Pasada una semana de las elecciones en Cataluña, vemos como por arte de magia los contagios por COVID bajan. Los negocios siguen cerrados u horariamente acotados, así como en aforos, las familias siguen sin poder reunirse o siquiera saludarse. Mientras tanto, estos nuestros gobernantes y gobernantas siguen con sus pantomimas. En una realidad paralela y avivando guerras inexistentes.
Las calles incendiadas en la defensa de un niño rico convertido en malote, con unas cuantas condenas a sus espaldas. Pero seguirán diciendo que es libertad de expresión. A mí, más que jóvenes (y no tan jóvenes) reclamando como adultos que son, una libertad de expresión, me parecen una banda de niños pequeños en plena rabieta porque les quitan su juguete favorito… con la diferencia de que los niños no destrozan mobiliario urbano ni agreden a policías. En cambio, sí que condenan y hostigan a todo aquel que grita: “¡Viva España!” por los alrededores de Galapagar. En este último caso la libertad de expresión desaparece de la nada.
Toda esta banda de guerrilleros no se ha manifestado por la alta tasa de paro juvenil en España ni tampoco por el cierre de negocios ni por las abusivas subidas de impuestos. Pero arden las calles y desean la muerte amparándose en sus libertades. Definitivamente, una parte de esta generación anda muy pero que muy perdida.
Hace justo un año que empezó toda la crisis con la pandemia. A posteriori nos dejaban caer que el 8-M fue un gran error, pero lo dicen con la boca pequeña y nos querían hacer ver en ese momento que nos iba la vida en ello. Y resulta que en este año 2021 siguen con el mismo discurso. Ya tenemos a todas las feministas de salón pidiendo las movilizaciones en las calles. Todo esto acontece mientras la economía se derrumba a pasos agigantados a la vez que no nos podremos juntar hombres y mujeres en post de la igualdad real en derechos. Abiertamente siempre pregunto lo mismo y no hallo respuesta, que alguien me demuestre un solo derecho que tenga el hombre en España del que carezca la mujer. Aún nadie me ha sabido responder a esa cuestión.
Asimismo, entre tanto se demoniza en el Congreso de los Diputados por la Proposición de Ley de Violencia Intrafamiliar presentada por Vox. Si nos parásemos a leer la LIVG y la citada propuesta, entenderíamos como la primera, aparte de discriminatoria con los hombres, también lo es contra colectivos como LGTBI y en cuanto a lo relacionado con los menores. Y la segunda, aparte de aumentar las penas, incluso proponiendo cadena perpetua revisable para el agresor, no discrimina en géneros, ni tampoco en parentesco. Es decir, da igual si la acción la comete un hombre hacia una mujer o viceversa, si es un padre o una madre hacia sus hijos, si la violencia se da en el ámbito de una relación homosexual, estará igualmente castigada.
Entonces si está ley es más inclusiva, ¿por qué ese desprecio por parte del resto de formaciones políticas? A mi entender es sencillo. Con esta ley se pondría de manifiesto las carencias de la LIVG, entre ellas la desprotección que sufre la mujer en la actualidad y la forma en que se vulnera sistemáticamente la presunción de inocencia del hombre. Aplicando la segunda al no diferenciar entre géneros y endurecer las penas para las acciones habría una mejor protección para ambos.
¿Qué ocurriría entonces? Fácil, que se desmontarían ipso facto todos los chiringuitos creados alrededor del Ministerio de Igualdad, este ministerio incluido. También se protegerían a los menores de manera más activa, tanto de los malos padres como de las malas madres (si sorprendentemente en igualdad) y entrarían en las estadísticas las violencias ejercidas en el seno de las parejas homosexuales, así como la violencia ejercida de mujeres a hombres. En resumidas cuentas, que se les acabaría el chollo a los progres, y eso no les interesa. El 8M volvería a ser el día de la mujer, sin más connotaciones, por ende, empezaría a volver a representarnos a todas y no solo a unas cuantas que siguen sin abrir los ojos engañadas en el redil.
Para finalizar, como anécdota os quiero contar que llevo unos cuantos días en los que recibo mediante la plataforma Twitter respuestas de niñas de 15 y 16 años agradeciéndome que gracias a mis tuits (y el de otras tantas como yo) se animan a opinar de manera libre. Oh, todo poderosas las ‘feministas’ que consiguen el efecto contrario y que saldrán un año más el 8M para vender falsos mantras y para realizarse fotos de postureo. Siento decir a las que están adoctrinadas que el actual movimiento no me representa y que las mujeres que lucharon en realidad por nuestros derechos fueron aquellas que eran: trabajadoras, cultas y respetuosas. Por el contrario, unas cuantas que acuden a esos eventos acaban siendo un atajo de vagas, incultas e irrespetuosas que, gracias a ellas, seremos la generación peor preparada.
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