Todos lo sabemos, es un secreto a voces, lo saben quienes lo niegan e incluso los que pretenden ignorarlo (los problemas no van a desaparecer así como así por mucho que se ignoren). Hay que decirlo alto y claro: en España se ha instaurado una DICTADURA. Todavía está en su primera fase pero el hedor que emana lo envilece todo. La censura, vieja arpía desdentada y malhumorada, acorrala a políticos, periodistas, youtubers, humildes blogueros, pequeños tuiteros y en definitiva a cualquiera que se atreva a desafiarla.
Este grupo de disidentes enloquece a los nuevos dictadores que todo lo pueden, que disponen de todo el dinero del mundo para comprar voluntades. A pesar de esto los “rebeldes” siguen peleando y lo hacen a “pecho descubierto”, su única arma es la verdad. Todos y cada uno de ellos, bendecidos por el don del individualismo frente al repugnante colectivismo que se nos quiere imponer, aguantan estoicamente que se les corte la palabra, retiradas de vídeos, crueles insultos acompañados de historias rocambolescas que pretenden desacreditarlos frente a la opinión pública y un sinfín de amenazas.
Pero si hay alguien en este país que se lleva El Cervantes, El Nobel, El Oscar y hasta El Pulitzer al más censurado ese es un chico de Fuente Álamo, Murcia. Y es que Raúl, ‘Un Murciano Encabronado’, ahora Un Murciano Censurado, cabrea sobremanera a La Izquierda pero también molesta a parte de La Derecha. Ha sufrido los mismos ataques que el resto de los censurados pero multiplicados por dos. A pesar de todo esto y mucho más ahí sigue dando la cara sin amilanarse. Raúl es de esas pocas personas que han tomado conciencia respecto a que “los frutos de esta batalla” los disfrutarán o padecerán, todo depende de quién gane, “otros”. La lucha del “presente” es para que el “futuro” sea libre.
El Murciano es como uno de esos aguerridos soldados de Los Tercios batallando en Flandes, es la valentía hecha persona, es un gigante bonachón, es más listo que el hambre, es nuestra “conciencia”, es “el impulso” que necesitamos para no decaer, es “el dato” que acaba con “el relato” y es “esa pequeña pulga que está volviendo loco al perro”.
Tomemos ejemplo de todas estas pequeñas «pulgas», hagámos salir a ese guerrero que llevamos dentro, en algunos, como en el Murciano, está a flor de piel, en otros sólo es cuestión de tiempo que despierte. Peleemos por lo que por derecho es nuestro, nuestra tierra, nuestro hogar. Como dice la canción: «Somos los guerreros que construyeron esta ciudad desde el polvo» porque, reconozcámoslo, España está hecha polvo.
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