Censura corporativa

Creíamos que el año 2020 iba a ser el peor de nuestra década hasta la entrada del 2021. En este año, hemos podido presenciar en un fugaz periodo de tiempo 2 eventos que desde luego no pasan desapercibidos; el asalto al poder y la verdadera cara de las Big Tech.

El primer fenómeno tiene una trascendencia que los medios han obviado y es la esencia del sistema. Las protestas alentadas por Trump, pero no coadidas yeezy boost 350 v2 custom hockey jerseys nike air max 270 sale custom nfl jersey outlet bologna nike air max 90 yeezy sale nike air jordan 1 elevate low air max goaterra 2.0 philadelphia eagles kelly green jersey custom football jerseys custom sublimated hockey jerseys custom triathlon jersey custom paintball jerseys jordan proto max 720nsumadas por él han puesto en jaque la confianza en el sistema, mientras que por una parte tenemos unos medios que castigan duramente esta acción, pero miraban hacia otro lado cuando BLM rodeaba el capitolio y quemaba ciudades, y por otra parte tenemos un apoyo absoluto de la misma.

Aquí he de ser más aséptico y no darle la razón a ninguno. El asalto al capitolio no es una “toma contra la democracia” sino de una decadencia del propio sistema, una queja abierta a la desconfianza política en las instituciones y un recelo hacia la transparencia de su sistema electoral.

Este evento propició la más burda manipulación por parte de Twitter y días después de esta protesta, el perfil de Donald Trump fue baneado totalmente de esta red social. Esta censura ya es una bandera de las 5 Big Tech más influyentes e importantes del mundo y en nuestro presente y futuro van a jugar un papel fundamental.

¿Qué y cuáles son las Big Tech?

Sí pudiéramos definir a las multinacionales de la tecnología con dos frases serían: Nuevo Estado y estos nuevos Estados son: Amazon, Alphabet Inc. (Google), Apple, Microsoft y Facebook.

¿Por qué se podrían definir como nuevo Estado? Entre otras cosas porque Amazon vale más que el PIB de España – incluyendo su deuda- y en sus redes albergan a millones de personas, ya Zuckerberg nos hablaba de Facebook no como plataforma de interacción sino cómo un Estado con sus ciudadanos conectados. Pero el quid de la cuestión es: ¿tienen estas grandes multinacionales el monopolio de la violencia?

El cartel tecnológico

Muchas personas achacan que Twitter, al ser una empresa privada, puede tener sus propias políticas de privacidad, su propia regulación de la libertad de expresión e incluso su propio código ético. Nada más lejos de la realidad, esto es una práctica inconstitucional ya que estás compañías viven al margen de la legalidad de muchos países. Aunque cabe recalcar que ser empresa no te da una categoría extra para imponer tus propias normas, aquí estamos viviendo la primera crisis: la legitimidad del Estado.

Por otra parte, con los sucesos de Twitter, se inició un éxodo a “Parler”, una red social que afirmaba no tener filtros ideológicos. La respuesta de las Big Tech no fue otro que el ahogamiento de esta pequeña compañía, dieron de baja a sus servidores, la quitaron de la app store e inclusive se dice que el propio sistema operativo te eliminaba la aplicación. Esto no es libre mercado, esto es un cartel que se pone de acuerdo para fundir a la competencia, la tarta es demasiado pequeña y ya nadie cabe en la conformación de los nuevos Estados tecnológicos.

Refundar el liberalismo

Adam Smith detestaba la idea de monopolio y criticaba el gran monopolio de su época –East Indian British Company- e imagino que sí viese hoy día el poder de estas grandes multinacionales mantendría la crítica.

El monopolio es el enemigo del mercado, los carteles, los monopsonios y la competencia desleal también es un enemigo del mercado. El liberal que quiera defender este tipo de prácticas se debería de erigir en la facción de los socialdemócratas que son los que a través de sus concesiones públicas y políticas el poder a determinadas empresas.

Esto es un tema demasiado complejo y daría para muchísimos artículos. El ejemplo latente de la necesidad de refundar el liberalismo es por lo mencionado anteriormente, la conformación de estas empresas como nuevos Estados. Las empresas no tienen una estructura para mantener la competencia perfecta o garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos y debemos de mantener el Estado-Nación para que las grandes multinacionales no tomen el poder.

En la actualidad, las grandes corporaciones son los nuevos Estados que intentan socavar nuestra libertad, debemos pues defender al individuo de esta acción represora. Nos dicen que nosotros como individuos aceptamos o no sus términos, pero estos términos no son negociables, son meros contratos de adhesión que no puedes modificar ni reclamar nada.

Por otra parte, estas compañías imponen un sesgo ideológico bastante claro, Jeff Bezos, el dueño de Amazon no permite que existan discursos de odio, pero a su vez te vende el Mein Kampf. Zuckerberg, te cuenta que hay que ser éticos, pero a su vez se le sienta en el banquillo por el escándalo de Cambridge analyitica. Google te vende seguridad, progresismo y no discriminación pero por otra parte, tiene que pagar cuantiosas sanciones por competencia desleal y prácticas monopolísticas.

Esto es el resultado de no poner frenos a estos gigantes. Debemos de dar una primacía a los ordenamientos constitucionales que blindan la libertad de expresión y ante todo, la defensa de los intereses de los individuos por encima del beneficio económico a  toda costa.

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