Con la entrada de nuevas competiciones futbolísticas, la cantidad de partidos ha ido aumentando, tanto a nivel de clubes como de selecciones nacionales. Son varios los jugadores, entre ellos el futbolista del Manchester City, Rodri Hernández, quienes se muestran partidarios de una posible huelga por este motivo. A mi parecer, tienen su parte de razón, ya que no todo vale con tal de generar dinero. Parece que los máximos dirigentes se han olvidado de que, detrás de la profesión de futbolista, hay personas que sienten la carga física y mental de cada partido añadido.
Al fin y al cabo, queridos lectores, los futbolistas son trabajadores, con altos sueldos, pero asalariados que ven reducido su descanso, ya que en Navidad y verano, multiplican por dos el número de partidos que disputan en el resto de meses, especialmente cuando son seleccionados por sus respectivos países de origen. No hay descanso alguno. A muchos de ellos no les importa recibir menor cantidad económica, con tal de poder tener su particular momento de relax que, en muchas ocasiones, no existe cuando se juntan varios torneos.
Competiciones como la Liga de Naciones, el Mundialito y la Intercontinental, creadas o recuperadas, al final son puro marketing, al igual que los nuevos formatos de competiciones como la Liga de Campeones y la Europa League, dejando un rastro de dinero que, al menos en los nuevos torneos, no tiene valor alguno para el espectador. Sin embargo, sí lo tienen para aquellos de corbata y maletín, quienes se enriquecen.
El mundo del fútbol, cada día que pasa, resulta más avaricioso; tanto la FIFA como la UEFA lo saben. Sin embargo, con tal de tener un acontecimiento para obtener ganancias, no miran por los futbolistas. Es mejor para ellos, aunque la tajada muchas veces acaba siendo demasiado exagerada.
Por ese motivo, creo que, si los jugadores finalmente deciden ir a la huelga, los entendería perfectamente. Prefiero mil veces una huelga justificada a un deporte quemado, porque si siguen con el incremento de los partidos, destruirán el magnífico mundo del balompié que tanto nos apasiona a muchos. No quiero que este deporte acabe siendo un producto que, por culpa de unos pocos, se convierta en uno excesivamente pisoteado.
Desde estas líneas, quiero pedir que se piense menos en el dinero generado por el incremento de competiciones y se apoye más a los futbolistas, sobre todo a los que pertenecen a equipos humildes. Si tienen problemas, para los jefazos de la sede sobran, pero la historia de ese club, sin lugar a dudas, vale más que todo el dinero que puedan almacenar en sus bolsillos.
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