Fronteras

«Una frontera puede marcar los límites de un país, de un régimen y hasta de una civilización”. Posiblemente sean las tres cosas a la vez. Este es el caso específico de Ceuta y Melilla, que no solo separan dos países, sino que también dos civilizaciones muy diferentes. Esta situación siempre ha colocado a España ante una responsabilidad importantísima y muy comprometida.


Esta frontera actual, separa la democracia de una tiranía y a la Europa moderna de los regímenes más autoritarios y arcaicos conocidos. Además, en el nuevo orden mundial, estos estados se aprovechan de su localización estratégica y juegan con apoyos de grandes potencias, poniendo en peligro a veces el frágil equilibrio que existe. Es necesario, ahora más que nunca, un Gobierno fuerte y decidido, y el actual presidido por Sánchez es débil y de muy baja influencia a nivel internacional.


Su deriva y los acercamientos a países como Venezuela y Cuba, el abandono de las relaciones internacionales más naturales y estratégicas, su debilidad parlamentaria, con apoyos de partidos antinacionales con clara tendencias separatistas y además, sumido en una profunda crisis ideológica
, donde el socialismo nacido del Pacto Constitucional del 78, ya ha perdido si identidad con una tendencia claramente comunista radical, hacen que la imagen proyectada al mundo sea de que España es débil y fácil de “manejar”.


Ya a lo largo de la reciente historia, hemos visto los intentos de Marruecos de desestabilizar sus fronteras con España; en Octubre del 1975 con la Marcha Verde, cuando el Gobernador Gómez de Salazar ordenaba la evacuación del Sahara Español ante la ya decadente influencia del General Franco agonizante y la incapacidad de sus políticos y el segundo, durante el Gobierno de Aznar con la isla Perejil en julio del 2002, donde las Fuerzas Especiales Españolas, desde la Base de Rabasa, desalojaron a las Fuerzas Marroquíes ( del 11 al 20 de julio ).


No obstante, la actual situación de mala relación con Marruecos, no solo se debe al ya conocido incidente del traslado a una clínica de Logroño del líder del Frente Polisario y enemigo de la Monarquía Marroquí, Brahim Ghali, con pasaporte falso y todo tipo de ocultaciones que ha hecho llamar a consultas a las embajadas con declaraciones amenazantes de Marruecos, también tenemos que destacar las declaraciones públicas del anterior Vicepresidente, Sr. Iglesias y líder de Podemos, reconociendo la Independencia y autodeterminación del Sahara Occidental. Además, se han realizado recientes declaraciones del prófugo Puigdemont, que desde su refugio pide a la U.E. que renuncie a defender su integridad territorial y que España y Marruecos negocien para “devolver” las colonias de Ceuta y Melilla a Marruecos.


Sobre toda esta “grotesca” e injusta situación se producen graves errores históricos; Ceuta y Melilla y gran parte del Norte de África pertenecen a España desde que Pedro de Estopiñan hizo ondear el estandarte de la Casa Ducal de Medina Sidonia en el año 1497 y en el Reinado de Carlos III por el 1775 sufrió el ataque infructuoso de Mohamed III.


Ahora y ante esta debilidad política, internacional e institucional el Reino dictatorial de Marruecos, vuelve a intentar desestabilizar las fronteras de Ceuta y Melilla, mandando a jóvenes, mujeres y niños a una aventura incierta y peligrosa. Pero lo que oculta y no manifiesta abiertamente, es su intención constante de anexionarse Ceuta y Melilla, como también sigue intentando hacerlo con las aguas territoriales de las Islas Canarias. Es ahora cuando España necesita un Gobierno fuerte, estable y con apoyos internacionales de prestigio, y no hay otra forma que adelantar elecciones y expulsar del Parlamento los Partidos que buscan la división y ruptura del Orden Constitucional del 78.

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