Andaluzas reflexiones

Ya han pasado. Las incógnitas, las preguntas que todos se hacían ya tienen solución. Las bravatas, las apuestas personales y las porras dejaron de tener sentido. Hoy es 21 de junio, el día más largo del año. Para algunos un día tremendamente largo. Ya han pasado las andaluzas.

Hace unas semanas decía por aquí que podían suponer un punto de inflexión para el gobierno de Sánchez. También, un poco después, le afeaba a la izquierda que no hubiese ido unida a unas elecciones en las que, según ellos, nos jugábamos tanto. Pero ni entonces, ni un poco después de aquel entonces, hubiese imaginado semejante resultado. La política la mayor de las veces no deja lugar al aburrimiento.

Supongo que lo ocurrido tiene mucho que ver con el estar escuchando día tras día ciertos análisis políticos que a posteriori se comprueba poco tienen que ver con la realidad de las cosas. Supongo que escuchamos más a quién dice saber que al latir de la calle. De esto es lo que quiero escribir hoy, de lo complicado que resulta escuchar a la gente entre el griterío de los que pretenden analizar la opinión pública y lo que es peor aún, analizándola tratan de modificarla.

Así tenemos que Vox ha fracasado estrepitosamente cuando aumenta en dos escaños su resultado anterior y su competidor directo, el Partido Popular, cosecha unos resultados históricos. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo ganar dos parlamentarios cuando tu rival arrasa en todas las provincias puede suponer un fracaso? La culpa, nos argumentan, la tienen las expectativas. Cuando todos dicen, cuando tú mismo dices que vas a arrasar y luego no arrasas, por muy bien que lo hayas hecho, eres un perdedor.

Del mismo modo pasa con Ciudadanos. Resulta que Juanma Moreno cosecha el resultado de una buena gestión, de la moderación de su discurso, de unos años pasados que han obrado el milagro de convertir las rosas rojas en gaviotas azules; pero todo lo anterior no lo ha hecho solo, le ha acompañado en la gestión y, por lo tanto, en el éxito, el partido naranja de Arrimadas. El mismo que ha pasado de 21 parlamentarios a ninguno, el mismo que comparte la moderación del discurso. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo haciendo las cosas bien nadie te premia en las urnas? Pues por la misma razón que antes. Si todo el mundo dice que serás irrelevante, que desaparecerás como lágrimas en la lluvia, entonces no sirve de nada votarte, aunque el haberlo hecho en las últimas elecciones se haya demostrado una buena elección.

Todo esto debería llevarnos a una profunda reflexión. ¿Tan manipulables somos? ¿Acaso no somos capaces de votar en virtud de nuestros propios análisis que nos dejamos llevar por lo que nos cuentan que va a suceder? ¿Acaso vamos a comprar el éxito o fracaso de un resultado en virtud de lo que nos digan en los medios de comunicación y no escuchando nuestro propio juicio? Si la respuesta no nos deja en buen lugar es hora de leer con otros ojos y escuchar con otros oídos.

Hemos de ejercer la democracia cultivando un juicio crítico basado sí, en escuchar a los demás, pero sobre todo en análisis posterior que hagamos de todo ello. Hemos de votar lo que queramos y no lo que creamos que va a ser más útil. Hemos de crear tendencia y no seguir lo que nos dicten desde fuera.

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1 Comment

  1. Totalmente de acuerdo.
    Hay que votar, con arreglo a nuestras propias convicciones; y dejarnos encuestas y expectativas.
    O no votar.
    Ahora bien , tengo que agradecerle al Sr Sánchez, todo lo que ha hecho por contribuir( con sus mentiras y su chulería), al vuelco electoral en Andalucía( cosa que jamás pensé que iba a ver)

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