El estrangulamiento de la hostelería

En abril el gobierno fijó una serie de fases de reactivación de la actividad a las que llamó “desescalada” en ese infinito ingenio “progresista” de publicitar y hasta inventar palabras, para ir más allá en “originalidad” empezaron por la fase cero, las fases eran estas:

Fase 0, que es la primera fase (desde el 4 de mayo): Abrir los restaurantes para recoger comida a domicilio.

Esta fase además de empezar la actividad cosa que podía estar ligada o no a pagar el alquiler, porque a diferencia de Francia o Italia, aquí la negociación era exclusiva entre arrendador y arrendatario, tenías que sacar del ERTE a un mínimo de 2 trabajadores (uno si trabajas tu en ese local). Con la tasa de los contagios aún altos y sin tener una idea clara de cuando se podría abrir en la “nueva normalidad”, otro aporte lingüístico, aunque poco práctico.

Algunos con el precedente de la ley antitabaco (también del PSOE) donde se exigieron inicialmente una serie de medidas que llevaron a muchos establecimientos a invertir miles de euros, se adelantaron comprando mamparas, generadores de ozono y dispensadores de gel como si con esto les dejarían trabajar y cubriendo estos gastos del colchón que cada uno podía tener. Empezamos perdiendo dinero antes de abrir en estas condiciones.

Fase 1 (desde el 11 de mayo): Podían abrir las terrazas con un 30% de ocupación y dejaron en manos de los ayuntamientos flexibilizar los permisos y uso de más espacio. También podrían abrir los hoteles sin usar las zonas comunes. Necesitas más trabajadores, aunque tu facturación siga al 20%, no hay nadie en la calle.

Fase 2 (desde el 25 de mayo): Podían abrir bares y restaurantes con un 30% de ocupación y sin usar el servicio en barra. Aquí el desconocimiento hizo mella, ya que debido a la forma de algunos sitios suponía menos de ese 30% de ocupación, por la distancia mínima entre mesas. Entre cocina y atención en mesas mínimo necesitabas 2 personas, pero llevábamos 3 meses encerrados y había ganas. En esta fase hubo quién hasta ganó dinero, aunque dependía sobre todo de la zona donde tuvieras la terraza.

Fase 3, aunque en realidad es la cuarta (desde el 8 de junio): Se aumenta el aforo al 50% (arrastrando el mismo error de antes, dependiendo del sitio un 50%, con la separación de mesas, te limitaba muchísimo más del 50%), se podía atender en barra con una separación de 1,5m entre clientes, parece que para los políticos no existen los bares pequeños.

El 10 de junio (solo dos días después de haber empezado la “Fase 3” o cuarta fase, Pedro Sánchez dijo al líder de la oposición: “… todos los grupos parlamentarios y el conjunto de ciudadanía española hemos vencido al virus. Y creo que ustedes han errado durante estas semanas uniéndose a la ultraderecha, creándose el frente del no a todo”

El 4 de julio (acto electoral en A Coruña): “Hemos doblegado la curva, hemos controlado al virus y hoy tenemos bajo control la pandemia”. 

El 5 julio (mitin Bilbao) “Hemos derrotado al virus y controlado la pandemia y doblegado la curva porque el Gobierno de Euskadi y España hemos trabajado juntos y unidos”.

“Tenemos que ganar la calle, los comercios y las empresas, tenemos que reactivar la economía y recuperar la normalidad, aprender a convivir con el virus”. 

Este fue el gran engaño, pasamos a la apertura total, había tantas ganas de trabajar, consumir y viajar que habíamos olvidado todas las mentiras que ya nos había contado Sánchez. Fuimos unos pardillos, sacamos a todos los trabajadores de los ERTE y trabajamos un julio bastante bueno. Y cuando más contentos estábamos, bares, pubs, discotecas, turismo (sin PCR) …. libertad total, llegó agosto y con él la pesadilla.

Mientras Fernando Simón, el especialista que inicialmente no vio el virus. El que no impediría a su hijo ir a la manifestación del 8M, el que solo veía dos o tres contagios por covid-19 asilados, el mismo que no recomendaba usar mascarilla, que era a la vez el que no veía un problema en fumar como contagio, el mismo Simón que surfeaba en Portugal, ese mismo tampoco veía la segunda ola.

Si en marzo la gestión fue un caos, en agosto fue peor aún. Con medidas tan absurdas como la prohibición del botellón (que nunca ha dejado de ser prohibido), a una intermitencia constante de regulaciones horarias y de aforo, cada CCAA fue a su bola, el gobierno se desentendió y pasó el problema a estas, con la transparencia y la entrega de información que les caracteriza… NINGUNA.

