Por la dignidad de las víctimas

El Gobierno no tiene la más mínima intención de impedir que Henri Parot sea recibido como un héroe en Mondragón. Parot, aquel que asesinó a 82 personas de las cuales una cantidad importante eran niños y que ajusticiaba sin remordimientos y sin lamento alguno, tendrá un gran recibimiento. No puede ser más inmoral e indigno para los familiares de las víctimas de este asesino, tener que encajar entre pecho y espalda, el pisoteo a la memoria de tantas almas inocentes. Recibir entre aplausos a un monstruo de esta calaña, es como tener que aceptar que las víctimas lo fueron con justificaciones consolidadas o por motivos sin importancia y ya olvidados. Nada más cruel, nada más doloroso… Es volver a sentir que aquellos que en su día faltaron, nos faltan otra vez. No habrá descanso ni para estas almas inocentes ni para sus familiares.

Se trata de una banda terrorista como ETA. Se trata de un asesino por vocación con unos ideales que perseguía conseguir matando. Se trata de la peor bajeza concebida dentro de un ser humano que destila maldad por los cuatro costados. Fueron 82 las personas inocentes que dejaron de existir en este mundo gracias a sus manos. Hay que ser un verdadero carnicero y un sanguinario para haber encontrado fuerzas para realizar tales crímenes. Y después de tanto dolor causado, sucede lo inimaginable hace tan solo unos pocos años atrás.

Un acto de humillación hacia las víctimas, de enaltecimiento al terrorismo y de odio es exactamente lo que define al recibimiento del 18 de septiembre de Henri Parot en Mondragón. Y este Estado, en aplicación de la Ley de Reconocimiento y Protección Integral de las víctimas del Terrorismo debería asumir la total defensa de la dignidad de las víctimas en lugar de mirar hacia otro lado, donde escuda y esconde su responsabilidad para con los que ya no se pueden defender, donde oculta razones que pagan favores a costa de los que ya no están. Intolerable, vergonzoso, humillante y tan lejos de la razón que deja en muy mal lugar a la posición del actual gobierno progresista, quien vende el dolor de las familias de las víctimas a cambio de un puñado de votos o de pactos, que a la vista está, es lo que realmente le interesa.

Así pues, en estos momentos, ni gobierno ni justicia han prohibido este despreciable homenaje. Por tanto, desde las propias familias ya se han pronunciado voces que irán a manifestar su consiguiente desacuerdo el día 18 en Mondragón. A esta manifestación pacífica, se unirá el partido político de Vox para prestar su incondicional apoyo a las víctimas del terrorismo, apoyo muy necesario debido a la incompetencia de un gobierno para detener estas situaciones de enaltecimiento al terrorismo. Desde estas sencillas líneas de mi escueto artículo semanal, os animo a acudir a todos. La defensa de la dignidad de tantos inocentes no podrá jamás ser menos importante para nosotros. Una vez más queda patente; solo queda Vox.

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