La honestidad política según Cervantes

A pocos les parecerá complicado entender que el poder de una encuesta en la población, a pesar de no ser un hecho vinculante, tiene más poder que el que representa la voluntad individual de cualquier partido político siempre que éste en particular no tenga una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Como estamos en una legislatura de minorías, nunca mejor dicho, el efecto de estas consultas puede ser debastador o encumbrador. Y bien lo saben el PSOE y Tezanos, a quién buen recaudo puso Sánchez el cuidado de los resultados de las previsiones en las consultas oficiales.

Tanto es así el impacto de las consultas en la opinión pública que los separatistas catalanes no dudaron en imponer una de forma ilegal dándole carácter de popular y decisiva mediante un referendum cuyos datos ya manejaban de antemano y cuyo control de resultados era más que evidente. Una pantomima absurda con el único fin de provocar al Estado y reflejar en el ámbito internacional una represión inexistente más allá de la defensa de las leyes y normas que todos nos hemos dado y el cumplimiento constitucional de las mismos.

El Gobierno ha previsto conceder el indulto a los sentenciados por esa misma afrenta del 1-O en Cataluña. Y lo va a hacer, anunciándolo a bombo y platillo con antelación para poder así manejar los tiempos y controlar el proceso de asimilación y poder explicar con un razonamiento apto sólo para adeptos o para ignorantes en el ámbito de la cultura política más elemental que lo que hacen lo hacen porque es lo mejor. ¿Lo mejor para quién o para quiénes? Evidentemente lo mejor para sus socios de Gobierno y para aquellos que apoyan su continuidad. Y es que esta decisión forma parte evidente del precio pre pactado con los grupos independentistas para garantizar la continuidad del Gobierno que más ha hecho contra la igualdad de todos los españoles mientras defiende lo contrario.

Y frente a su decisión pactada con aquellos que son los enemigos del Estado y que son los que parecen estar marcando las acciones del Gobierno, su presente y su futuro, encuestas reflejan que en torno al 80 por ciento de los españoles rechazan esa decisión de indulto, nada más y nada menos. Más del 70 por ciento de los socialistas, de sus votantes, rechazan esa idea, pero sin ella la continuidad de este Gobierno sin el apoyo de los secesionistas sería imposible.

Yo siempre dije que, en política, como en el resto de la vida, no es malo tener ambiciones, buscarlas, perseguirlas y conseguirlas; el problema está en el precio que algunos son capaces de poner a sus ambiciones personales. La ambición de este Gobierno de mantenerse pasa muy por encima de los deseos de la mayoría de españoles y hasta de la mayoría de los socialistas, dejando de ser un proyecto de partido para ser un objetivo personalista de la cúpula de un partido que con ello sólo demuestra la indignidad de la avaricia y la falta de representación de la voluntad de los ciudadanos.

Y esto, democráticamente, está muy por encima, si aún cabe, de la propia legislación, del Tribunal Supremo y del Constitucional, de si los políticos presos se han arrepentido o no. Pero es que si, encima, no se han arrepentido e incluso han dicho que lo volverían a hacer, la acción del Gobierno desborda los límites de la barbarie, de la auto flagelación, del atentado contra los derechos de los ciudadanos a los que dicen representar. Y esto lo permita o no la Ley.

Ya lo dijo Séneca: «Lo que no prohíben las leyes debe prohibirlo la honestidad». Ciudadanos, estamos ante un Gobierno deshonesto y eso es un peligro para la integridad territorial del país, para la integridad de nuestras relaciones con el resto de Europa y del mundo (véase el caso Marruecos), y es un peligro para nuestros derechos y para nuestros bolsillos. Aquellos que se les hace la boca enorme hablando de conceder derechos no dejan de pisotear aquellos de los que no hablan como derechos. La única obligación de un ciudadano para este Gobierno es pagar impuestos por encima de sus posibilidades y de las posibilidades de la propia economía.

El resultado de todo esto no lo veremos sólo en las encuestas, lo veremos en las cifras de paro a partir de octubre, en la quiebra de empresas, en la ruptura del débil sistema productivo, la ruina de muchas familias, el súper rescate de la Unión Europea, el control poblacional a través de leyes de control y el control de la Ley a través de intentar atar al sistema judicial, y lo veremos en las urnas. Ellos lo saben y están haciendo lo posible por retrasarlo. Iglesias lo sabe y aprovechó para salir huyendo y salvarse de la quema. Lo saben y harán y están haciendo lo imposible por impedirlo. Si no, que se lo digan a los futuros indultados.

«La honestidad es la mejor política». Miguel de Cervantes Saavedra.

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