En la maraña de actualidad que nos asalta esta semana, hoy me gustaría opinar sobre un tema al que creo que no se le ha dado la suficiente visibilidad. El 27 de noviembre, el diario Público entrevistaba a Abel Azcona. Esto en sí mismo, no sería algo destacable, si no fuese por el contenido de esa entrevista y por las intenciones que pueden concluirse de la publicación de la misma.
El diario Público presenta a este individuo como “uno de los artistas españoles contemporáneos con más recorrido internacional, acostumbrado a recibir descalificaciones y a ser perseguidos por los ultracatólicos o por partidos como Vox”. En realidad, a lo que este diario denomina “artista” es a alguien que se dedica a cosas como, por ejemplo, sentarse en una silla y cortar el tráfico en las Ramblas de Barcelona o robar 242 formas consagradas para, con ellas, hacer una exposición mofándose de los cristianos… a ver si lo de Rita Maestre iba a ser arte contemporáneo y no nos dimos cuenta… Abel Azcona es, en conclusión, uno de esos bohemios que vive de la provocación, del insulto y, por supuesto, de la subvención.
Abel Azcona es un “artista”, definido como el enfant terrible del arte contemporáneo español. Traducido al idioma de la gente normal, significa que, con 16 años, se dio cuenta de que podía llamar “arte” al vandalismo y tiró de ese hilo, posicionándose ideológicamente de la forma más económicamente adecuada. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol.Pero lo realmente cabreante es cómo el medio del señor Roures, ese medio que dio cabida a que un entrevistado (Máximo Pradera) le desease un cáncer a Macarena Olona, no se pone, en esta ocasión tampoco, colorado dando un espacio a este personaje para que pueda esputar su odio: “ETA es una lectura radical de la gente que lo mira. Evidentemente, puedes tener una crítica, yo la tengo, pienso que hay cosas que no están bien, pero han matado a gente que mejor que esté muerta, y eso es así, nos guste o no. Y yo no soy una persona violenta, más allá de lo que haga con mi cuerpo a nivel ideológico soy pacifista, pero sí que es verdad que pienso que hay gente que es mejor que esté muerta”. Menos mal que no se considera violento…
Pero, como les decía, la responsabilidad de dar voz a un… (pónganle ustedes un término) de semejante calibre, no es del personaje, sino de quien, a sabiendas de lo que está haciendo, plasma negro sobre blanco, el odio transformado en declaraciones. No olvidemos que este es un periódico que se dedica a señalar a la gente de determinado sesgo ideológico. Y sólo cabe pensar que ojalá publicase una lista de quiénes son los que consideran bien muertos. Pero es que, además, es sobradamente conocido que Público es el altavoz oficial de Podemos, lo que nos lleva a otra reflexión. Y es que estas infectas palabras de este “artista” serían defendidas, sin duda, por parte de los partidos de extrema izquierda. Y digo “defendidas” no por un afán de proteger la libertad de expresión, sino porque es lo que realmente piensan, que muchos de los asesinados por eta están mejor muertos; cosa que no nos debería de extrañar, ya que la gran mayoría de ellos tienen, en este momento a Otegi como referente moral…
Hace muy poco tiempo, una youtuber, entrevistada por Gabriel Rufián (otro artista) decía que a veces matar estaba bien, refiriéndose a “los de Vox” en total sintonía con este… (pongan ustedes un término). En definitiva, nada es casual. Todo obedece al discurso de odio perfectamente programado de la izquierda más sectaria y rancia, que se disfraza y utiliza lo, supuestamente, contemporáneo, para que no se le vean las costuras que llevaron a hilvanar atrocidades como la Deskulakización o el Holodomor. Y, mientras tanto, no hemos visto, ni escuchado a nadie del Ministerio de Cultura haciendo ni un solo comentario sobre estas declaraciones del señor Azcona, a pesar de que nos quitan nuestro dinero para financiar bienales y exposiciones de sujetos como este. Habrá que preguntarse el porqué de su silencio, no creo que lo utilicen como la réplica más aguda. Todos sabemos que no es así.
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