Depp Vs Heard. Otro fallo de Fallarás

Desde que se conociera la sentencia en el proceso Johnny Depp vs Amber Heard, noticiarios, columnas, editoriales, redes y radiomacuteros echan chispas. Algunas personas, fieles a su deontología, se han tomado la molestia de ofrecer datos precisos y veraces en relación al contencioso que desde hace años mantiene esta maltrecha pareja. Otros y otras, como no podría ser de otra manera, han preferido sumarse al cacareo mediático de tendencia.

En este segundo grupo, la que hace podio es Cristina Fallarás y su artículo «Pierde el imbécil de Johnny ‘Sparrow’ Depp». A continuación, un ‘copia y pega’ de este “pulitzer”:

(…) Cierto, cierto, muy cierto es que afectará a las denuncias por violencia machista, a la confianza de las mujeres en que algo o alguien puede llegar a estar de nuestra parte, a que nos crean y no nos agredan por el simple hecho de decir la verdad. Pero, no nos engañemos, todo eso estaba ya ahí, sólido como el dolor compacto que arrastramos. Solo necesitaba un imbécil que le pusiera cara, cuerpo, que lo encarnara. Ese imbécil ha sido Johnny Sparrow Depp, y de un solo plumazo ha ofrecido en sacrificio su vida y su carrera, atadas como una sola cosa, para convertirse en estatua ecuestre de la ignorancia, la asnada y lo siniestro. Mucho debe ser su desprecio hacia sí mismo. (…)

¡Santa Torcuata de los Enanos nos asista! Hacía tiempo que no leía semejante retahíla de improperios en un diario. En este nuevo agitprop del género, la autora nos obsequia un folletín de maledicencias, maniqueísmo y filosofía de polígono. Ni una mención a todo el recorrido procesal de este caso. Ni una sola referencia a las grabaciones que obran en la causa en las que Heard confesaba haber agredido a Depp y le retaba como una hampona a emprender acciones judiciales. Ninguna otra mención al testimonio de la ex pareja de Johnny Depp, Kate Moss, en su defensa. En el mismo Youtube hay toneladas de material sobre este vodevil que permitirían a cualquier tarugo opinar con un mínimo de solvencia. Una vez más, la bilis, los propios traumas y una insondable mala leche invitan al personal a pasarse la presunción de inocencia por el forro de los caprichos. Todo ello en el fragor de esta nueva guerra de géneros que algunas exprimen como un cesto de chufas.

No se engañe usted, vecina. A doña Fallarás y muchas de sus autopercibidas hermanas de infortunio les importa una higa el futuro de Amber Heard. ¿Van a montar un crowdfunding para recaudar los 15 millones de dólares que tiene que aflojar la actriz?  Sus empeños van más bien dirigidos a convertir en Mefistófeles a todo ser sintiente con barba, testosterona y dos dídimos colganderos. Resulta inmensamente más fácil recurrir a delirios lastimeros y al arsenal de exabruptos disponible que confiar en la buena voluntad de todo un jurado (hombres y mujeres) que, de forma unánime, tras semanas de estudiar evidencias, pruebas y testimonios, decidió condenar a Heard por difamación.

Es gracias a este tipo de grotescos sainetes que la palabra sororidad empieza a resultarnos una suerte de sectarismo. El sentir general a día de hoy reconoce en este feminismo de tendencia un amago de supremacismo hembrista que sentencia que los atributos identitarios del individuo le relegan a la condición de aspirante a feminicida, fotopollero o protoviolador.

Una vez más, fiel a su apellido, Cristina Fallarás, fallo tras fallo, nos revela no tanto su ideario como opinadora sino sus propias cuitas y tribulaciones.

Un servidor pagaría gustoso un trozo de su jornal por ver al Capitán Jack Sparrow repasar la prensa allende los mares y anunciar una demanda por injurias contra la de los fallos. Motivos no le faltan. Esta individua le ha llamado sapo, imbécil, desgraciado, triste miserable, mafioso gordo, eructo de taberna…. No sigo. Léanlo si les place y van a sudar gominolas con esta oda al desvarío.

No se ofusquen en la búsqueda del discurso del odio. Lo tienen ante sus ojos.

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4 Comments

  1. Bravo! Fantástico, como todos sus artículos, Señor Romo. Aunque no tan de acuerdo en eso de «…convertir en Mefistófeles a todo ser sintiente con barba, testosterona y dos didimos colganderos.(…)» Ya sabe usted la cantidad de géneros, géneras y géneres que existen como para simplificarlo así.
    Esperando su nuevo artículo, Reciba un cordial saludo.

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