Carlotiña y el bajón de Sálvame

No todo es política en Minuto Crucial y quien me conozca sabe que suelo alternar el tema de la política con la prensa del cuore. Seré de los pocos directores de medios que hacen eso, pero desde luego, me siento orgulloso de ello porque mis lectores ‘cotillas’ también tienen derecho a conocer todo lo referente al corazón en particular y a la televisión en general. En esta semana, la de nuestro regreso en activo, es cuando retomo la sección de Minuto Cotilla para opinar sobre una de las presentadoras ‘estrella’ -estrellada- de T5, Carlota Corredera y el programa Sálvame.

Como bien sabéis, el programa de ‘La Fábrica de la Tele’ está en horas bajas. El share que tiene cada vez es menor, no le acompaña para nada. De hecho, la semana pasada, los hashtag #CarlotaHundeSálvame o #CarlotaNoEsFeminista fueron “trending topic” en la red del pajarito. Desde luego que la gallega ha dado motivos para ello. El programa de cotilleos por excelencia de la cadena de Fuencarral ya no es lo que era. De ser el rey televisivo de las tardes, a ser comido por la telenovela turca de Antena 3. Deprimente es poco, y que esto suceda exclusivamente por cambiar la línea de Sálvame es totalmente merecido puesto que, en la actualidad, el programa parece una sucursal de la izquierda. En unas ocasiones parece que rema en favor del PSOE y en otras de Podemos y cómo no, de vez en cuando lanzando pildoritas contra los partidos de la derecha española.

Ya es deprimente que las ‘turkadas’ se trituren a un Sálvame, pero es lógico que esto suceda por la bazofia en la que se ha convertido el producto máster en cotilleos por antonomasia. He de confesaros que, hablando de Turquía, de lo único que soy fan es de su gastronomía. Donde esté un buen kebab, durum o pedrata, que se quite el Yamal de turno o la ‘Tierra Amarga’, que amargar, me amarga bastante ese tipo de género. En confianza os diré que una de las pocas telenovelas que este menda se ha ‘comido’ con gusto es la de Betty la Fea.

Volviendo a Carlota Corredera, es lógico que la telenovela gane a Sálvame Diario, Naranja, Tomate, Pepino o Calabaza y demás hortalizas teniendo en cuenta el contenido y las formas que están teniendo últimamente, la verdad que dejan mucho que desear y todo por la politización constante que se da en el programa. Hoy en día, si tuviera que elegir entre hacer una maratón de la serie más cutre de la historia de la televisión, o tragarme el ‘Sálvame Político’ del día, tenedlo por seguro que antes me decanto por lo primero ya que en el mejor de los casos ese maratón de series podría servirme como oxímoron para echarme una buena cabezadita en vez de visualizar un Sálvame en donde no paran de hablar de feminismo, patriarcado y otras tantas absurdeces varias.

En cuanto al fracaso de audiencias se refiere, es verdad que toda la culpa no la tiene Carlota Corredera, pero seguramente un alto porcentaje de ello sí. La gallega, antes tenía una actitud más agradable y campechana, en aquellos tiempos en los que era la directora, incluso en las primeras semanas que ejercía como presentadora de Sálvame. Sin embargo, desde que comenzó la sección de ‘Con M de Mujer’, Carlotiña comenzó a sacar sus pildoritas feministas jugando a ser todo un referente del feminismo, y lo peor de todo es que ella se creía la Juana de Arco de turno. Aunque el cénit de su egocentrismo irrumpió con el docureality de Rocío Carrasco, en este instante en el que directamente ya catalogaba a la hija de ‘La Más Grande’ como una víctima de ‘viogen’ y a su vez al ex como lo peor, vulnerando la presunción de inocencia que toda persona debe tener si no hay condena de ningún tipo.

Con el transcurso de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ y, posteriormente, al finalizar el documental, es cuando comienzo a ver en ella una serie de actitudes altivas. Gestos desafiantes, expresiones de tiranía y totalitaria con el que discrepaba con su postura. Carlota con ese tipo de acciones daba la sensación que se veía con la misma estrella que Jorge Javier Vázquez o incluso en ocasiones creyéndose aún más que él. Pero la perspectiva de uno no tiene que ver con la realidad objetiva, puesto que el desparpajo que tiene el catalán -nos guste o no nos guste su persona- nada tiene que ver con los amagos de carisma que intenta desprender la propia Carlota sin éxito alguno.

Está claro que los presentadores, periodistas y comunicadores que hay en los medios de comunicación, para intentar despuntar, cada uno planifica su propia estrategia hacia el éxito y por lo que he estado viendo respecto a Carlota, la suya es venderse como referente de ese feminismo que nos quieren implantar las grandes élites globalistas o la izquierda actual. A la presentadora-directora de Sálvame en cuanto a estrategias, yo le diría lo siguiente desde la humildad y la sencillez. El grande no necesita ir de referente de nadie sino que son los demás quienes le hacen referente y lo acaba siendo en base a su talento, carisma y brillo. Se puede tirar en favor del discurso buenista para captar adeptos pero la mejor manera de hacerlo es siendo uno mismo.

No soy psicólogo ni tampoco vidente pero lo que sí contemplo como espectador es que cada vez que la veo en televisión es que Carlotiña nos pretende vender por delante de las cámaras una seguridad inexistente y eso hace flaco favor a su imagen televisiva y también hacia su persona. Detrás de las cámaras, probablemente, sea una mujer plagada de inseguridades que llorará por la cantidad de detractores que le han salido y todo por culpa de su falta de imparcialidad. Creo que con el paso del tiempo, -semanas, meses o algún añito- la propia Carlota va a descubrir el monstruo que sin querer a ido moldeando entorno a su figura y todo por no haber sabido gestionar ese ego que tiene y que, en honor a la verdad, no todo el mundo es capaz de controlarlo en estos mundos de la prensa, radio o televisión, así que en el fondo, siento más pena que otro tipo de sentimiento más ‘oscuro’ u ofensivo por ella.

Para finalizar con mis impresiones, quiero efectuar una crítica constructiva tanto a Carlota Corredera como al programa Sálvame. Espero que dejéis de lado los temas relacionados con las cuestiones políticas para retomar los concernientes con el entretenimiento y el humor para que volváis a ser ese espacio que, a pesar de contar con detractores, llegó a amenizar las tardes a muchos ancianos, trabajadores, parados o personas ingresadas en los hospitales de nuestro país. Ese Sálvame es el que causó furor dentro de la televisión y no el de ahora en dónde politizáis todo con tal de captar adeptos y en esta vida no todo vale con tal de sacar pasta a mansalva.

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