Si hay algo en lo que todos los ciudadanos podemos estar de acuerdo es en que vivimos en la época más sobreinformada de la historia. Esto, sumado a que el país donde nos ubicamos tapa un escándalo con otro escándalo y que, al día siguiente, crea otro distinto que opaque los anteriores, supone que, al cabo del día, de la semana y de los meses, recibamos titulares impactantes, pero que, a su vez, no trascendemos al fondo de la noticia ni a las consecuencias que derivan de la misma. Sin embargo, esta semana hemos recibido una noticia que no me gustaría que tuviera la desgracia de perderse en el imaginario colectivo, puesto que supone un grave problema para nuestra estructura de país y ni los políticos ni los medios de comunicación le están dando la importancia que se merece.
Exactamente, hace unos días nos despertamos con el dato que indicaba que, en el mes de agosto, el número de pensionistas beneficiarios de las prestaciones por desempleo, dependencia e ingreso mínimo vital y de sueldos públicos superó los 18,21 millones de euros. Enfrentando esto con los datos de ocupados en el sector privado, que, según el INE, son 17,69 millones de españoles, supone que existen más de medio millón de personas que dependen del Estado, a diferencia de las que lo hacen de la empresa privada.
Por su parte, en los últimos años, estamos viendo cómo el Gobierno de Sánchez trata de camuflar el desempleo y la falta de inversión y creación de empresas fomentando el empleo público. Celebra convocatorias masivas para plazas de funcionarios en todas las áreas del Estado y, cada año, por increíble que parezca, con más plazas que el anterior.
A esto hay que sumarle la seguridad que ofrece este tipo de empleo, ya que, una vez lo obtienes, salvo en contadas excepciones, acaba siendo para toda la vida. Además, la remuneración, al no tener que buscar la rentabilidad como en la empresa privada, es más alta para los puestos más básicos; y la falta de exigencia provoca que la generación de jóvenes existente en la actualidad vea el funcionariado como la mejor salida para su futuro.
A lo mencionado anteriormente, hay que añadir el ya conocido problema del cambio en la pirámide poblacional, derivado de que cada vez nacen menos niños, lo que trae como consecuencia que nuestro país se encuentre más envejecido. Esto provoca que el número de pensionistas aumente a pasos agigantados, a un ritmo mayor del que la estructura del sistema de pensiones actual puede mantener. Pero, si lo importante es la creación de empleo, ¿qué más da quién lo haga?
Pues resulta ser lo contrario de lo que piensan los socialistas y comunistas que nos gobiernan: para ellos, es más importante el quién que el cuánto. No se puede concebir el Estado del Bienestar en el que nos encontramos sin un fuerte sector privado que lo mantenga. El Estado no crea riqueza; puede repartirla, pero siempre debe haber antes alguien que la cree, labor que desempeña la empresa privada.
Con el modelo actual, Pedro Sánchez y todo su Ejecutivo están poniendo al límite a los creadores de riqueza. Se dedican a esquilmar al autónomo desde que decide poner en marcha su negocio hasta el último euro que este genera. Siempre hay un impuesto más que crear, una vía más para obtener más leche de esa vaca, porque el monstruo que han erigido necesita cada vez más alimentación. Sin embargo, no se dan cuenta de que la vaca cada vez se encuentra más escuálida.
Por nuestra parte, a la población no le importa que cada vez haya menos autónomos y que cada día se destruyan en España cientos de PYMES. Somos conscientes de que nuestra generación es la primera que es más pobre que la anterior y que el futuro que nos espera no es más esperanzador, sino todo lo contrario. Pero nos consolamos con conseguir un puesto en el Ayuntamiento de la ciudad en la que vivimos para poder tener así nuestra vida resuelta.
No obstante, el trasfondo de todo esto resulta ser todavía más siniestro. Cada funcionario y cada pensionista es un nuevo voto cautivo para el Gobierno, una persona más que depende de él y cuya voluntad puede comprar subiéndole unos euros al mes. Es por ello que lo que para mí fue una noticia preocupante, para nuestro Presidente del Gobierno es su sueño cumplido, porque cada vez tiene a menos gente independiente; cada mes queda menos población libre.
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