La Ley del libertinaje

El tema del aborto siempre ha sido un asunto moral que, según a quien se le pregunte, te dará un tipo de contestación u otra.

El progresista pone su foco de atención en el derecho que tiene toda mujer de hacer con su cuerpo lo que le plazca “es mi cuerpo, es mi decisión”. Mientras que el conservador es el que revindicará el derecho a la vida, defendiendo los derechos del no nacido, un ser que no tiene la posibilidad de decidir sobre su propia existencia. Para unos, ese feto es un cigoto que ni siente ni padece y, para otros, es ya una vida que se origina desde el momento de la concepción.

Nunca en la vida me he posicionado por ninguno de los dos bloques puesto que considero que, hay asuntos o exposiciones que se nos pueden plantear como verdades o mentiras irreplicables y otros que dependen de distintas variables entre las que destacan: la forma de pensar que tiene cada uno, las experiencias personales y la educación que hayas recibido. Respecto a este asunto, siempre me he catalogado como ‘Suiza’ puesto que tanto los unos como los otros tienen razones más que suficientes como para defender la postura que defienden.

Pero tras el planteamiento que quieren hacer los del Gobierno actual derogando la Ley del aborto vigente, que es originaria del año 2015, considero que me veo en la obligación de posicionarme, al menos en lo que a este tema respecta por uno de los dos ‘bandos’. En la que tenemos vigente y que se pretende derogar sí o sí, es necesario el consentimiento de los progenitores para que las menores de 16 y 17 años puedan abortar y, sin embargo, en la que el Gobierno quiere implantar, lo que busca es que las adolescentes de esa edad, puedan abortar sin necesidad de tal aprobación parental. Una ‘sentencia’ que a mi juicio, es demasiado ‘bárbara’. Con esta nueva ‘Ley del libertinaje’, pienso que se dispararán los abortos de menores ya que muchas de estas ‘angelitas’ lo más seguro es que utilicen este ‘derecho’ como un nuevo método ‘anticonceptivo’.


Nunca me ha gustado la rama progresista a consecuencia de que la libertad de antaño hoy se ha reconvertido en una inmensa mayoría de situaciones que son libertinaje puro y duro, del mismo modo que tampoco he sido partidario de defender ciegamente a ala conservadora por ese ‘carácter conservador’ que tienen, valga la redundancia, de querer imponernos asuntos morales como verdades objetivas.

Con esta Ley que nos pretenden meter con calzador, considero que hay que ser críticos y mucho. Los padres deben ser partícipes de las actitudes de sus vástagos y si para determinados asuntos que no son de tanta relevancia hay que poseer la mayoría de edad o el permiso de un tutor para que un menor pueda ejecutar una acción concreta, en algo como el aborto, hay que ser mucho más rigurosos, ya que, la inmadurez de los hijos acabará convirtiéndose en el castigo de los padres.


El aborto, para mí con toda la información que hay en pleno siglo XXI, siempre será un fracaso para la humanidad salvo en temas relacionados con violaciones o abusos de cualquier tipo. Con esta afirmación no pretendo que se ilegalice sino que habiendo píldoras, condones, dius y otros tantos métodos anticonceptivos, el blanquear esta acción me parece deleznable además de peligrosa ya que ha habido casos de mujeres irresponsables que por abusar de este hecho cuando eran jóvenes, hoy ya no pueden ser madres.

La nueva Ley que nos quieren implantar las feministas Montero y compañía es una aberración que no se tendría que permitir por la utilización partidista que hay en ella. Pero claro, hay que vender un falso feminismo y por la tontería ir desperdiciando el dinero público de los españoles para contentar a hooligans y justificar chiringuitos variopintos. Lo dicho, apoyo con matices la Ley del 2015, soy reacio a la que nos quieren implantar.

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