Nos intentan engañar a toda costa y poquito a poco, para que no lo notes. No es nada nuevo actuar así porque recuerdo perfectamente cómo ya el dirigente comunista italiano Antonio Gramsci (1891-1937) acuñó los términos y formas para imponer en el mundo el marxismo cultural. Esta estrategia persigue introducir el comunismo en Occidente sentando sus bases en la esfera cultural y educativa sin que te des cuenta, hecho que está consiguiendo llevar a cabo en nuestros días con un gran éxito. Dicha estrategia consiste en cambiar la percepción de la realidad en toda una sociedad con una labor incesante de ingeniería social dirigida principalmente, a establecerse en la cultura y en la educación, que no es otra cosa, que el gran bastión que sostiene a la democracia, el fin más codiciado a destruir por este comunismo oculto.
Las libertades clásicas más esenciales como puedan ser las de expresión, circulación, pensamiento están siendo sustituidas por otras mucho más destructivas que no son tales, son sucedáneos de libertad con la única pretensión de autodestruirnos; aborto, eutanasia, identidades sexuales, promiscuidad… todo ello disfrazado del buenismo que tanto le gusta a esta degenerada izquierda porque introduce sus tentáculos en aquellas mentes en las que ni siquiera soñaban conseguir entrar. Tenemos claudicaciones constantes con sus imposiciones ideológicas en el PP, una y otra vez, una y otra vez, vuelta con lo mismo. Esta izquierda depredadora está muy satisfecha con ello, les interesa sobremanera una oposición semejante que cuenta con unas actuaciones que se rinden a sus ideologías y a sus pretensiones de dominio globalista, totalmente cobarde y servil. Efectivamente, están contentos de contar con Casado y su oposición blandita para no hacer «pupita».
El pensar libremente por uno mismo viene siendo castigado continuamente. Solo puedes pensar lo que a la izquierda supremacista le convenga. Los ejemplos los podemos comprobar a diario, os voy a dar varios de ellos; niegan a los padres el derecho de educar a sus hijos según sus convicciones, la intención de la izquierda es ofrecerles a los niños y a los jóvenes contenidos “educativos” basados en sus ideologías radicales. Otro ejemplo; tipificar los delitos de odio con sus estereotipos sexistas y racistas con el fin de impedir o censurar manifestaciones que atenten contra sus privilegios. Son muy conocidos sus diferentes intentos de etiquetar a Vox siempre de manera despectiva y dentro de sus parámetros acomodados hacia ellos mismos. Y otro ejemplo sería la promoción al acceso o no de ciertos contenidos culturales en Internet regulado por grandes empresas afines a esta izquierda perversa de mentes inocentes. Son importantes grupos de amigos que se hacen ricos a costa del régimen.
También nos vienen restringiendo la libre circulación mediante pretextos cambiantes a sus modas y antojos, pretextos como los sanitarios, fiscales o ecológicos. Estos últimos nos restringen la movilidad de vehículos de combustión fósil o los vuelos domésticos de corta distancia. Las limitaciones al uso del dinero en efectivo no se quedan atrás ya que les facilita la tarea de tenernos localizados según nuestros movimientos económicos existentes en grandes bases de datos corporativos.
Pero ¿por qué crees que este social-comunismo sigiloso pretende acabar con estas libertades? Por lo mismo de siempre, porque las libertades que nacen del pensamiento son libertades amplias y abiertas, son libertades impredecibles, son casi ilimitadas, son libertades que no se pueden controlar. Lo contrario a lo que les interesa. A ellos les conviene más tener a las masas enrocadas en el individualismo y bajo un pensamiento único que les favorezca, aunque para ello tengan que buscarse a un enemigo amenazante, ultrajador, omnipresente e… invisible denominado “ultraderecha”.
Al poder político que dirige el social-comunismo le trae muy sin cuidado que tú abortes o no, que te cambies de sexo o no, que seas feminista o no. Pero promoverá tu “derecho” a tomar ciertas decisiones vinculadas a ello en la medida en que esto le permita restringirte, más si cabe, tu libertad de pensamiento sin que tú protestes por ello e incluso, además, te sientas infinitamente agradecido. Si nunca te has tenido que enfrentar a un señalamiento por una de tus ideas, tal vez pienses y opines dentro de sus límites y márgenes, tal vez pienses lo que a este gobierno le interesa, llevas puesta su mordaza y no eres libre para pensar por ti mismo.
Be the first to comment