Marcados por la excepcionalidad del momento y fundamentalmente destinados a mitigar las consecuencias negativas que nos lleven a una rescisión económica grave, o así se señala en su exposición de motivos.
Este hecho provoca que, con el fin de conseguir una mayor recaudación (la motivación contenida en los PGE es otra, pero no nos engañemos) el proyecto incluye, entre otras, la subida del IVA tanto en las bebidas azucaradas como el diésel. Por otro lado y a pesar de la situación que se nos viene encima, este Gobierno de coalición, por lo visto, ha visto sensato subir las pensiones y el salario de los funcionarios, así como el Salario Mínimo Interprofesional.
Por supuesto, y con el fin de, aumentar su recaudación, sube el Impuesto sobre las Personas Físicas a los grandes patrimonios. En esta situación, cualquiera que tenga dos dedos de frente llegará a la conclusión de que no es el momento de subir ni el precio de los carburantes ni de pensiones, salarios de los funcionarios ni el salario mínimo interprofesional, teniendo en cuenta la situación actual de crisis económica en la que ya hemos entrado.
Que tengan que cerrar negocios dedicados a la restauración por las consecuencias económicas devastadoras de las medidas restrictivas impuestas por este gobierno como consecuencia de la pandemia, por lo visto al Sr. Sanchez y el Sr. Iglesias les parece poco. Por ello, ¿Por qué no forzar al cierre a los pocos bares que subsisten con una subida del salario mínimo, unida a un aumento de los seguros sociales?
¿No se dan cuenta que, dada la situación, desincentivará la contratación? ¿O es que han considerado que a los dueños de estos bares se les va a ocurrir subir sus precios, con la que stá cayendo? Pero por si quedaba alguna duda de que estos PGE son una aberración para afrontar una situación de crisis. Ya se ha pronunciado el Fondo Monetario Internacional mediante la emisión de un informe sobre estos de forma negativa, señalando incluso que podrían llegar a perjudicar a los más vulnerables.
Para más inri, llegados el momento de su aprobación, cuyo procedimiento está dividido en diferentes sesiones del Congreso de los Diputados, nos encontramos con que para ello este Gobierno, (no es la primera ni será la última vez) ha decidido contar con el apoyo de los partidos independentistas y separatistas, por supuesto, cediendo una serie de beneficios a estos territorios.
No señores, los Presupuestos Generales del Estado, así como las leyes aprobadas en el seno del parlamento son para regularnos todos, y no podemos estar dependiendo para su aprobación de los partidos que quieren acabar con la unidad nacional y con ello desestructurar a todo un país. Porque a ellos, precisamente a ellos, lo que menos les importa es que el país vaya bien.
En conclusión y para que veamos de una forma general la situación, nos vemos abocados a una aprobación de PGE malos, mal estudiados y sin unas medidas reales para paliar esta situación, de cuya aprobación dependemos de partidos cuyo interés y objetivo fundamental es romper la unidad del País. Vamos bien… Con todo, mucho me temo que estas situaciones se repetirán hasta finalizar la legislatura. Todo esto, hará que recaiga en nosotros, los ciudadanos, la responsabilidad de que cambien las cosas en las próximas elecciones generales.
No caigamos en cantos de sirena vendidos por esta izquierda radical. La calidad de vida se obtiene trabajando por un país económicamente fuerte, que pueda dedicar sus esfuerzos a paliar las desigualdades que surgen entre los ciudadanos desde el origen.
Hay que fortalecer a las empresas para que puedan ofrecer mayor oferta de empleo de buena calidad, ayudando a la circulación del dinero, porque en caso contrario, estaremos abocados a una situación en la que todos dependamos del Estado para subsistir, con el control que ello puede provocar en nuestras vidas. Ya lo dijo Aristóteles hace siglos. La virtud está en el termino medio.
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