Votantes y votontos

Como bien sabéis, la semana pasada tuvieron lugar las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. En el artículo anterior traté sobre la importancia que tenía que la derecha se uniera, ya sea en un gobierno de coalición o en políticas para derrocar a la izquierda. Hoy quiero tocar el tema de los votantes de estas formaciones, que los hay por cierto de dos tipos, votantes y votontos.

Es lamentable moverte por redes sociales y ver como mucho votante del PP demoniza al de Vox como si fueran igual o peor que Podemos. Entiendo el caso contrario porque este PP que reniega de su condición diestra -tildándose ellos mismos de ‘centro-derecha’- se ha vuelto tan ‘progre’ en algunas cosas que el desencantarse con ellos es entendible, pero aún con esas, al votante de Vox le diré que no hay que malgastar la voz o los dedos demonizando a un partido con el que más tarde o más temprano tendrás que negociar. Votantes del PP y de Vox: hay que tender puentes como así lo hizo Ayuso años atrás cuando sacó la cara por la formación de Abascal. El buen votante de las dos formaciones puede discrepar con algunas políticas del partido contiguo y no pasa absolutamente nada. Sin embargo, el votonto es aquel que se dedicará a sacar las uñas contra ese ‘hermano’ –ambos son de la misma corriente política, conservadora- como si fuera el demonio personificado.

Los votontos son aquellos fanáticos que no admiten que su formación tiene lagunas, me da igual si es para hablar del votonto del PP o de Vox, porque votontos los hay en los dos lados. La política son estrategias, buscar alianzas e intentar consensuar los unos con los otros. Votontos los he conocido siendo, desde gente de la calle obrera hasta periodistas de toda índole y jerarquía que cuando les preguntas que cosas malas tiene su partido, estos te ponen cara de asco y te meten alguna etiqueta o simplemente cuestionan tu forma de pensar “porque eres joven”. Pues igual, esa misma juventud, hace que no sea un fanático como lo son otros y esa misma sea la que provoque, que lo mismo voto a un partido que a otro sin necesidad de posicionarme indefinidamente por ninguna formación.

Os contaré una anécdota graciosa. Cuando he sido crítico con Vox, más de uno me ha catalogado de ‘podemita’ o de que soy afín a este PSOE de Sánchez y, por el contrario, cuando he criticado a la izquierda –esta izquierda actual me genera repugnancia, la de los años 90 con sus defectos, me parecía respetable- los improperios que he recibido han sido de aúpa tales como: facha, fascista, machista… y podría decir unos cuantos más pero entonces esto ya no sería un artículo de opinión sino la biblia.

A los votontos de la derecha –que no a los votantes de bien- les quiero decir que dejen de tratar a las formaciones políticas como si estas fueran equipos de fútbol. De ellas, de todas sin excepción, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que en algo acabará discrepando, algo lógico y razonable. Mi patrón como periodista es trazar puentes entre los partidos de una misma corriente ideológica, con esos con los que en un principio simpatizaré en cuestiones y porque obviamente, ya desde el minuto 1 en el que me gradué como periodista, me vi obligado ‘moralmente’ a posicionarme por uno de los dos espectros –aunque no me gustase la idea, pero el negocio del periodismo es lo que tiene, tú puedes ser versátil pero los medios de primera línea o son de izquierdas o de derechas, no hay otra- mientras que mi patrón como persona de la calle, ciudadano de España y del mundo es pensar que, hoy por hoy, no voto al partido más bueno sino al menos malo dentro de todos los existentes en nuestro país.

‘Votontos’, espero que tras estas palabras os reconvirtáis en ‘votantes’. España es lo que necesita en este momento para cuando se celebren en un futuro –creo que no muy lejano- unas elecciones generales. Necesitamos que el votante liberal y conservador sea pensante, más cerebral que emocional, que estos no casen para toda la vida por un partido político y que admitan abiertamente y de manera reiterada, los defectos que tiene esa misma formación por la que se sienten representados. El día que eso suceda, los votontos desaparecerán y quizás ese sea el momento en el que me sentiré orgulloso de ser un votante libera que lo mismo vota a un partido que otro.

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