Libres

Somos libres, o eso parece la sensación de la mayoría de la población, libres pero presos, aun así, la sociedad española tiene la memoria de un pez. Libres en unas taifas más que en otras, pero al fin y al cabo prisioneros de un Gobierno sin piedad, ni principios, ni conciencia.

La libertad no es que se abra un poco la mano férrea de las restricciones, la libertad es un estado amplio y global en el que cada uno es responsable de sí mismo. Ahora parece que debemos estar agradecidos a los que llevan más de un año apretando la soga alrededor de nuestro cuello en una suerte de asfixia continuada y agonía interminable. Pero claro, la resiliencia de los españoles ha crecido. Hemos pasado de no saber el significado de la palabra, a tener resiliencia a capazos, en todos los títulos de los proyectos del Gobierno está presente… tengo una duda, ¿la resiliencia puede ser circular, inclusiva y ecosostenible? ¡Sería la bomba! Y es que con estos palabros del neolenguaje que sólo unos pocos snobs entienden pero que son lo más para incluir en conversaciones de altura o en los telediarios, se les llena la boca a estos personajes impostados, que la mayoría no saben hacer la o con un canuto.

Esta semana me siento circular, ecosostenible y exclusiva, ¡así es! Me siento genial y resiliente porque he sabido adaptarme a las contrariedades de la vida diaria con un resultado exitoso, he sacado pecho y aquí estoy preparada para seguir luchando. No me siento inclusiva, de joven quizás, aunque la verdad es que no soy de grandes grupos de gente, más bien soy exclusiva, y según van pasando los años la exclusividad se va agudizando y elijo con más tino a mis allegados. Lo de sentirme circular me mosquea, la verdad. Hombre no estoy delgada, pero tampoco hecha un círculo. Este palabro no me gusta, que lo sepan ustedes. Lo dejo apartado por si en un futuro, con las vueltas que da la vida, me hace falta.

Ecosostenible tampoco me agrada, pues liga la agenda 2030 a todo el espectro que nos rodea y yo no soy globalista, con lo cual este palabro lo pongo en cuarentena, pero una cuarentena de las de verdad, no como las de la vida moderna que se llaman cuarentena y son 10 o 15 días. Este desparrame léxico ha sido para demostrar que no somos libres, estamos más atados que nunca, pero se empeñan en desplegar campañas de humo intenso para hacernos difícil la visión a medio y largo plazo. Después de la enorme mortandad, parece que nadie muere ya por COVID. Después de la crisis económica y social, ya solo importa la vacunación y las restricciones que se van levantando. Que si los grupos de edad de vacunación, que si ya veremos en 15 días el aumento de los casos de contagio… ¿acaso no era previsible tampoco? El fin del estado de alarma llega por que Pedro Sánchez sabe que se ha pasado 3 o 4 pueblos y ya no van a picar más el anzuelo de la prórroga. Entonces, no hay plan post estado de alarma, es un sálvese quien pueda, igual que siempre.

En unos días culparán a las personas que gozan de la movilidad recuperada del aumento de contagios, y así no prestaremos atención a la subida de impuestos más bestial de la historia. Pero los españolitos estarán contentos en su burbuja feliz y agradecida. De vacaciones en la playa y anestesiadas las mentes, a base de telediarios y discursos baratos demonizando a los que anuncian las verdades como puños, avisando de los planes del Gobierno, de que nos estamos empobreciendo y ellos nos miran desde arriba, por encima del hombro con despotismo y sin el más mínimo ápice de condescendencia hacia los que les estamos haciendo la vida fácil a un precio demasiado caro.

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