.

 ¿Todavía queda alguien que piense que un gobierno social-comunista va a repartir equitativamente la riqueza, cuando lo único que saben hacer bien es destruirla? Eres un 45% más pobre, tu propiedad privada derivada del esfuerzo ha mermado considerablemente y todo apunta, además, a que va a continuar en esa tesitura porque están aprovechando la pandemia para arruinarte y cumplir así con la agenda progresista 2030. Ni tan siquiera disimulan. Abre los ojos y únete a la resistencia, no te queda más que un movimiento político capaz de bajarse de un vuelo en picado, solo te queda Vox. Solo nos queda Vox.

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