La mercantilización de la familia

Querido lector, hace días que vengo dándole vueltas a una idea que me ronda la cabeza, al observar los acontecimientos que nos rodean en la sociedad. Quiero compartir contigo una reflexión que recientemente he hecho, y la conclusión a la que llego, a pesar de parecer disparatada, es quizás la más acertada hasta el momento: tiene que ver con el papel que juegan los miembros de una familia como concepto de negocio. Sí, negocio empresarial, ya sea la gestación subrogada, las clínicas abortivas o de fecundación, o incluso el negocio institucional relacionado con los niños tutelados.

Si hacemos un breve repaso a la actualidad sobre cuáles han sido los negocios más lucrativos en los últimos diez años y cuáles han sido las actuaciones de nuestro Gobierno e instituciones, llego a la triste conclusión de que su única función no es solo la destrucción de esta estructura, sino también la mercantilización de cada uno de los miembros de la familia. Lamentablemente, cada uno de ellos representa, para algunos, una potencial fuente de ingresos.

Ejemplo de ello son las adolescentes con la «revolución sexual». Si lo enlazamos con los datos de la página de La Moncloa, más del 44% de las adolescentes menores que en el año 2022 han abortado no utilizaron ningún método anticonceptivo, lo que las convierte en potenciales consumidoras futuras de una IVE, o lo que la gente con sentido común denomina «aborto».

Los ‘abortorios’, que han alcanzado acuerdos con las instituciones para supuestamente “garantizar este derecho”, el famoso “derecho a elegir cuándo una quiere ser madre”, engrosan cada año sus cuentas, sin que las propias adolescentes o mujeres en edad temprana se den cuenta de que, en realidad, lo único que garantizan es una mayor rentabilidad para estas empresas privadas. Querido lector, quiero adelantarte que los centros abortivos nunca permitirán que el aborto se realice en instituciones públicas, porque no van a soltar a la gallina de los huevos de oro.

A todo esto, hay un dato que mucha gente desconoce. Ese mismo dato, cuando lo comento en mi entorno, suele generar crispación: con la actual ley, una mujer con un volante médico que acredite -con el sello y la firma de un psiquiatra- que podría presentar ansiedad en el futuro, por ejemplo, tiene vía «libre» para abortar, incluso cuando el bebé esté perfectamente formado. Cabe recordar que una de las mayores clínicas situada en Madrid y que es el mayor centro de abortos de bebés en España, fue sancionada años atrás por tener esos informes ya rellenados con la firma y sello del psiquiatra; solo faltaba completar el nombre de la mujer que quisiera utilizarlo.

El aborto es un negocio, y las mujeres que siguen pensando que esto las ha liberado permanecen ciegas, sin darse cuenta del holocausto en el que vivimos en esta era. Son engañadas y utilizadas, arriesgando su vida y acabando con la de los hijos que conciben, solo porque a determinadas personas les interesa seguir facturando a costa de lo que llevan en su vientre. Pero no todo lo que voy a comentarte son malas noticias, ya que cada vez son más las personas que se están despertando y organizando para informarse al respecto. Muchas de ellas son mujeres que, en su día, engañadas, decidieron abortar y que ahora advierten, a través de su experiencia, sobre las malas consecuencias de abortar, entre ellas, asesinar a tu propio bebé.

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