La Sanidad Pública no es tan buena como la pintan

Ya estamos de vuelta a la rutina. Empieza septiembre y con él, todos los quehaceres que cualquier familia española tiene como obligación anualmente. Libros, libretas, bolis y demás enseres que necesitan para comenzar las clases los más afortunados de la casa. Mientras los adultos hacemos ecuaciones y funciones numéricas para compaginar esos gastos con la subida de la luz y, por consiguiente, de todo lo demás. Hasta aquí todo como cualquier año. Este verano nos dieron una noticia y es la de que nuestra hija pequeña es una niña especial. Nosotros ya nos habíamos dado cuenta y, a pesar de que falta una confirmación clínica, tenemos sospechas de que puede ser. Su cara de hada nos lo dice todo. 

En estos momentos, no puedo dejar de recordar todos los aplausos que recibieron los sanitarios durante el confinamiento y me pregunto ¿Realmente lo merecían? No veo en cada incendio a todos los ciudadanos a las 20:00 horas en su balcón aplaudiendo a los bomberos. Tampoco los aplausos a policías y guardias civiles, cuando se juegan la vida en cada redada o en los disturbios que ocasionan por los motivos más absurdos (todavía estoy esperando que salgan por la subida de la luz) gente relacionada con la extrema izquierda o la izquierda a secas. Tampoco a ningún obrero cuando sube 11 pisos en un edificio a construir con la posibilidad de caer al vacío. En fin, cada oficio conlleva sus riesgos.

Volviendo a la pregunta que me ronda la cabeza, diría que no. Rotundamente no. Nunca he sido de aquellas políticamente correctas y siempre tengo debilidad por las injusticias. Hace unos meses escribía sobre las enfermedades raras y de cómo todo el colectivo se sentía abandonado por las políticas del gobierno que será muy social y muy comunista, pero de ayudas sociales a quien realmente lo necesita entiende poco, o no le interesa entender. 

En todo el entramado sanitario burocrático me he encontrado desde retrasos en citas de especialistas porque alguien ha extraviado documentos. Como por ejemplo en atención temprana que después de un año a la espera de una cita, resulta que: la solicitud que pasa desde el centro de atención primaria a Conselleria de Sanidad, después a Conselleria de Igualdad para finalmente ser recepcionada por el centro de atención temprana. En alguno de estos puntos, la solicitud se pierde y, por consiguiente, resulta que llevamos un año de demora en el tratamiento y diagnóstico. Pero aquí nadie asume errores, ¿realmente es necesario que pase por dos consellerias? Una de las pruebas solicitadas para el diagnóstico es un test genético, el problema para la seguridad social es que el precio es elevado, aunque gracias al seguro médico privado se la han realizado ya. Pero debe ser que los tratamientos hormonales y los cambios de sexo para la sanidad pública son gratuitos y altruistas porque si no es así no llego a entender porque para unos sí y otros no. 

En atención primaria siguen sin atender, por lo menos aquí en la comunidad valenciana. Y siempre tienes al teléfono al administrativo de turno haciendo el triaje como si de un sanitario se tratara para ver si mereces una cita presencial o no. Los especialistas, supuestamente saturados por COVID, a pesar de no ser intensivistas ni neumólogos. Eso sí, si no has acudido a tu cita de vacunación pueden llamarte hasta 12 veces en 15 días. Después seguimos oyendo en las televisiones que tenemos una seguridad social maravillosa. Aunque quien lo dice acude a la Ruber o la Quirón. Por lo que, su opinión, es meramente para quedar bien y que los sigan manteniendo en la silla. ¿Por qué no les preguntan a todas las personas que llevan meses esperando pruebas para confirmar o descartar un cáncer? A todos los que cuando han necesitado a su médico de cabecera no los han atendido. A quienes han visto fallecer familiares (padres, hijos…) porque su enfermedad no era COVID y por consiguiente no era prioritaria. Seguro que su opinión no es tan positiva. 

Señores sanitarios, dejen de tomarnos el pelo y vuelvan a sus funciones como cualquier hijo de vecino que son. Y si no les gusta su trabajo, váyanse y dejen que otros con ganas y vocación ocupen esos puestos. Y si realmente la Sanidad Pública no está preparada o  no puede asumir todo el volumen de pacientes, señores políticos, dejen que las personas decidan entre lo público o lo privado al igual que hacen los funcionarios. Pero no obliguen a los ciudadanos a tener que mantener el coste de la Sanidad Pública y a su vez tener que pagar un seguro médico privado para poder ser atendidos en condiciones. Puesto que los médicos en muchas ocasiones son los mismos ¿Será que el problema lo tienen en la gestión?

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*