Emergencia y crisis

Al parecer llegó el fin de la emergencia sanitaria para el Gobierno, a ese al que ya no le interesa más recordarlo que para vendernos las vacunas de refuerzo o la actualización de la variante de moda. Somos meros números de supervivientes a la pandemia Covid, aunque cada vez la población es más reticente a la inoculación. Sobre todo, cuando vemos como las personas que se pinchan en un plazo breve de tiempo dan positivo…. pero se vuelven a vacunar y vuelta a empezar con la enfermedad. Es como un círculo vicioso del que quedan presos sin ver la salida.

Se encuentran presionados por el dictado de las autoridades sanitarias y gubernamentales que limitó derechos fundamentales, entre otros, el de la movilidad, impidiéndoles viajar a la vez que nos clasificaban como ganado marcado, al mismo tiempo que se colaban por la “frontera sur” de Europa miles de inmigrantes sin control, al modo “la toma de España”, avanzando por nuestras ciudades fronterizas en grupos de hombres jóvenes, fornidos y con formación militar que, incluso, han llegado a realizar sus entrenamientos por las calles. Eso no parece una emergencia migratoria, sino una invasión a base de tráfico de seres humanos.

Volviendo al tema, de la emergencia… y una vez superada la crisis del pánico social provocado por la emergencia sanitaria por el Covid, y viendo que los sucesivos intentos por prorrogarla y sustituirla no han dado los resultados esperados, ahora nos presionan con la económica a consecuencia de la guerra en Ucrania, gran cajón de sastre para descargar responsabilidades de todo tipo. Crisis energética, aunque España no compraba gas a Rusia, precios desorbitados de la electricidad, crisis alimentaria, los cereales al parecer, son eminentemente de producción ucraniana y ahora los rusos se adueñan del cereal de Ucrania., la crisis de los combustibles y podría citar algunos más.

La visión parcial de la guerra ruso-ucraniana que los medios de comunicación realizan sólo informando del lado europeo, impide que conozcamos el alcance real de la magnitud de esta guerra. Este conflicto que alentó Biden desde los EE. UU. y que Ucrania aceptó esperando el ferviente apoyo de la UE. Pero los paises miembros se limitaron a ir poco a poco financiando los recursos bélicos de los ucranianos a la vez que recibían a la población que huía despavorida de la zona de conflicto. 

Crisis económica que comenzará en otoño con fuertes subidas de impuestos, para que los que trabajan apadrinen a los que no trabajan. Además, tocará mantener Estado de Bienestar de los políticos, las pensiones por jubilación, el sistema nacional de salud, la seguridad social, las pensiones por desempleo y demás emergencias. Nos vemos abocados hacia la vorágine del cambio de modelo económico y social en el que sólo existirá la clase dominante y la plebeya.

El control social cada vez es mayor y nos sometemos a él cual corderos al degüello. No pensar es la máxima dominante. Hacienda nos geolocaliza, el sistema sanitario, también. Nos venden una agencia de protección de datos que, por otro lado, los vulnera, por ejemplo, nos embaucan con “Alexa” y después la aplicación nos pide que nos identifiquemos con la voz que tiene registrada de cada uno de los integrantes que habitan en una vivienda. Para poder identificar a cada miembro de la unidad familiar. Casualmente, las aseguradoras que también nos geolocalizan con la excusa de ‘ayudarte a conducir’ y que nos acaban ofreciendo descuentos por ello. Vamos, te compran tu libertad de movimiento.
Somos cada día más prisioneros del sistema que nos asfixia la libertad poco a poco; con promesas de descuento, de protección o de prevención…. y lo peor de todo esto, está en que el pensamiento colectivo asiente y consiente. La culpa la tiene la ley del mínimo esfuerzo y la acomodación.

La conveniencia de lo políticamente correcto inunda el espacio social, laboral y sanitario. La prueba está en que ahora ya no es motivo de baja médica estar contagiado de Covid. Se puede trabajar e ir infectando por doquier a las personas con las que uno se relacione ya sean vulnerables o no. Lo importante para el sistema está en que se produzca rendimiento, lo otro serán daños colaterales “imposibles de prever”. Y como siempre digo: la información te hará libre, te dará criterio propio.

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