Troya

Una de las batallas más memorables de las reflejadas en el cine fue la de Troya. La más reciente y fastuosa de las películas hechas, dirigida por Wolfgang Petersen, se estrenó en 2004. La cinta, una coproducción estadounidense-británica, está basada en un poema épico griego, la Odisea, de Homero. En un entramado en el que los espartanos buscan la venganza de los troyanos por haberse llevado a la esposa de uno de sus príncipes, enamorada de uno de los del otro reino, se organiza toda una serie de contiendas a las puertas de la gran fortificación inaccesible de los troyanos que será resuelta más por el ingenio que por la fuerza. Será a través de un enorme caballo de madera, aparentemente dejado por los griegos tras su regreso adelantado desde las playas de Troya, y que los propios troyanos introducirían en la ciudad a modo de ofrenda a Poseidón, un conjunto de milicianos capitaneados por Aquiles logra abrir las puertas de la ciudad por la noche invadiéndola con las temibles tropas griegas que, finalmente, se hacen con la ciudad.

En un momento del film el personaje del príncipe espartano Agamenón (Brian Coox) se dirige a Odiseo (Sean Bean) una vez que este ha conseguido idear su estrategia del enorme caballo de madera para penetrar en las líneas enemigas y le exhorta: “¡Vaya, Odiseo, descubriste cómo hacer que las ovejas inviten a los lobos a cenar!”

En la Historia reciente son muchas las ocasiones que este relato ha servido como excusa para renombrar múltiples situaciones estratégicas y se ha convertido en todo un hito del espionaje y de la misma guerra desde todas las perspectivas y con cualquiera de los objetivos planteables. Lo ha sido de una forma muy concreta en la definición de esos programas que, accediendo a nuestros ordenadores con un fin determinado terminan siendo mallware malicioso que recaba información comprometedora de los mismos. A estos programas se les ha denomina “troyanos”.

Un troyano, por lo tanto, y por definición, es un engaño pernicioso, un engaño que utiliza una imagen o un fin con el objeto de conseguir sus planes y, una vez obtenidos, desprender su verdadero proyecto que es el dominio y la destrucción, el robo y la devastación.

Y, sinceramente, siento deciros que así es como han funcionado todos los extremismos que terminaron triunfando en el siglo pasado. Absolutamente todos. El discurso de “he llegado porque los demás lo están haciendo muy mal y yo voy a resolver todos tus problemas”, “todos los demás son el enemigo porque nosotros representamos a los únicos que tienen el discurso de lo correcto”, el echar siempre la culpa a otros, incluso cuando llegan al poder, el conseguir que la gente llegue a odiar a sus vecinos o amigos por su pensamiento ideológico o incluso su religión o posición social, o por su procedencia. Así mismo lo hizo Hitler y así obtuvo el poder absoluto, a base de sembrar y cultivar el odio.

Sinceramente, en este país creo que vivimos las consecuencias de dos grandes troyanos políticos y que representan a los extremos ideológicos opuestos que, como siempre digo, se dan la mano por detrás en el autoritarismo y en ocultar la verdadera naturaleza absolutista de sus planes.

Pero es ahora, precisamente ahora, cuando hemos empezado a descubrir a quiénes los han estado utilizando como Caballos de Troya sobre España y sobre Europa. Deberían qué menos que sonrojarse aquellos que defendían, en los primeros inicios, y de una forma más velada posteriormente, la invasión de Ucrania por Rusia. Y es que pocos apoyaron más y mejor el auge mediático y populista de Pablo Iglesias y los suyos que la propia Rusia de Putin. Pero esto no es ya una opinión mía, que es convencimiento, sino que sale en un informe de Atlantic Council por el Consejo Atlántico publicado en noviembre de 2017 bajo en nombre de Los Caballos de Troya 2.0 del Kremlin.

El informe podría ser de una absoluta actualidad si se analiza y llama hasta la atención porque su estrategia no estaría dirigida únicamente a partidos de extrema izquierda, sino también a partidos de extrema derecha entre los que también se señala a VOX. El objetivo, la desestabilización de Europa. Y entre sus objetivos, aupar y ayudar a cualquier formación política que suponga un problema para los sistemas democráticos, tanto en el sentido de apoyar a los separatistas, como está comprobado que se hizo en Cataluña, o con los de PODEMOS, tan fieles y cercanos a partidos independentistas e incluso justificadores en algún momento de las muertes por terrorismo en este país, como a aquellos que representan una apuesta ultra nacionalista y que, por lo tanto, tratan de imponer un estado de las cosas que aplastaría el sentimiento nacionalista y las aspiraciones de mayor autonomía de los territorios. También se habla, como no, del apoyo ruso a Marie Le Pen en Francia. Y, atención, en el informa también se menciona el apoyo dado a la organización Hazte Oír, que tan cercana ha estado al proyecto de Abascal.

Pero uno de los casos más fragrantes es el de PODEMOS. Una formación en la que su líder, ahora en la sombra y con muchas ganas de volver como salvador del proyecto, Pablo Iglesias, encontró uno de los mayores apoyos, y no sólo económico, en las cadenas con grandes inversiones rusas como Hispan TV o Globovisión. Esto, por no hablar del fuerte apoyo dado por otras grandes inversiones rusas con gran impacto propagandístico como es Russia Today, canal ruso para imponer su influencia en la Unión Europea a través del apoyo de consignas dirigidas a llevar al poder a aquellas opciones políticas cercanas a Putin, como PODEMOS.

Y sí, la Unión Europea, ante el actual conflicto, se puso manos a la obra y cerró las emisiones Europa las cadenas Russia Today y Sputnick. ¿Y qué ha ocurrido en ese momento? Pues que el mismísimo Pablo Iglesias, a cuyas cadenas de desinformación y propaganda pro rusa debe tanto, como la famosa entrevista posterior a las elecciones y en las que hablaba de sus condiciones para entrar al Gobierno, y todos sus correligionarios, se han lanzado contra la Comisión Europea hablando de libertad de expresión, algo que él mismo y los suyos jamás han tenido en cuenta en el respeto a los medios de comunicación y a los comunicadores. Y sí, el mismo que indicó en su momento que todos los medios de comunicación deberían estar bajo el control estatal. Ese era su concepto de libertad de expresión cuando pensaba que estaba asaltando los cielos y podía desde allí cagar (con perdón) sobre la tierra y así sobre todos nosotros.

Ahora, por supuesto, no pueden expresar su apoyo absoluto a Putin. No habría lugar en la Tierra para su continuidad, no sólo en el Gobierno de España, sino en las urnas. Es una decisión que va contra sus intereses pero que va, a la vez, a favor de poder seguir existiendo. No les quedó otra. Bueno, sí, les quedó la desvergüenza de poner como argumento para la paz que un país que ha sido invadido y sobre el que se están cometiendo crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad debe de rendirse para que no haya más muertos. Su concepto de paz es primo hermano de su concepto de libertad y de dignidad.

No quisiera alargarme mucho sobre este asunto porque el hedor es insufrible pero no puedo acabar sin recordaros quiénes son algunos de los socios estratégicos de Putin en el mundo, como son Venezuela, Cuba o Irán… Analicen los lazos y las relaciones, ideológicas y económicas entre esos países y los fundadores de PODEMOS y quizás obtengan, como yo, la escalera real en este juego de mentiras, tarjetas de teléfono y latigazos mentales a presentadoras de televisión, y unan feminismo y dignidad al cóctel. Toda una farsa. Ya tienen montado el Caballo de Troya.

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