Vividores

Llegó el 1 de mayo; día del trabajador, día del trabajo y el día de los sindicalistas que no dan palo al agua, la fiesta grande de los que se van de mariscadas a costa de los que dicen defender. Esos, que han pasado el año más duro para los trabajadores, el año en que más vulnerables han sido, el año que más han necesitado del asesoramiento de los que se hacen llamar los defensores de los trabajadores han estado encogidos bajo la manta y refugiados en casa. Los liberados sindicales, esa élite en la que en su gran mayoría no han tenido ni el valor, ni la generosidad de volver a trabajar y dejar su papel de liberados cuando más falta hacía un par de manos más en sanidad, por ejemplo. O asesorando a los trabajadores en ERTE, todo han sido incógnitas, miedo, no recibir la prestación, ¿el SEPE registró los datos bien? ¿la empresa se confundió? ¿por qué no me llega nada? Este ha sido el nivel.

Pero tranquilos…con la primavera llega el 1 de mayo, el mes de las flores, y el mes del rebrote sindical, cual amapolas renacen en la campiña social. Presurosos por hacer acto de presencia, no perdieron ni un segundo de su tiempo en negociaciones, porque ya están firmadas de antemano. Se conforman con seguir manteniendo a los trabajadores en ERTE y que no sean despedidos, así los mantienen en un limbo para no ser contabilizados como parados. Pero ¿para qué? Si las empresas no van a poder subsistir, acabarán cerrando. Y los sindicatos parecerá que han hecho un gran trabajo.

Pero nadie cuenta que, en plena pandemia, con escasez de recursos y españoles pasando horas en las colas del hambre para conseguir unos pocos víveres, a los sindicatos se les ha subido un 56% la partida para subvencionarles y que puedan irse a comer mariscadas en comandita, mariscadas que están recolectadas por humildes trabajadores y servidas por camareros a los que ahora se les ha prohibido o limitado trabajar, dependiendo de la zona geográfica en la que degustes el manjar.

El Día del Trabajador, los sindicatos de toda la vida se han apresurado por desplegar y colgar pancartas en los balcones de los ayuntamientos. Han utilizado un espacio público de todos para el beneficio de unos pocos…pero, al fin y al cabo, es su forma de actuar normalizada e interiorizada por todos. ¡Esto sí que es peligroso! Encima que no te defienden y se permiten malgastar el dinero de todos en sus celebraciones, les estamos agradecidos… ¿síndrome de Estocolmo?

Ya está bien de tomar el pelo a los españoles, ¡por Dios! El que quiera sindicato que se lo pague, los sindicatos, los partidos políticos y todas las entidades subvencionadas y parciales, deben financiarse con las cuotas de sus afiliados. No es justo que todos los españoles les financiemos la asociación a unos pocos. Se debe reducir el chupopterismo político institucional, de este modo habría posibilidad de financiar otras partidas realmente productivas y para todos.

Me apenó ver cómo los sindicatos del ostracismo laboral, sí tenían el 1 de mayo sus medios de propaganda listos. La prensa subvencionada dio cuenta de ello, sacando artículos presurosos, pues la alianza de vecinos se hace para no perder el territorio común, y defenderse entre aliados contra el enemigo común. En este caso se trata de Solidaridad, que viene pisando fuerte, con cerca de 12.000 afiliados en unos pocos meses de vida, cautiva a los trabajadores por decir las verdades como son, sin medias tintas. ¡Se arremanga y al tajo! De los trabajadores del estilo de siempre.

¿Van a defender tus derechos los sindicalistas de alfombra roja? Solidaridad defiende a los trabajadores y a las familias, sueldos justos, recuperación de la industria, de la agricultura y ganadería, defensa en las fronteras… En definitiva, sentido común frente a este Gobierno.

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