La hostelería quedó rehén de los reproches entre gobierno central y autonómico. De una semana para otra te cambiaban horarios, aforo… la facturación bajó un 60%, devolver a los trabajadores al ERTE era posible solo en teoría, en la practica algunos llevaban sin cobrar desde marzo, ósea, primero cobraron su nómina al reincorporarse que el ERTE, por el que el gobierno se enorgullecía, a pesar de ser fruto de la reforma laboral que amenazaron con derogar, era la ruina.

Aun hoy, cerrados en muchas comunidades (en las que mejor estaba el índice de contagios inicialmente) las medidas son insuficientes y ya se ven muchas persianas que no volverán a subir. Hay promesas de 1.000€ y 4.000€ dependiendo de la CCAA y/o ayuntamiento, promesas que llegan tarde y son insuficientes. Si te dan 1.000€ y terminas perdiendo 6.000€ es un sinsentido. Todo es un sinsentido, los contagios siguieron aumentando en Cataluña con la hostelería cerrada y han bajado en Madrid con ella abierta.

Hay países como Taiwan donde se ha actuado de otra forma y con mejor resultado. Se ha querido ser tan proteccionista, sin saber, que no se ha protegido a nadie, los mayores siguen muriendo en las residencias, los hospitales están colapsados, los suicidios en aumento y miles y miles de familias en quiebra, el consumo caerá en picado y tanto tiempo de confinamiento cambiará mucho nuestras costumbres de salir a comer o tomar algo, como poco la frecuencia se verá reducida para muchos que están ya en “economía de guerra”.  Pero no hay nadie al timón con experiencia laboral, nadie que pise la calle, hemos votado al peor gobierno en el peor momento y lo estamos pagando.

Lo explicaba muy bien Alberto Chicote en El Hormiguero: “…esta historia de reinventémonos, no vale, de cero empezamos todos cuando haga falta, pero estamos teniendo que empezar de menos cuarenta, menos cincuenta y menos ochenta…. Estamos empezando con una carga de trabajo limitada y unos costes que son los de antes, entonces es imposible… todo empezó mal, cuando se empezó a contabilizar los aforos de los locales en términos porcentuales, no tiene ningún sentido, pon unas medidas de seguridad y cada uno lo que tenga…, alguien iluminado llega y dice no, al 50% de aforo, ¿por qué? ¿Si las medidas a respetar son las de seguridad por qué hacemos esto?

Seguramente porque hay un desconocimiento enorme del sector y de lo que hay, después viene esta manera de pensar de, si vas a facturar el 50% con que tengas el 50% de personal a ti ya te llega, es que no funciona así, es que yo tengo que tener una persona para cocinar independientemente de que sea para 20, 25 o 35, tienes que tener una persona para fregar los cacharros, un hostess que te recibe a la gente independientemente de que vengan 10, 30 o 50, no funciona así y nos están haciendo creer que funciona así.

Ahora todo el mundo está echando las mismas cuentas. Cuanto me cuesta abrir, cuanto me cuesta cerrarlo, tengo que decidir lo que me lleva más lejos, todos tenemos la sensación de que cuanto más lejos llegue más posibilidades tienes de sobrevivir. Hay muchísimos, miles de trabajos que dependen de un sector tan importante y se nos ningunea y se nos criminaliza.

Somos los culpables, a parte de ser empresario que ya no es buena cosa ahora mismo, somos los causantes de los contagios, como que la gente viene a los restaurantes que aquello es un foco de contagio, cuando precisamente los contactos están mucho más controlados… Cuando la gente de hostelería creo que ha sido un grandísimo ejemplo de cumplimiento de la ley.

La hostelería está herida de muerte. Con suerte hasta julio 2021 no podremos trabajar con normalidad. Es imposible aguantar hasta entonces, a no ser los bares muy pequeños donde trabajen los dueños y puedan cubrir gastos.

Tenemos que aprender a votar con cabeza, las ideologías son lujos en la abundancia, tenemos que elegir políticos con experiencia laboral o gestión de empresas, que tengan menos privilegios. A ver si así pisan la calle y son más conscientes de lo que estamos pasando o al menos para que te escuchen.

¡Informado al minuto!

¡Síguenos en nuestro canal de Telegram para estar al tanto de todos nuestros contenidos!

https://t.me/MinutoCrucial

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*