Ante una situación desoladora para aquel que ha osado montar un pequeño negocio, cabe preguntarse si estas personas son ‘el último mohicano’ que nos queda y al que habría que cuidar como oro en paño. Las grandes superficies y las compras online amenazan a las pequeñas tiendas que luchan a brazo partido en un mundo de lobos despiadados.
Particularmente, uso las tres fórmulas y compro en todas. Sin embargo, esta juventud que está acostumbrada a llevarlo todo en el móvil, me da que acabará comprando gran parte de sus necesidades y caprichos desde casa, lo que provocará a la larga el cierre del pequeño comercio o, bien, su continuidad a trancas y barrancas, en caso de haber conseguido meter sus productos en Internet.
Todo cambia a pasos agigantados, pero aterra pensar que algún día viviremos encerrados en nuestras casas -el que la tenga- y todo nuestro mundo se verá reducido a una pequeña pantalla. El placer de ir de tiendas, la próxima generación, no lo conocerá. Dependerá de la sociedad que quieran para ellos y para sus hijos, si es que los tienen. Las estadísticas marcan la tendencia de tener un perro antes que un hijo y así vamos francamente mal; al menos, en Europa. En Valencia, las pequeñas tiendas siguen proliferando y parece ser que, con futuro, no hay que olvidar que, en parte, somos fenicios y el comercio lo llevamos en nuestro ADN.
Pero me temo que esto no será suficiente. Mucho menos con gobiernos que persiguen al autónomo como si fuera un delincuente, gente a la que no le preocupa que España pierda empleo drásticamente cada año y que destina subvenciones a chiringuitos de amigos antes que ayudar al pequeño emprendedor. Sociedad caótica esta nuestra que camina siempre en el filo de la navaja sin vislumbrar un futuro esperanzador.
Muchos artículos míos nombran a los jóvenes puesto que son ellos los que tienen que ver el peligro que supone que toda tu vida esté en un pequeño aparato que alguien, si quiere puede apagar, dejándote absolutamente sin nada. Años de explicar que eso es ciencia y tecnología y que esconden una verdad de difícil comprensión y es que, si cedemos libertad a cambio de seguridad, viviremos sin la una y sin la otra, avisados estamos. Mientras tanto, hay que comprar en el pequeño comercio porque, de verdad, son auténticos héroes.
La mayor parte de las empresas son pequeñas o medianas