En el año 1976, el Partido Popular fue fundado por Pío Cabanillas y José María Areilza en 1976, con una ideología de centroderecha. Ambos provenían de UCD. El PP estaba formado por siete formaciones políticas de ámbito regional, pero la mayoría de los partidos políticos han cambiado el rumbo de sus planteamientos que les dirigen hacia otros senderos.
Este parece ser el caso de la formación liderada por Alberto Núñez Feijóo, donde sus miras están encaminadas a fortalecer la relación con el Partido Socialista Obrero Español, o eso es lo que están transmitiendo. Pues un día están convocando una manifestación en contra de la amnistía de Pedro Sánchez y en otro pactan con ellos para presidir comisiones en el Congreso de los Diputados y comisiones mixtas en el Senado. Incluso ha conseguido que Vox, el partido liderado por Santiago Abascal, ante la negativa de trabajar mano a mano con ellos por este golpe que quiere perpetrar el felón de Sánchez, decidieran distanciarse, aunque eso sí, seguirán colaborando en los gobiernos autonómicos.
La obsesión de Feijóo es la de dejar claro en todo momento que no tiene nada que ver con Vox. Entre otras cuestiones, por eso nos encontramos en esta situación; la obsesión por desvincularse de dicha formación y pedir el voto útil en las elecciones del 23-J, para conseguir una supuesta mayoría absoluta, le cegó tanto que olvido que casi lo más importante era no volver al totalitarismo Sanchista que nos tenía marcado el actual presidente del Gobierno.
El presidente del Partido Popular en realidad no está tan lejos del autócrata socialista, todo el mundo recuerda su gestión en Galicia en la que triplicó la deuda pública de un 6,8% del PIB en el año 2009 hasta llegar a un 18,5% en 2022. La administración de la Sanidad Pública tampoco fue su fuerte, ya que muchas asociaciones médicas indicaron que el Sistema Sanitario Gallego no estaba entre los mejores de Europa, como él había indicado, más bien todo lo contrario, incluso reduciendo el número de centros de salud y frenando el número de facultativos. Hay que recordar cuando exponía en declaraciones vertidas en el Círculo de Economía de Barcelona, que Galicia era como una “nación sin Estado”. Incluso imponía como requisito obligatorio el gallego para ser profesor y obtener la plaza. Algo muy similar en nuestro gobierno actual con el uso de las lenguas cooficiales dentro del Hemiciclo.
Tanto el Partido Popular como el PSOE coinciden en muchos ámbitos, como les ocurre en el caso del apoyo a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aprobada por la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas. Conformada por el Foro de Davos, Henry Kissinger, los Rockefeller y demás entidades globalistas que se autoproclaman como salvadores del mundo y que defienden con tanto afán las medidas urgentes para combatir el cambio climático.
Así pues, parece que la balanza está más inclinada hacia la izquierda por los pactos y similitudes con el partido socialista, que hacia la derecha donde acercarse a Vox parece producirles urticaria. Si es así, estaríamos hablando de que ambas formaciones serían lo mismo, pero de distinto color. Aspecto que deberían explicar a todos sus votantes, para que sean cocientes que la lucha para acabar con este Gobierno no está en el lado que ellos creen. “Cuidado con los falsos profetas, pues se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces”.
Gracias por el artículo. La culpa del fracaso la tuvo Feijóo por avivar la desconfianza hacia vox