Promesas

“… todas las promesas que hicimos… todas las promesas que rompimos…” Es inevitable; entre apuntes y apuntes preparando los próximos exámenes, la canción de The Cramberries machaca constantemente la cabeza de una servidora que no deja de comparar la letra de Dolores y compañía con lo que ocurre estos días en el panorama político nacional.

Porque, al final, la campaña electoral se basa en eso, promesas y promesas que luego, en la mayoría de los casos, no se cumplen. Una ha perdido la cuenta de las viviendas que se van a regalar, los impuestos que se van a bajar, los hospitales que se van a construir… ¡Es un chollo! Luego transcurren cuatro años y el balance de lo prometido y lo cumplido deja bastante que desear. Por eso, a veces es mucho más conveniente dejar de lado los proyectos futuros y pensar y analizar con detenimiento qué es lo que realmente se ha cumplido durante la legislatura.

Andalucía, Castilla León y Madrid fueron un anticipo de lo que piensa y siente el resto del país. Las políticas de izquierdas llevadas a cabo desde la Moncloa hasta el ayuntamiento más pequeño de España están arruinando una sociedad que ve cómo ese concepto de progresismo que han vendido en todos los medios no deja de ser una mentira que ahoga a los españoles, empresarios o trabajadores, jóvenes o no tanto, hombres o mujeres… Y ese martillo que machaca las carteras de los ciudadanos se está quedando sin recorrido. Las mentiras del CIS resultan insultantes. Decir que la okupación es un invento de la extrema derecha sería irrisorio si no fuera por lo preocupante de la realidad. Son tantas las mentiras que salen del Partido Socialista y resto de satélites que cualquiera corre el riesgo de creérselas.

Fue Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler para más señas, quien dijo aquello de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Y eso es básicamente el último recurso que puede utilizar la izquierda progre: durante cuatro años no han hecho nada excepto incumplir todo lo que prometieron, por lo que solo les queda mentir, mentir y mentir hasta mil veces para que parezca que sí han cumplido.

Y, mientras todo esto se cuece en los fogones de la política regional o municipal, el Presidente del Gobierno sigue regalando momentos únicos como el de la pasada semana en la Casa Blanca. ¿Cómo se puede ser tan pelota? ¿En serio pretende hacernos creer que pintamos algo en el panorama internacional? Y precisamente Estados Unidos, donde gracias a las políticas intervencionista del ejecutivo socialista, somos vistos como un país comunista. Si a ello se le suma lo que ha manifestado la Unión Europea sobre las reducciones de condena que pretendían igualar España al resto de la vieja Europa, pues eso, el hazmerreír…

Un país donde se defiende a quien se adueña de una vivienda que no es suya en contra de sus legítimos dueños. Un país donde a un policía se le exige estar exento de antecedentes penales, pero quienes les van a dirigir sí que pueden tenerlos, y estar orgullosos de ellos. Un país donde se ataca a quien genera empleo. Un país que beneficia a violadores y maltratadores humillando aún más a las víctimas. Un país que comete y legaliza esas y más aberraciones, no pude denominarse progresista. Un país se construye desde el pueblo más pequeño. Las políticas municipales o autonómicas son un reflejo de las nacionales. Que dejen de realizar tantas promesas, porque cuanto más prometen, más mienten.

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