¿En defensa de la sanidad pública?

En defensa de la sanidad pública miles y miles de personas se manifestaron hará unos días en la villa y corte. Es cierto, muchas de ellas lo hicieron por la sanidad -otras quizás no-. No es menos cierto que en la atención primaria en Madrid la cosa anda jodida, seamos realistas. En el resto de España pareciera que la cosa anda como tiro de cañón. Allá en Baleares, el gobierno de Francina Armengol exige hablar catalán al personal médico y de enfermería. Lo de la pericia con el bisturí o el fonendo pasa a un segundo plano. ¿Qué hostias importará el idioma que mascullen mientras te puedan operar de cataratas sin dejarte un ojo pipa? ¡Hábleme usted en élfico si me quita la piedra del riñón! Allá en las islas donde no se te permite curar si solo parlas castellá, la lista de espera en cirugía general es de 145 días. En Madrid son 68.

En Cataluña, donde bien se sabe que tampoco agrada que los sanitarios hablen la lengua de las “bestias con forma humana” (Quim Torra dixit) el tiempo de espera en cirugía traumatológica supera casi en cien días al de Madrid. En Aragón se bate el récord de espera en cirugía de digestivo con 168 días. Se echa de menos ese vigor reivindicativo, ese altruismo, ese embeleco de lo público en las calles de Valencia, Cantabria o Asturias, regiones todas con peores indicadores que los de Ayusópolis.

En defensa de la Sanidad Pública da la sensación de que acude usted a un acto de precampaña electoral. Pero pregúntese usted si el éxodo de pacientes clínicos es hacia Madrid o desde Madrid. ¿Alguna vez ha visto un madrileño tener que ir a Cáceres para operarse de la próstata? ¿O más bien vienen desde Toledo o Albacete a recibir quimioterapia en el Hospital Puerta de Hierro? hospital público este, como la Paz, el Ramón y Cajal y el Infanta Leonor, algunos de los cuales, joda a quien joda, se encuentran entre los mejores de Europa. O el caricaturizado Isabel Zendal, puesto en marcha en tiempo récord, al cual una cotorra tuitera llegó a comparar con Auschwitz ¡Simpática cretina!

No sé si usted lo sabe, pero este, su gobierno del progreso, no el de Ayuso, en el otoño de 2021 anunciaba financiar con 15 millones de euros la vacuna española contra el coronavirus. Según numerosos medios de comunicación, esa misma tela es la que pensaban gastar en poner subtítulos en catalán en las series, para agasajo de socios de investidura ¡Torerísimo!

Madrid tiene la mayor densidad de población, y un aeropuerto internacional con cuatro terminales abierto de par en par durante la pandemia, y no tiene ni de lejos los peores indicadores sanitarios. Mientras en Valencia guardaban a los enfermos en tiendas de campaña en pleno invierno cuando no cabían en el Hospital de la Fe, más de uno prefería esmerarse en buscar moho en las lentejas del Zendal. El tiempo de espera en cirugía donde Ximo Puig son 83 días, 15 más que en Madrid.

Ese paradigma de gestión de la sanidad madrileña, repudiado por propios y extraños, ha sido refrendado en parte por el Ministerio de Sanidad este mismo mes en el informe Urgencias extra hospitalarias, que avala la resolución telefónica mediante consejos sanitarios, reconociendo que en urgencias es posible una atención telemática. Ya lo haga Madrid, Ceuta o Navarra a mí me parece una cagada. ¿Algún muñecote o piñata parodiando a Carolina Darias en el Paseo del Prado, donde esta tiene su despacho? ¿No, verdad?

Ninguna defensa de Ayuso por mi parte, ni de ningún político, porque si usted quiere manifestarse contra ella hágalo, pero llamarle asesina en la Complutense…ufff…no sé yo… Cuando en 2005 Santiago Carrillo fue investido doctor honoris causa en la Universidad Autónoma de Madrid poca memoria democrática gastaba el personal frente a uno de los principales sospechosos de la mayor matanza de la guerra civil.

No será que usted anda más pendiente de la última capullada de Froilán o de unos niñatos gritando obscenidades en un colegio mayor, en lugar de los mil millones del erario público destinados en solo dos años al ministerio de papel burbuja de la Montero, egregia benefactora de violadores y pedófilos. Con esos euretes dejábamos la plantilla del Gregorio Marañón como los chorros del oro. ¿Alguna manifa prevista en apoyo a la salud emocional de las más de 500 mujeres y menores violentadas o abusadas, que ni duermen, aterradas porque sus agresores están cada vez más cerca de sus vidas?

En defensa de la Sanidad Pública exija usted una detallada auditoría de la gestión de Salvador Illa como ministro de sanidad cuando en 2020 andábamos comprando matasuegras en lugar de test para la detección del coronavirus. Acuérdese cuando un caballerete se identificaba como un sanitario indignado por la insalubre gestión madrileña y acabó resultando ser un “agradaor” que le sujetaba el megáfono a Isa Serra.

¿Desea usted una nueva manifestación anti-ayuso? Adelante con ello ¡Estaría bueno! ¡Ni que yo le deba algo a la de Sotillo! Ya le digo yo que las habrá antes de las elecciones. También las hay contra Sánchez, pero las llaman por su nombre. Si usted la llama “por la sanidad pública”, permita que den su testimonio los sanitarios, y no eruditos y plañideras del TikTok, que huyen del dato como los vampiros del ajo. Y si persevera en ello, convendrá usted conmigo que se manifiesta usted por la sanidad pública madrileña, no por la del resto de españoletes, y algunos de los que desfilan a su lado se han venido desde Extremadura, donde el tiempo medio de espera en cirugía traumatológica asciende a 172, que vienen a ser 104 días más que en Madrid.

En defensa de la Sanidad Pública parece que anda usted al plato y no a las tajadas. En defensa de esa sanidad de todos, sin hacer distingos por regiones y terruños, esto suena como aquello de «se non è vero, è ben trovato» ¿Será casualidad que esta última movilización popular tuviera lugar al día siguiente de la ceremonia de los Premios Goya? ¿Será que cuando la de los Premios Feroz ya avisaron?

Postdata: Los pocos datos clínicos estadísticos aquí citados obran en los indicadores del Sistema Nacional de Salud, dependientes del Ministerio de Sanidad. El de su gobierno amigo, no los de la “pérfida” Ayuso.

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