
El largometraje titulado 28 Years Later –28 años después, en español- narra las causas más terribles de la muerte: los virus y enfermedades que tienden a hacer desaparecer de este mundo al ser humano. Es un thriller que podríamos encasillar en el género del terror y el apocalipsis zombi, además de ser, en parte, un ejercicio de construcción de un mundo medieval en el que la familia desempeña un papel fundamental.
28 Years Later pone al ser humano como un ser incivilizado y atemorizado, acorralado en un recinto de murallas que simulan la Edad Media, con el objetivo de salvarse de lo que ocurre al otro lado de las mismas. Aunque también puede percibirse como un viaje selvático hacia la demencia, como El corazón de las tinieblas, tal y como asegura Joseph Conrad, figura fundamental para este filme.
Tampoco es descartable en absoluto la suma de ambas posibilidades, no lo considero en absoluto como una combinación errática. Las piezas funcionan muy bien en esta secuela de 28 días después, la gran película sobre un virus que diezma Londres.
Esta combinación no es necesariamente algo malo: las piezas funcionan muy bien en esta secuela de 28 días después, la gran película de 2002 sobre un virus que diezma Londres. En esta ocasión, la película estrenada en 2025 presenta como principales enemigos de la vida a la rabia y al cáncer. O al menos, eso es lo que me ha inspirado a mí, desde el punto de vista de espectadora. Se trata de una película tan salvaje como apocalíptica: muy primitiva, que prioriza la supervivencia por encima del avance científico y tecnológico.
En la película han transcurrido casi treinta años desde que un virus, denominado de la rabia, se escapó de un laboratorio de armas biológicas. Aún bajo una estricta cuarentena, algunos han conseguido adaptarse y sobrevivir en medio de los infectados. Un grupo de estos supervivientes vive en una pequeña isla, conectada al continente por una única carretera fuertemente custodiada.
Cuando uno de los miembros del grupo decide abandonar la isla y aventurarse en el oscuro y peligroso continente, descubre una serie de secretos, maravillas y horrores. No solo relacionados con los infectados, sino también con otros supervivientes que han sido transformados por los efectos del virus. Los zombis, que se cuentan por cientos o incluso miles, han paralizado el avance hacia el futuro, dejando como único motor el afán de supervivencia. En este nuevo orden, el tiro con arco se convierte en la mejor defensa, y el fuego, en el método más efectivo de desinfección viral.
De nada sirve lo material que poseamos si, a la hora de la verdad, somos nuestro cuerpo y nuestra salud, el bien más preciado, sin que nada más tenga tanta importancia. Los cuatro elementos -tierra, agua, aire y fuego-, así como un parto natural, impactarán la visión del espectador sobre nuestro paso por el planeta, que en esta película de terror se refleja en las diversas formas de morir.
Desde estas líneas, queridos lectores de Minuto Crucial, quiero animaros a ver una película que, a mi modo de ver, recrea un pensamiento apocalíptico en el que el final del mundo está íntimamente ligado, precisamente, a sus comienzos.

Actriz de cine y teatro contemporáneo y musical, maestra de primaria en activo y actualmente formándose en canto(voz contralto).Nacida en Madrid el 18 de agosto de 1975,pasó su infancia en Ciempozuelos y juventud en Chinchón, actualmente reside en Valdelaguna.
Algunos trabajos son en figuración especial en Asteroid City y figuración normal en Campeonex.
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